Epílogo 1🔥💖

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Ciudad del Cabo, Sudáfrica

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Ciudad del Cabo, Sudáfrica.

Tres meses después.

Étienne observó su reloj que marcaba las diez de la noche. Estaba algo ebrio. Siempre lo estaba desde que Charles Brandon decidió terminar con su empresa y a él no le quedó otra que conformarse.

Étienne no tenía problemas de dinero, lejos de eso, pero el gusto por la adrenalina era una droga demasiado adictiva, una a la que no le encontraba sustituto. Su departamento quedaba en el centro de Ciudad del Cabo. El hombre estacionó su camioneta frente al edificio y caminó hacia su hogar. Desde hacía dos semanas tenía la extraña sensación de que lo seguían. Quizás, era su propio delirio producto del alcohol. Llevaba en una bolsa dos botellas de whisky. Se había tomado una en un bar hacía solo dos horas, luego de eso, y con plena inconsciencia, salió a conducir. Se internó en la playa y se sentó a observar el mar gracias a la luz de la luna.

El hombre ingresó al edificio y subió hasta el noveno piso que es donde vivía. Llegó y abrió la puerta como siempre, con la diferencia de que en el interior encontró a tres hombres. Étienne quiso reaccionar, pero el alcohol le había quitado reflejos y lo único que pudo hacer fue pasar vergüenza. Uno de los tipos le hizo una llave en el brazo y Étienne tensó la mandíbula.

—Tranquilo, ya entendió.

Étienne se giró al hombre impecable que encendió la luz de la lámpara de la sala. Estaba cruzado de piernas, tenía un whisky en la mano derecha y la otra apoyada en el sillón. Étienne, en un primer momento, pensó que estaba alucinando ¿Qué carajo buscaba Sven Suric después de meses?

—¿Cómo me encontraste? —preguntó con su mente borracha.

—Tienes tus trucos y yo tengo los míos.—Sven se burló. Étienne sentado en el sillón frente a él esperó una respuesta—. Te dije que tenía negocios que resolver.

—Lo recuerdo ¿Cómo fueron?

—Un desastre—replicó—. Algunos tipos no entienden cuando decimos que no.

Étienne tragó saliva. El hecho de que Sven reconociera que las cosas estaban mal significaba que estaban al borde de la guerra.

—¿A qué has venido?

—¿A qué crees?

Étienne sintió que sus mejillas se recalentaron. Observó a los hombres a sus costados y Sven entendió el mensaje.

—Retírense, yo los llamaré—ordenó a los hombres. Estos asintieron y dejaron el departamento. Solo quedaron ellos dos y el sonido de sus respiraciones—Estás borracho.

—No—se defendió Étienne—, solo he tomado algunos tragos.

—He visto dos botellas vacías en el minibar. Traes dos botellas más y desde aquí hueles a alcohol. Creo que «algunos tragos» no es el término correcto.

PENUMBRAS S.B.O Libro 13 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora