CAPÍTULO 38

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GABRIEL

– ¿Qué tenemos? – le pregunto a Ariana.

– Addison Clark, treinta años, accidente automovilístico en el que fue atropellada, posible trauma torácico – me informa.

– Quirófano dos, hay que intervenirla de inmediato – contesto.

La tarde ha estado bastante ocupada, siendo cirujano de trauma en unas de las ciudades más pobladas del estado, el trabajo nunca cesa. Me acuesto dejando caer mi cabeza en el enorme sofá de mi consultorio.

– Hola, te andaba buscando – entra Megan. Esta mujer no se rinde.

– ¿Qué quieres?

– Nada, solo vine a verte, supe que tuviste una tarde algo atareada, ¿te parece si te ayudo a relajarte un poco?

– No lo necesito gracias – le digo indiferente poniéndome de pie.

– De acuerdo Gabriel, sé que tienes una ¿novia?, pero no te pido una relación en la que durmamos juntos y me agarres de la mano por los pasillos del hospital, solo puede ser sexo y ya, como siempre lo hemos hecho, ella no tiene por qué enterarse.

– Megan, sal de aquí.

Comienza a quitarse la ropa que lleva encima, quedando solo en ropa interior y medias, el vestido de enfermera yace ahora entre sus pies.

– ¡¿Ahora qué haces?! – hablo molesto – ¡vístete y lárgate! – ya no me queda paciencia para lidiar con una loca que no para de acosarme por todo el hospital.

– Vamos Gabriel, puedo darte lo que te gusta – se intenta acercar a mí.

– Para – camino hacia mi escritorio – ya tengo lo que me gusta con quien me gusta.

– ¿Con ella? – me acribilla con la mirada – ella no es lo que yo soy en la cama.

– No te compares con Allison, Megan, no lo hagas, porque estás a años luz de ser como ella.

– ¿Qué?

– Por favor sal de aquí, no lo pienso repetir, lo sabes – hablo firme.

Se viste fulminándome con la mirada, pero sé que seguirá insistiendo, podría reportarla, pero tampoco me apetece que la corran, tengo cierta pena por ella, aunque si continua así no me dejará otra opción. Ella sale furiosa de mi consultorio brindándome una expresión de odio antes de azotar la puerta sin decir una palabra más. Suena mi celular y contesto.

– ¿Diga? – respondo algo estresado en la línea.

– Señor Jones, tengo información sobre la investigación acerca del tipo que disparó a la señorita Brown – habla el detective privado que contrate para el caso de Allison.

– Si, ¿qué has averiguado?

– He movido todos mis contactos y hecho todo lo posible tratando de averiguar la identidad del tipo, pero es como si no existiera señor Jones, Rubén es desde luego un nombre que se inventó, el tipo simplemente es un fantasma, no hay información de él en la base de datos – me informa y mi humor empeora.

– ¿Cómo es eso posible? – pregunto conteniendo la rabia.

– Lo lamento señor Jones, le aseguro que hago lo mejor que puedo.

Es uno de los mejores detectives del país, así que, si él no es capaz de averiguar algo, sé que la policía menos, por eso no han podido darme nuevas noticias en las veces que he marcado cuando Allison me ha preguntado acerca de la investigación.

– Siga investigando, seguimos al contacto – cuelgo.

¿De qué carajos va todo esto?, el ataque afuera de su trabajo, en su departamento, la camioneta que nos siguió, el ataqué afuera del partido, nada tiene sentido, unos encuentros fueron de un hombre con máscara, que su intención nunca fue matarla, sino violarla, el tipo que le disparó iba con la intención de matarla y no se preocupó porque le vieran el rostro, si fueran la misma persona, ¿por qué usaba máscara entonces? ¿y la camioneta?

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