Había transcurrido una semana completa, y Law seguía sin abrir los ojos. El ritmo constante de la máquina monitorizando sus signos vitales era lo único que llenaba de sonido aquella habitación en la clínica. A pesar de que su cuerpo comenzaba a mostrar signos de recuperación, permanecía inmóvil, sumido en ese letargo inexplicable. Cada latido marcado en la pantalla era una promesa de vida, pero también un recordatorio de su fragilidad. Luffy se negaba a apartarse de su lado, con los brazos cruzados y la cabeza inclinada hacia adelante, como si con su mera presencia pudiera convocarlo de vuelta a la conciencia.
No importaba cuánto Chopper insistiera en que debía descansar. El médico, con una mezcla de preocupación y cansancio en su voz, se acercaba cada cierto tiempo para revisarle la temperatura, ajustar los sueros o simplemente quedarse en silencio al lado de Luffy. Pero nada de lo que decía o hacía lograba convencerlo de abandonar la habitación.
Finalmente, después de una nueva ronda de observación, Chopper suspiró resignado.
—Luffy, Law se está recuperando. Su cuerpo solo necesita tiempo—dijo con voz suave, como si intentara calmar la tempestad de emociones en el interior del capitán—. Lo más importante es que tú también te mantengas fuerte. Sal un momento, come algo. Estaré aquí vigilando
Luffy no respondió. Se quedó mirando a Law, como si estuviera esperando ver un parpadeo, un gesto, cualquier señal que indicara que había vuelto. Pero todo permanecía inalterado.
Habían vuelto a East Blue, dejando atrás las aguas turbulentas del Grand Line para intentar darle a Law un lugar más seguro donde recuperarse. Pero, a pesar de la relativa calma del mar en esta región. La tripulación entera compartía un silencio pesado, casi solemne. Sabían que Luffy no se apartaría del lado de Law hasta que este despertara. Así que cada uno de ellos había asumido la responsabilidad de seguir adelante con las tareas necesarias.
Mientras tanto, en una oficina del castillo Nami seguía concentrada en las escrituras del Poneglyph que habían logrado descifrar con tanto esfuerzo. A pesar de la emoción inicial, trazar la ruta se había vuelto un proceso exasperante. Había lugares que parecían estar fuera del alcance del sentido común, destinos imposibles de alcanzar con la mera intuición o con mapas convencionales. Nami repasaba una y otra vez cada detalle, intentando encontrar un patrón en aquel laberinto de inscripciones arcanas.
—Esto es un laberinto—gruñó, apretando la mandíbula mientras arrugaba un papel lleno de anotaciones y lo arrojaba al suelo—. Cada vez que pienso que tenemos una pista clara, aparece otra que lo complica todo. Es como si estos lugares se estuvieran moviendo o... o como si estuvieran ocultos
Robin, quien observaba en silencio desde un rincón de la cubierta, se acercó despacio. Colocó una mano sobre el hombro de Nami, ofreciéndole un apoyo silencioso.
—No te desesperes, Nami. Estos Poneglyphs han estado perdidos por siglos. No se espera que los descifremos en una semana. Lo importante es que seguimos avanzando, aunque sea a paso lento
—No es suficiente—replicó Nami con frustración, su voz vibrando con un matiz de impotencia—. Law arriesgó su vida por esto. No puedo permitirme fallar ahora
—Y no lo harás—aseguró Robin con firmeza—. Todos estamos aquí por una razón. Si seguimos juntos, encontraremos la forma
El viento soplaba suavemente, agitando los cabellos de ambas a través de la ventana abierta, trayendo consigo el aroma del mar y una sensación pasajera de calma. Robin mantuvo su mano sobre el hombro de Nami por unos segundos más, transmitiéndole apoyo silencioso.
Nami suspiró, exhalando el cansancio acumulado durante días de arduo trabajo y la constante preocupación. Pero las palabras de Robin resonaron en su mente como una promesa. Sí, estaban todos juntos. Y no podía dejar que su frustración personal los afectara.

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EL HARÉN DEL REY: 𝙴𝙻 𝙸𝙽𝙸𝙲𝙸𝙾
FanfictionTrafalgar Law se ve arrastrado a un destino cruel y despiadado, intercambiado como una mercancía en un oscuro pacto para convertirse en el concubino del pirata más poderoso de todo East Blue. Su libertad, su voluntad, todo sacrificado en un juego re...