Viktor
La oscuridad del despacho de Kang-Jae Hoon se sentía pesada, opresiva. Me mantuve de pie, firme, incluso cuando cada músculo de mi cuerpo pedía descanso. La herida en mi torso seguía doliendo, pero el verdadero dolor estaba en mi pecho. Marcela seguía allá afuera, en manos de ese maldito de Franco, y yo no podía permitir que nada, ni nadie, se interpusiera en su rescate.
Frente a mí, Kang-Jae me miraba con sus ojos fríos, impasibles, sentado detrás de su imponente escritorio. El líder de la mafia coreana no era un hombre que se impresionara fácilmente, y yo lo sabía. A mi derecha, Jean-Luc Duval encendía un cigarro, su cara severa apenas iluminada por la llama. El francés era astuto y calculador, pero tenía un sentido de honor que esperaba aprovechar. Ignacio Castillo, el líder de la mafia española, cruzaba los brazos mientras me observaba con desconfianza, sin decir mucho, pero su mente estaba calculando, siempre a la expectativa. Catalina, la dueña de la mafia mexicana, simplemente sonreía de manera enigmática desde su asiento, mientras que Giovanna Moratti, la exdueña de la mafia italiana, me observaba con una mezcla de furia y odio por haber perdido el control de su imperio a manos de Franco.
—Así que, Viktor, dime —rompió el silencio Kang-Jae con su voz fría y calculadora—, ¿quieres que arriesguemos a nuestra gente, nuestros negocios, por una sola mujer?
Mi mandíbula se tensó. Marcela no era "solo una mujer". Era la razón por la que yo respiraba, la única luz en medio de este mundo oscuro. Pero sabía que, para ellos, tenía que jugar de manera distinta.
—No se trata solo de Marcela —dije, mirando a cada uno de ellos a los ojos. Mi voz era baja, pero cargada de determinación—. Franco ha desafiado nuestras reglas, ha cruzado líneas que ninguno de nosotros hubiera imaginado. Primero fue Giovanna, luego vino tras mí. ¿Quién será el siguiente? Ninguno de ustedes está a salvo si permitimos que siga adelante.
Catalina me observaba, sus dedos tamborileando en la mesa. Conocía ese gesto, significaba que estaba interesada pero esperaba más.
—Tienes razón —intervino Jean-Luc, su voz suave pero llena de fuerza—. Franco ha roto el equilibrio que mantenía nuestras operaciones. No podemos permitir que un hombre, por muy poderoso que sea, controle tanto.
Ignacio asintió lentamente. Aún no estaba convencido, pero sabía que la situación era peligrosa.
—Además —añadí, clavando la mirada en Giovanna—, tú más que nadie tienes razones para querer venganza. Franco te quitó lo que era tuyo.
Giovanna soltó una risa amarga, su cabello negro cayendo sobre sus hombros mientras se inclinaba hacia adelante.
—¿Y qué me ofreces, Viktor? —susurró—. ¿Venganza? No, lo que quiero es recuperar mi trono. Si me ayudas a derrocarlo, ese bastardo será mío.
—Eso lo acordaremos después —dije—. Ahora, lo primordial es entrar a su maldita casa, encontrar a Marcela y destruir lo que Franco ha construido. Con tu ayuda —me dirigí a Kang-Jae—, la de ustedes —miré al resto—, todos salimos ganando. Franco caerá y restableceremos el orden.
Por un momento, el silencio se extendió por la sala. Todos estaban sopesando mis palabras. Sabía que los había tocado en su punto débil: su orgullo, su poder. Ninguno de estos líderes podía permitirse mostrar debilidad frente a alguien como Franco.
Finalmente, Catalina se inclinó hacia adelante, sus labios dibujando una sonrisa.
—Me gusta la idea de ver a Franco arrodillado —dijo—. Cuenta con mi apoyo, Viktor. Llevaré a mi gente. Pero quiero mi parte del pastel.
Kang-Jae suspiró, cruzando los brazos.
—Lo haremos, pero no por ti, Viktor, sino porque Franco ha sobrepasado los límites. Si cae, cae con fuerza, y nos aseguraremos de que no se levante.
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THE PRICE OF DESIRE
Romance: "El precio del deseo es una historia oscura y apasionada que explora los límites del poder, la ambición y el deseo. Una narrativa intensa y emocional que revela secretos y mentiras, y desafía las reglas y los límites." "Una historia de amor y oscu...