Cap 31

22 1 0
                                    

Marcela

La tormenta afuera golpeaba las ventanas con tanta fuerza que parecía un presagio. Me quedé mirando la nieve acumulándose, pensando en cómo me sentía atrapada, no solo en esta mansión, sino en lo que se había convertido mi vida junto a Viktor. Él ya no era el mismo, y su frialdad era como una daga clavándose más profundo cada día.

- No puedo soportarlo más, Gaby -dije en un susurro, sin apartar la vista de la tormenta. Sabía que ella me entendía sin necesidad de más palabras.

- Yo tampoco aguanto más. Sergei... no es diferente -respondió Gabriela, abrazándose a sí misma. Podía ver en su mirada la misma determinación que había en la mía. Esto no podía seguir así.

Mi corazón latía más rápido mientras caminaba hacia el armario. No había espacio para la duda, no ahora. Sabía que si Viktor se enteraba de que intentábamos irnos, no habría otra oportunidad.

- No podemos fallar -dije, sacando lo poco que nos llevaríamos.

- ¿Estás segura? -preguntó Gaby, aunque ambas sabíamos la respuesta. Viktor no era alguien que te dejara ir fácilmente.

Me detuve un segundo y la miré. Fría, decidida. - No me importa. Lo que me aterra más es quedarme aquí.

Empacamos en silencio, sabiendo que cualquier ruido podía delatarnos. El viento aullaba afuera, y esa tormenta sería nuestra aliada, cubriendo nuestros pasos. Cuando todo estuvo listo, tomé aire profundamente.

- Ya está todo listo. No podemos demorar más -murmuré.

Salimos de la habitación sin hacer ruido, los pasillos oscuros de la mansión parecían interminables. Sentía que en cualquier momento Viktor aparecería, como si pudiera leer mis pensamientos. Cuando llegamos al garaje, sentí un ligero alivio al ver las camionetas estacionadas. Íbamos a salir de aquí, finalmente.

Pero entonces, lo sentí. El ambiente cambió, se volvió más pesado. Y antes de que pudiera abrir la puerta trasera, una voz familiar y peligrosa rompió el silencio.

- ¿De verdad creías que podrías huir de mí, Marcela?

Me giré despacio, enfrentando la oscuridad de sus ojos. Viktor estaba parado en la entrada, su silueta inmóvil pero cargada de amenaza. Su voz era baja, pero el peso de sus palabras me oprimía el pecho. Él no iba a dejarnos ir tan fácilmente.

Manteniendo mi mirada fría, sin permitir que viera mi miedo, le respondí

- Ya no tienes control sobre mí.

Vi cómo su mandíbula se tensaba, como si estuviera calculando sus próximos movimientos

La tensión en el aire era palpable. Viktor dio un paso hacia adelante, su mirada oscura y peligrosa.

- No sabes lo que estás haciendo, Marcela -dijo, su voz como un eco de advertencia.

La tormenta rugía afuera, pero dentro, el silencio era ensordecedor. Miré a Gabriela, quien estaba lista para cualquier cosa, su determinación reflejando la mía. Entonces, Viktor se movió rápidamente hacia nosotras, pero yo ya había anticipado su movimiento. Con una mano temblorosa, saqué un arma que había encontrado en el garaje y la apunté directamente a su pecho.

- ¡Detente! -grité, la voz quebrada por la emoción. Mis lágrimas empezaron a asomarse, no por miedo, sino por la mezcla de sentimientos que aún guardaba hacia él.

Viktor se detuvo, sus ojos abiertos de par en par. La tormenta afuera parecía hacerse eco de mi confusión, el viento aullando como si supiera lo que estaba en juego.

- ¿Vas a usar eso, realmente? -dijo, su tono un susurro lleno de incredulidad, pero yo podía ver la chispa de desafío en su mirada.

- No quiero hacerte daño, pero no puedo quedarme aquí. ¡No me obligues a hacerlo!

THE PRICE OF DESIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora