𝟑𝟓

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—Quiero que me mires—dijo Law, su voz suave y seductora. La confianza de Law se hacía evidente, y Luffy no podía apartar la mirada.

Law se acercó lentamente, sus labios apenas rozando los de Luffy. La conexión era electrizante, y en un instante, se encontraron en un beso suave, lleno de promesas y deseo.

Sin embargo, antes de que Luffy pudiera profundizar el beso, Law se apartó ligeramente, con una sonrisa en los labios.

—Espera un momento, Luffy. Quiero que disfrutes de esto 

Luffy frunció el ceño, su deseo palpable, pero Law se mantuvo firme.

—Déjame mostrarte lo que tengo—continuó Law, con un brillo travieso en sus ojos.

Law dio un paso atrás, deleitándose con la vista de su esposo sentado, los ojos de Luffy ardían con deseo. Con calma y decisión, Law se giró y comenzó a despojarse de su ropa, su confianza creciendo a medida que cada prenda caía al suelo. 

Luffy, desde la cama, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, incapaz de apartar los ojos del hombre que tenía delante. Law no vestía su acostumbrado abrigo ni su sombrero; en su lugar, llevaba una delicada pieza de encaje negro, una lencería que parecía casi demasiado fina para su piel marcada por cicatrices y batallas.

El encaje negro abrazaba su cintura con precisión, adornado con pequeños lazos de satén que añadían un toque de feminidad peligrosa. La prenda se ajustaba perfectamente a su figura, delineando cada músculo con un contraste intrigante entre lo frágil del encaje y lo fuerte de su cuerpo. Los tirantes de las ligas colgaban con elegancia, creando líneas sensuales que bajaban hasta la altura de sus muslos, donde se cruzaban, como si estuvieran esperando algo más.

"Solo mírame", susurró Law, su voz baja pero cargada de una intensidad que Luffy nunca había escuchado antes. El tono de su voz reverberó en la habitación, y Luffy sintió que el aire se volvía más denso, atrapándolo. Era incapaz de moverse, incapaz de apartar la vista. Algo en Law lo mantenía ahí, como si el simple hecho de desobedecer fuera impensable.

Law se giró lentamente, dándole la espalda, revelando un nudo atado a la altura de su espalda baja, una cinta negra que se mantenía firme. "Desátalo", dijo, su tono más una orden que una petición. Luffy tragó saliva, sus manos temblando mientras se acercaba. La suavidad del encaje contrastaba con la piel cálida y firme de Law, y el contacto fugaz de sus dedos al desatar el nudo envió una descarga eléctrica a través de su cuerpo.

El nudo se deshizo lentamente, y la tela cayó al suelo en un suave susurro, dejando a Law con la lencería y una liga adornando su pierna. Ahora, sin barreras, la prenda de encaje quedaba perfectamente visible, revelando más de lo que cubría. El encaje, delicado y transparente en algunos puntos, insinuaba los contornos de su piel de una manera que hacía que la respiración de Luffy se volviera más pesada. La cintura fruncida de la prenda daba un toque provocativo, mientras que los tirantes de las ligas, que se extendían desde la cadera, parecían exigir ser admirados.

Luffy no podía dejar de observar, su mirada recorriendo cada detalle, cada curva sugerida por el encaje. El calor subía a su rostro, sus pensamientos embotados por la imagen frente a él. Había algo profundamente íntimo en cómo Law se mostraba, en la manera en que su cuerpo parecía hecho para esa prenda y, a la vez, para algo mucho más visceral.

Law permaneció en silencio, aún de espaldas a Luffy, pero podía sentir su mirada sobre él. Cada respiración de Luffy resonaba en el aire pesado de la habitación, más lenta, más profunda, como si intentara procesar la escena ante él. Law no dijo nada más, pero no hacía falta. Luffy sabía que lo único que podía hacer era observar, sentir el ambiente cargado de tensión, de deseo no expresado.

EL HARÉN DEL REY:  𝙴𝙻 𝙸𝙽𝙸𝙲𝙸𝙾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora