𝟐𝟔

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La madrugada había caído sobre el laboratorio de Vegapunk, un silencio profundo se apoderaba del lugar mientras la luz tenue de las máquinas seguía parpadeando, proyectando sombras inquietantes en las paredes. Luffy, tras haber caído en un profundo sueño en el sofá cercano, permanecía quieto, su respiración tranquila y regular. Sin embargo, Law no podía permitirse el lujo de descansar. Su mirada permanecía fija en la pantalla holográfica frente a él, donde corrían cifras y análisis complejos que detallaban el estado de Bepo y Shachi.

El tratamiento para Bepo había avanzado lentamente, pero Law sabía que el proceso era delicado. Cada minuto contaba, y cualquier error podría comprometer el progreso que había logrado. A pesar de su cansancio, Law no mostraba señales de detenerse. Había una determinación fría en sus ojos, una fuerza implacable que lo impulsaba a seguir adelante.

Se levantó del banco de trabajo, ajustando los guantes médicos mientras inspeccionaba nuevamente el tubo donde Bepo descansaba, su cuerpo sumergido en un líquido regenerativo. El tratamiento había comenzado a estabilizar sus signos vitales, pero todavía quedaba un largo camino por recorrer.

Shachi, por su parte, se encontraba en otra cápsula a su derecha. Law se acercó, revisando los datos que mostraba la pantalla junto a él. La situación de Shachi no era tan crítica como la de Bepo, pero su sistema inmune aún estaba en riesgo por la exposición a las toxinas. Law había hecho lo posible por eliminar los rastros, pero la recuperación sería lenta y prolongada.

Con un suspiro cansado, Law se frotó los ojos, el agotamiento comenzando a hacer mella en él. Sabía que no podía permitirse bajar la guardia, pero la preocupación por sus compañeros y la presión de encontrar una cura lo mantenían en un estado de tensión constante. Y aunque Luffy estaba allí, a su lado, como un apoyo silencioso, la carga de la responsabilidad pesaba únicamente sobre sus hombros.

Vegapunk, desde su puesto de control, observaba a Law con interés. Había reconocido el genio detrás de los movimientos metódicos del cirujano, la manera en la que trabajaba con una precisión inquebrantable, sin vacilar. El científico, aunque ocupado en sus propios proyectos, entendía lo que impulsaba a Law. Había visto esa misma dedicación en otros grandes mentes a lo largo de su carrera, pero lo que más le llamaba la atención era el fuerte lazo que Law mantenía con sus nakamas.

—Los niveles de recuperación de Bepo están estabilizados—anunció Vegapunk, rompiendo el silencio de la sala—. Pero necesitará estar en la cápsula al menos 72 horas más para asegurarnos de que su cuerpo responda adecuadamente al tratamiento

Law asintió en silencio, sin apartar la mirada de los monitores. Había esperado algo así, pero no dejaba de ser frustrante. El tiempo era esencial, y mantener a Bepo fuera de acción durante tanto tiempo significaba que no podrían seguir adelante con otros planes.

—Entendido—respondió Law con su tono usualmente serio, aunque su voz denotaba cansancio.

Mientras Vegapunk volvía a sus tareas, Luffy se removió en el sofá, despertando con un bostezo largo. Al abrir los ojos, su primera reacción fue buscar a Law, como siempre hacía. Al verlo todavía trabajando, Luffy se levantó y se acercó en silencio, colocándose a su lado.

—Torao… Deberías descansar un poco

Law apenas giró la cabeza para mirarlo, sus ojos reflejaban el agotamiento acumulado.

—No puedo, Luffy. Bepo y Shachi me necesitan—respondió, con una dureza que no iba dirigida a Luffy, sino a la situación que enfrentaban.

Luffy asintió, entendiendo perfectamente. Él también había pasado noches sin descanso por su tripulación, por aquellos que amaba. Sabía lo que era llevar esa carga, pero también sabía que Law no podía seguir así para siempre. Aun así, en lugar de insistir, Luffy optó por otra cosa. Se acercó un poco más y, con movimientos lentos y cuidadosos, envolvió su brazo alrededor de los hombros de Law.

EL HARÉN DEL REY:  𝙴𝙻 𝙸𝙽𝙸𝙲𝙸𝙾   𝙻𝚄𝙻𝙰𝚆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora