cap 23

21 3 0
                                    

Marcela

Llevábamos varios días en la mansión, y aunque el lujo del lugar era innegable, la opulencia no conseguía ahogar la tensión que nos rodeaba. La mansión, con sus amplios salones y lujosos detalles, ofrecía un respiro del caos que habíamos dejado atrás, pero la amenaza constante seguía acechando en las sombras.

Viktor había hecho todo lo posible para que nuestra vida en la mansión fuera lo más cómoda posible. Gabriela y Sergei se adaptaron a su nuevo entorno con rapidez, encontrando maneras de distraerse y ayudar en las tareas cotidianas. Por mi parte, intentaba mantenerme ocupada, aunque la constante preocupación por lo que vendría a continuación era difícil de ignorar.

Era una tarde fría cuando Viktor me informó que debía ir a Oblivion para un nuevo encuentro con Valeska. La idea de regresar a ese lugar sombrío no era alentadora, pero comprendí la necesidad de asegurar que la situación estuviera bajo control.

El viaje hacia Oblivion fue silencioso y cargado de una tensión que no podía evitar. Cuando llegamos, la atmósfera opresiva del lugar parecía haber intensificado su amenaza. Valeska estaba en su celda, esperándonos con una expresión que no presagiaba nada bueno.

Viktor me hizo un gesto para que me acercara, y al entrar en la celda, Valeska levantó la vista. Sus ojos reflejaban una mezcla de desprecio y furia contenida.

—¿Qué haces aquí, Marcela? —su voz era cortante, llena de un odio palpable. —¿Viktor te ha traído para hacerme aún más miserable?

La frialdad en sus palabras era casi física. Intenté mantener la calma mientras me acercaba, sintiendo el peso de la hostilidad en el aire.

—No estoy aquí para hacerte miserable, Valeska. —mi voz era firme, aunque mi corazón latía rápido. —Estoy aquí porque, por alguna razón, Viktor cree que tu presencia es una amenaza.

Valeska se rió con desdén, un sonido que parecía lleno de veneno. —¿Crees que eres tan importante como para que Viktor se preocupe por ti? Eres una simple pieza en este juego de poder, y yo no tengo tiempo para tus juegos.

La burla en sus palabras me irritaba, pero decidí que era el momento de devolver el golpe. Me acerqué un paso más, dejando que mi voz se llenara de una seguridad que no sentía por completo.

—No necesito que Viktor se preocupe por mí, Valeska. —le respondí con frialdad—. Estoy aquí porque, a diferencia de ti, estoy dispuesta a enfrentar lo que sea necesario. Tu odio solo muestra tu propia debilidad.

El rostro de Valeska se tornó aún más rígido. Sus ojos se llenaron de una mezcla de rabia y sorpresa por mi respuesta. —¿Debilidad? —su tono era veneno puro. —No tienes ni idea de lo que significa ser fuerte. Eres una novata en este juego, y pronto lo entenderás.

La tensión entre nosotras era palpable. La confrontación verbal se volvía cada vez más intensa, pero yo estaba decidida a no retroceder.

—La verdadera debilidad es esconderse detrás de una fachada de poder mientras se ataca a los demás. —le respondí, manteniendo la mirada fija en la suya—. Puede que tu odio hacia mí te haga sentir poderosa, pero en realidad solo revela tu desesperación.

Valeska apretó los dientes, y pude ver cómo su ira se contenía con dificultad. —No tienes idea de con quién te estás metiendo, Marcela. —su voz era un susurro amenazante—. Tu tiempo llegará.

Decidí que había llegado el momento de salir antes de que la confrontación se volviera aún más peligrosa. Hice un gesto a Viktor para que saliéramos, y sin decir una palabra más, nos dirigimos hacia la salida de Oblivion.

De vuelta en la mansión, la confrontación con Valeska había dejado una marca profunda en mí. Aunque el lujo del lugar ofrecía un consuelo material, el peso de la amenaza y el resentimiento no se disipaban. Cada rincón de la mansión, cada detalle lujoso, parecía enmascarar una tensión que me resultaba insoportable.

THE PRICE OF DESIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora