Viene una de mis escenas favoritas. 😍❤️
¿Qué tal les va pareciendo?
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GABRIEL
Conduje hasta Riverside Park luego de ese mal momento con el rubio molesto, sabía que no le agradaría verme con Allison, y eso me causó satisfacción, que vaya conociendo su lugar, y que sepa quién tiene a la chica.
Este parque es uno de mis favoritos de New York, me gustaba ir por las noches a ver el Río Hudson, y como a lo lejos se ven algunas luces de la ciudad. Llegamos y nos sentamos en una de las bancas, mientras mirábamos la hermosa vista que teníamos enfrente.
– Este lugar es precioso, tenía mucho sin venir – habla Allison mirando el paisaje.
– Puedo traerte cuando quieras – le digo sin poder dejar de observarla estando ella de perfil – cuando era más pequeño venia casi todo el tiempo con mi madre, mi padre trabajaba mucho...así que cuando no estaba, mi madre y yo nos íbamos por ahí a distraernos, para no aburrirnos solos en casa – no sé cómo puedo estar diciéndole esto de forma tan sencilla, pero algo en ella me hacía hablar sin problema a veces.
– ¿Has vivido aquí en New York desde siempre?... ¿dónde están tus padres? – me pregunta con curiosidad.
Una parte de mí quería no responder a eso, pero la otra parte no tenía miedo de contárselo. Hablar de mi vida es algo que no hacía con nadie, ni siquiera con mis mejores amigos Nicolas, Christian y David, hemos sido amigos desde que estudiábamos medicina juntos, pero jamás les he contado acerca de mi pasado, bueno, solo a Nicolas, quizás él si sabía un poco más que mis otros dos amigos.
Nicolas me comprendía un poco más, éramos algo parecidos en el carácter, así que mi unión con él es un poco más fuerte que con David y Chris, aunque a los tres los quiero por igual.
Christian y David trabajan en otro hospital en la ciudad, mientras que Nicolas tiene su consultorio privado, así que por cuestión de tiempo no nos habíamos podido ver desde hace algunos días, pero ya les había platicado por mensajes y videollamadas sobre Allison.
Se sorprendieron de verme ilusionado por primera vez con una chica, pensábamos que Nicolas iba a ser el único de los cuatro en formalizar con alguien, ya que tenía una relación de seis meses con Anastasia, una chica morena muy guapa de la que estaba muy enamorado, la había conocido siendo hermana de una de sus pacientes.
– No – respondo luego de unos segundos – nací en California, luego mis padres y yo nos mudamos a Annapolis y allí vivimos unos años, a los once tuve que regresar a vivir con un tío en California, allí estudié la carrera de Medicina, y conocí a mis tres mejores amigos, ellos eran de aquí, así que cuando concluimos la carrera me vine con ellos a New York... – respondo con un poco de dificultad, esto era más de lo que habría podido decir a alguien – mi tío murió hace dos años y mi padre murió cuando tenía once... – omito mencionar el tema de mi madre, había límites que no podía cruzar y hablar de mis padres y su pasado era uno muy grande.
Agradezco que Allison no sea como Megan, que había sido insistente en que contará más cosas personales sobre mí, ella pensaba que mi forma de ser era por algún trauma que había sufrido en algún punto de mi vida, y que esa era la razón del que no pudiera ofrecerle una relación seria.
No acostumbraba a repetir con alguna chica, la excepción a esa regla fue ella, con quien además de haber tenido sexo varias veces, habíamos salido a caminar una que otra vez junto a mis amigos, la chica cogía bien, así que quise repetir una que otra vez con ella, pero fue una mala idea, porque terminó por hacerse ilusiones sobre cosas que no pasarían y comenzó a tomarse atribuciones que no le correspondían, por lo que decidí alejarla por completo, aunque ella no lo acepta todavía.
Nunca les mentí a ninguna de las mujeres con quienes estuve, siempre fui claro en lo que buscaba y ellas accedieron, no era alguien inestable emocionalmente, había sufrido traumas si, como casi todas las personas, todos luchamos con batallas internas, y si pensé en quedarme solo en algún punto, pero solo porque estaba bien con eso, hasta que conocí a Allison, así que me di cuenta que no fui así con ellas porque algo estuviera mal en mí o porque era una persona destinada a estar sola, simplemente no había llegado la persona indicada.
No me considero alguien infeliz, aún después de todo la vida me ha recompensado con pequeñas cosas, momentos de los que estoy agradecido, aprendí a disfrutar de las situaciones buenas de mi vida y a aprender de las malas, tal y como me enseñó mi tío Héctor.
Cuando aprendes a disfrutar de tu propia compañía, pero también de la de otras personas, creo que esa es la estabilidad que todos debemos tener.
– Lo siento mucho Gabriel... puedo entenderte – me responde mirando hacia la vista del Río Hudson.
No puedo describir esa mirada, no estaba ida, simplemente es como si se sumergiera en sus pensamientos, unos a los que sabía que sería complicado poder llegar, pero ella no me presionaba, así que yo tampoco lo haría.
– La vida es así, debemos seguir, solo eso nos queda...
En ese momento comenzó a soplar más viento, con aquellos relámpagos en el cielo sabía que se aproximaba una tormenta. Me quité la chamarra que tenía puesta para dársela.
– No, tranquilo, dejé mi chamarra en la camioneta – se niega.
– Tranquila, póntelo por favor – le digo mientras le pongo mi chamarra, ella mete sus brazos y le queda como bata, tuvo que arremangarse las mangas. Era tan pequeña a mi lado, apenas y me llegaba a los hombros – ¿te gusta la lluvia? – le pregunto antes de caminar a la camioneta sin poder contenerme más.
– Si, supongo que sí, ¿por qué? – contesta.
Me acerco a ella lentamente, hasta cortar con la distancia que nos separa y tomarle el rostro con mis manos, observando el océano de sus ojos bajo la luz de la noche, ella queda sorprendida por mi contacto y mis movimientos incapaz de decir algo.
– ¿Y los besos bajo la lluvia? – le pregunto casi en un susurro. En ese momento las gotas del cielo comienzan a descender hasta caer en nuestros rostros.
– ¿Qué? – pregunta atónita – no sé, yo... – no le permito terminar de hablar, no pude controlarme más y junté nuestros labios.
La besé, y no, no fue un beso tranquilo, fue un beso cargado de deseo, que llevaba conteniendo desde el primer momento en que la vi. Comencé a saborear sus labios carnosos, eran tan suaves, tan dulces, podía notar que no tenía experiencia, y eso me excitaba aún más, saber que podría ser el primer hombre que haya besado, que podría tener todas sus primeras veces, era algo que me elevaba a tales temperaturas que me era difícil controlarme.
Cuando le pedí más acceso con mi lengua, ella abrió un poco más su boca, brindándome así todo el sabor de sus labios y su lengua contra la mía, sumergiéndonos en un beso que me exigía más de ella, jamás había sentido algo así por alguien, que con un simple beso me hiciera desearla más y más, a tal punto de que dudo que algún día tenga suficiente de ella, suficiente de nosotros.
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VOLVER A VERTE
Teen FictionAllison Brown es una chica con un pasado trágico a la que la vida le prepara nuevas sorpresas, pues jamás se imaginó conocerlo a él... a Gabriel Jones, un jóven doctor; tan posesivo, adinerado y arrogante como atractivo. Entre ellos surgirá un gran...