CAPÍTULO 12

352 22 1
                                    

Llegamos a la casa de Gabriel, y me voy directamente hasta mi habitación, estoy cansada y quiero alejarme de la pelirroja que no ha dejado de insistir en saber los detalles, sé que tarde o temprano acabaré contándoselos, porque a ella nada se le escapa.

– Allison – escucho la voz de Gabriel justo cuando abro la puerta de mi habitación y me giro para ver que viene detrás de mí.

– Si dime...

– Quisiera hablar contigo.

– Claro, ¿pasa algo?

– Nada malo ¿quieres pasar? – señala la puerta de su habitación.

– ¿A- tu habitación?... – titubeo nerviosa.

– Si Allison – responde sonriendo. Accedo nerviosa.

Su habitación es un poco más grande que la mía, de tonos blancos y grises, con una gran ventana, una cama enorme y la pantalla curva que no se queda atrás en tamaño, la habitación huele a... Gabriel.

– Bien... ¿qué querías decirme? – pregunto mirándolo cruzado de brazos observándome con detenimiento.

Se acerca a su mesita de noche, y me entrega una cajita transparente de vidrio, dentro hay una flor de loto de cristal, con pequeños destellos de colores.

– ¿Te gusta?

– Es muy hermoso... – respondo observándolo fascinada.

– Me alegra que te guste... – me responde con una sonrisa en sus labios – es para ti.

– ¿Para mí? – lo miro atónita – ¿por qué?

– Porque es tu flor favorita, así que te regalo una que no se marchitara nunca.

– Gracias – le sonrío – es un hermoso detalle, pero no deberías haberte molestado, ya has hecho suficiente por mí.

– Y haré mucho más, esto es solo un pequeño detalle.

– ¿Por qué haces todo esto?

– Porque me gustas – contesta sin más.

– No tengo nada de especial Gabriel.

– Para mí sí.

– Pero yo... soy un desastre – respondo con pesar.

– Pues seamos un desastre juntos...

Y en ese momento se acerca a mí y me besa, nuevamente me besa con uno de sus besos intensos, toma la cajita y la vuelve a poner en la mesita de noche, para volver a centrar su mirada en mí y volver a besarme, todo mi control se ha esfumado apenas había sentido el simple rose de sus labios, él se agacha y me toma de los glúteos para cargarme, e instintivamente enredo mis piernas a su cintura dejándome llevar por el deseo y la lujuria.

Nos tumbamos en su cama, caigo de espaldas, él se monta encima de mí y sin premura me quito mi playera quedando solo con el sostén puesto, me comienza a besar el cuello hasta llegar a mis senos, los toma con sus manos y comienza a masajearlos mientras continua con sus caricias, desabrocha mis pantalones, me los quita, y continúa con mi calzado, hasta quedar solo en ropa interior para él, Gabriel me observa con ojos cargados de deseo, me sonríe maliciosamente y comienza a escanear cada parte de mí cuerpo provocándome un cosquilleo interno.

– ¿Quieres que haga esto? – me pregunta. Asiento tímida pero segura de que esto es lo que quiero.

En ese momento me quita la ropa interior repartiendo besos y caricias desde mi cuello hasta mi abdomen mientras desliza las delicadas prendas, quedando completamente expuesta ante él, su forma de mirarme me hace sentir como si fuera la mujer más hermosa para él, me brinda seguridad y me enciende.

VOLVER A VERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora