Cap 16

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Viktor

El sol se alza con una luz dorada que atraviesa las ventanas de la mansión, iluminando cada rincón con un resplandor cálido. La casa, normalmente llena de una tensión palpable, se siente hoy como un refugio de calma. Me despierto temprano, con un sentimiento de paz que rara vez experimento en medio de mi vida agitada. Decido que hoy será un día especial, una oportunidad para disfrutar de un respiro y pasar tiempo de calidad con Marcela.

Me dirijo a la cocina, donde decido preparar un desayuno especial. El aroma del café recién hecho y el pan tostado se mezclan, llenando el aire con un olor reconfortante. Coloco cuidadosamente los ingredientes sobre la mesa y me concentro en preparar algo delicioso. Mientras cocino, me detengo un momento para observar el ritmo tranquilo de la casa, sabiendo que Marcela está aún dormida en la habitación. La idea de sorprenderla me llena de una satisfacción inesperada.

Unas horas más tarde, escucho el suave murmullo de Marcela despertándose. Cuando entra a la cocina, la encuentro con una camiseta cómoda y el cabello aún algo despeinado, lo que la hace parecer aún más encantadora. Su mirada se ilumina al ver la mesa preparada, y su sonrisa es el inicio perfecto para el día.

—Buenos días, Viktor —dice con una sonrisa cálida—. Esto huele increíble.

—Buenos días, Marcela —respondo, devolviéndole la sonrisa—. Quería sorprenderte con un desayuno especial. Espero que te guste.

Nos sentamos a la mesa y, mientras disfrutamos de la comida, la conversación fluye con naturalidad. Reímos sobre anécdotas del pasado y compartimos nuestros planes y sueños. Cada bocado de la comida, cada mirada y cada sonrisa refuerzan el sentido de calma y conexión entre nosotros. La tensión de los últimos días parece desvanecerse con cada palabra y risa compartida.

Después de desayunar, decido que sería una buena idea hacer algo juntos para aprovechar al máximo el día. Propongo a Marcela que pasemos el resto del día realizando actividades que nos permitan disfrutar de nuestra compañía. Ella acepta con entusiasmo, y juntos comenzamos a planear.

Primero, decidimos dar un paseo por los extensos jardines de la mansión. El aire fresco y la belleza natural del entorno nos rodean mientras caminamos juntos. Las flores en plena floración y el suave susurro de las hojas crean una atmósfera idílica. La conversación entre nosotros es relajada y animada. Reímos sobre pequeñas cosas y disfrutamos de la compañía del otro sin la presión de las circunstancias externas.

Más tarde, regresamos a la cocina para cocinar juntos. La idea de preparar una comida ligera y pasar tiempo en la cocina resulta ser un excelente plan. Marcela se muestra entusiasta mientras preparamos los ingredientes y nos movemos en la cocina con una sincronía natural. Nos pasamos utensilios, nos miramos con complicidad y reímos de los pequeños errores y accidentes que ocurren durante el proceso. La cocina se llena de aromas deliciosos y el ambiente se torna alegre.

Cuando la comida está lista, nos sentamos a disfrutarla en el comedor. La charla es ligera y llena de cariño, y el ambiente relajado refuerza el sentido de intimidad y conexión que compartimos. Tras la comida, nos dirigimos al salón para pasar un rato juntos.

Nos acomodamos en el sofá, y Marcela se acerca a mí con una sonrisa. Sin previo aviso, me besa suavemente. El gesto es tierno y lleno de afecto, y respondo con igual cariño. La calidez del beso y la cercanía refuerzan el vínculo entre nosotros, y me siento profundamente agradecido por estos momentos de paz y amor.

A lo largo de la tarde, decidimos ver una película en la sala de estar. Nos acurrucamos juntos en el sofá, disfrutando de la película mientras nuestras manos se entrelazan. Las risas y los comentarios compartidos durante la película refuerzan el sentido de complicidad y conexión. Después, jugamos a algunos juegos de mesa, riendo y compitiendo de manera amistosa.

THE PRICE OF DESIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora