THE PRICE OF DESIRE

Cap 14

Viktor

No puedo dormir. La noche es densa, el silencio pesa. Mi mente no me deja descansar, revolviéndose en pensamientos sobre lo que viene, sobre lo que debo hacer. Mi cuerpo está cansado, pero no importa. Oblivion me llama.

Abro los ojos y me siento en la cama. El reloj marca las tres de la madrugada, una hora perfecta para los fantasmas y las decisiones más oscuras. Sé que tengo que ir. No puedo posponerlo más.

Me levanto en silencio, me visto con lo primero que encuentro y, sin encender las luces, salgo de la casa. Afuera, la noche es fresca, tranquila, como si el mundo estuviera esperando que algo ocurriera. Oblivion no está lejos, pero cada minuto cuenta. Acelero sin pensar demasiado en el camino. Mis pensamientos están fijos en lo que tengo allí

Valeska.

Ha estado en Oblivion durante semanas, junto con su hijo. Ella, la esposa de Franco, la pieza clave en este juego. Pero lo que más me intriga no es su lealtad hacia él, sino la forma en que ha comenzado a mirarme. No es la primera vez que veo esos ojos brillando de una manera diferente. No solo miedo. No solo odio.

Está enamorada de mí. No lo dice, pero lo noto.

>>Que asco>>

Las últimas veces que la vi, me hablaba con la misma mezcla de desafío y atracción. Algo en ella se ha roto, y ahora ve en mí algo más que el hombre que destruyó su vida. En su mirada puedo ver la lucha interna, el amor por Franco desmoronándose, y en su lugar, una fijación por mí, por lo que represento.

No me detengo a pensar en lo que eso significa para ella. Franco es el único objetivo. Y ella es solo una pieza más para conseguirlo. Sin embargo, esa conexión… puede ser útil.

Llego a Oblivion. Los guardias me dejan pasar sin decir una palabra, conocen las reglas. Dentro, el aire es pesado, opresivo. Camino directo hacia la celda donde ella y su hijo están retenidos. Al abrir la puerta, sus ojos me encuentran de inmediato.

—Viktor —su voz tiembla un poco, pero hay algo más ahí, una necesidad que no puede ocultar.

No respondo. Solo la miro en silencio mientras cruzo la habitación, acercándome lentamente. Puedo ver el conflicto en su rostro, la mezcla de emociones que la consume. Sabe que estoy aquí por una razón, y también sabe que depende de mí para sobrevivir.

—Franco no va a venir por ti —digo finalmente, con la voz baja pero firme—. Él ya está acabado.

Ella me mira, sus ojos reflejan una mezcla de desesperación y… algo más. Sé que quiere resistirse, pero el deseo por mí la traiciona. Me he metido en su cabeza, y ella lo sabe.

Valeska baja la mirada, su cuerpo tenso, pero no puede negar lo que siente. Y yo estoy listo para aprovecharme de eso.

me mira con una intensidad que he visto pocas veces en alguien. No es solo el miedo lo que la consume, es algo más profundo, más peligroso. La veo debatirse entre el odio que siente por lo que le he hecho y la atracción que no puede controlar.

—¿Por qué sigues haciendo esto? —pregunta, aunque parece más una súplica que una verdadera acusación—. Podrías liberarnos. Podrías… liberarme.

No respondo de inmediato. La observo, estudiando cada gesto, cada mirada. Sé que su lealtad hacia Franco ha comenzado a resquebrajarse, pero lo que la está carcomiendo es algo más oscuro: su obsesión. Y eso, en estos momentos, la hace más peligrosa que nunca.

—Liberarte no es una opción —digo al fin, mi tono frío, calculado—. Aún no.

Valeska da un paso hacia mí, y noto el brillo en sus ojos, una mezcla de desesperación y un deseo mal disimulado. No es solo el control lo que la atrae hacia mí, es lo que represento: una salida, un nuevo camino.