𝟎𝟔

280 31 4
                                    

Law hojeaba con rapidez los apuntes. Había leído los suyos y los de Chopper varias veces desde que interrogaron a Caesar. Lo había amenazado con quitarle la vida, y el hombre, temblando de miedo, había confesado. La droga, explicó, estaba mezclada con hormonas y surtía un efecto mayor cuando se combinaba con la sangre de la víctima. Además, se producía en polvo que él había desarrollado para que fuera difícil de detectar a simple vista. Incluso había añadido plantas naturales que inducían la excitación o ayudaban a generar feromonas. Tenía su origen en Dressrosa.

Law dejó caer los documentos sobre la mesa y se estiró, notando cómo sus músculos se quejaban tras tantas horas de tensión. Se frotó el cuello, tratando de aliviar el dolor, y decidió que necesitaba una ducha rápida para despejarse. Al salir del baño, aún con el cabello húmedo y una bata ligera cubriendo su torso tatuado, se encontró con Wanda, que había aparecido en silencio, como era su costumbre. Ella llevaba una tetera de café humeante y la dejó sobre la mesita.

Law aceptó la taza que ella le sirvió con una leve inclinación de cabeza. Wanda le devolvió una sonrisa tímida, aunque sus ojos lo observaban con cautela.

—Quédate un momento—ordenó Law con voz firme, sin perder el contacto visual—. Necesito que respondas algunas preguntas

Wanda asintió, notando la intensidad en los ojos grises de Law, que parecían escanear cada uno de sus gestos.

—¿Riku tiene sexo con Luffy?—preguntó, llevándose la taza a los labios, saboreando el café amargo mientras la observaba.

Wanda se removió incómoda.
—¿Por qué...?

—Es una pregunta sencilla. Sí o no—interrumpió él, su mirada penetrante haciéndola estremecer.

—No lo sé con certeza—murmuró ella, entrelazando nerviosamente los dedos—. Solo sé que Riku parece calmarse cuando está a su lado, alteza

Law asintió lentamente, como si procesara esa información, y dejó la taza de nuevo en la mesa.

—¿Y qué sabes sobre el tatuaje de Riku?

Wanda se quedó helada, sus labios se apretaron en una mueca que él no supo descifrar si era de disgusto o de enojo.

—Eso... eso no puedo decírtelo—titubeó—. Es algo que debería explicarte el rey. ¿Por qué es relevante? ¿Qué estás planeando? ¡No tienes idea de nada!—exclamó, con un temblor en la voz que delataba su angustia.

Law se recargó en el respaldo del sillón, dejando que su bata se abriera un poco, mostrando sus tatuajes con más claridad.

—Por eso te pregunto. ¿Por qué estás tan nerviosa?—Su ceja se arqueó en un gesto que combinaba sorpresa y suspicacia—. ¿Tienes algo que esconder?

—¡Basta!—gritó Wanda—. ¡No pienso seguir con esto!

—Mucho cuidado si abres la boca—advirtió Law, con una sonrisa afilada—. Podrías arrepentirte

El desagrado se pintó en el rostro de Wanda.

—No necesitas fingir tanta cortesía—continuo—desde el principio pude ver que todo esto era solo una maldita fachada—espetó, su voz cargada de resentimiento—. No te hagas la santurrona conmigo, solo advierto qué mucho cuidado sí llegan a hacer algo en su contra

Wanda alzó la mano, dispuesta a abofetear a Law, pero él la detuvo en el aire, atrapándola con facilidad. Una sonrisa burlona se dibujó en sus labios mientras sus ojos oscuros reflejaban su molestia.

—¿Ese no serías tú?—preguntó Wanda, con la voz teñida de sarcasmo. Arqueó una ceja, observando cada uno de los gestos de Law, tratando de leer más allá de su expresión imperturbable—. ¿Por qué tanto interés en Riku? ¿Celos, tal vez?

EL HARÉN DEL REY:  𝙴𝙻 𝙸𝙽𝙸𝙲𝙸𝙾   𝙻𝚄𝙻𝙰𝚆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora