CAPÍTULO 31

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¡NOS VEMOS DE NUEVO! 👀❤️

¡AMÉ LOS CAPÍTULOS QUE SE VIENEN! EN ESTE CAPÍTULO CONOCERÁN A LOS MITCHELL.🥺😍

YO AMÉ A LOS SEÑORES MITCHELL❤️, Y ESPERO QUE A USTEDES TAMBIÉN LES AGRADE ESTE CAPÍTULO COMO TAMBIÉN LOS PERSONAJES HERMOSAS. ✨🤗

IGUAL HABRÁN MOMENTOS MUY BONITOS ENTRE AMIGOS, DISFRUTEN. ❤️

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ALLISON

Alejandra y Maria no han parado de hablar desde que llegamos, planeamos asistir a una carrera de caballos, les deje claro a todos que nadie debe mencionarle sobre lo que me pasó a la madre de Alejandra para no preocuparla por algo tan pequeño, y a las otras chicas les dije también que no le contaran nada de lo que pasó en la oficina a Gabriel.

– Aera, quita esa cara y sonríe, nunca sonríes – le reclama Maria.

– ¿Por qué debo hacerlo?

– ¿No te emociona? – le pregunta con tono enérgico.

– Claro, está es mi cara de emoción – nos muestra una leve sonrisa sin mostrar los dientes.

– Debes mejorar esa expresión de emoción – le aconseja la rubia.

– No todos somos imperativos como ustedes dos, déjenla en paz – les digo a mi par de amigas con tranquilidad y una leve sonrisa. Aera me sonríe y puedo leer un gracias en sus labios.

Llegamos a la casa de Alejandra, el clima está perfecto para todo lo que tenemos planeado hacer, la casa de los Mitchell es grande y de dos pisos, compuesta de madera, en tonos café oscuro y amarillo, con un enorme jardín repleto de plantas, la señora Mitchell ama las plantas.

Sus padres de mi amiga ya nos esperan en la entrada de su casa, con una amplia sonrisa de lo más acogedora, recuerdo la primera vez que vinimos Miguel, Alejandra y yo.

La mamá de Alejandra es alguien cariñosa y muy servicial, tiene esa calidez de una buena madre, y ni qué decir del señor Mitchell, la señora Andrea es una mujer muy afortunada, el papá de Alejandra tiene el mismo ángel que mi amiga, te agrada apenas lo conoces, es alegre y enérgico, Alejandra sacó eso de él.

– Mis preciosos niños – nos recibe con los brazos abiertos la señora de cabello rojo y ojos marrones. La belleza de mi amiga viene de ellos dos.

– ¡Hola mami! – Alejandra corre y se le va encima en un gran abrazo a su cariñosa madre.

– Mi terremotito como te extrañé – le acaricia el cabello a su hija.

– Hola mi niña ¿cómo estás? – me recibe el señor Mitchell. Un hombre alto, de tez blanca y de ojos azules, ojos que le heredó a su hija.

– Muy bien señor Mitchell, me alegra mucho volverlos a ver – lo abrazo.

Le envidio mucho esto a mi amiga, tiene unos padres que la adoran, una familia muy hermosa. Amé venir a su casa, porque sus padres me hacían sentir ese calor de hogar que había olvidado.

– Alli mi niña hermosa, me toca a mí el abrazo venga – me abre sus brazos la madre de mi amiga.

– Hola señora Mitchell – la abrazo y percibo el aroma a lavanda de su shampoo.

– ¿Cuándo será el día que me llames mamá? – me pregunta cariñosamente – porque eres mi hija adoptiva – me sonríe, dejándome un casto beso en la mejilla.

– Me alegra mucho estar aquí de nuevo – le contesto con una sincera sonrisa. En verdad mi corazón se alegraba de volverlos a ver.

– A nosotros mucho más mis princesas – agrega el señor Mitchell posando su mano en la espalda de su esposa. Eran una pareja realmente preciosa, el papá de Alejandra amaba a su mujer.

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