Damiano
La ira y la frustración bullían en mi interior mientras caminaba hacia la habitación de Sofía. Cada paso resonaba con la pesadez de la decepción, pero sabía que no podía dejar que mis emociones me dominaran. La imagen de Lunamar muerta, traicionándome, todavía me perseguía. Me sentía como si todo a mi alrededor se estuviera desmoronando, y necesitaba a alguien que pudiera aliviar esa presión. Sofía debería ser esa persona, pero su actitud desafiante solo alimentaba mi furia.
Al abrir la puerta, la vi sentada en la cama, con la mirada perdida en el vacío. Mis ojos se estrecharon al observarla; la necesidad de control se apoderó de mí. Se volvió hacia mí, y sus ojos estaban llenos de desdén.
—¿Qué quieres? —preguntó, su voz firme, pero con un leve temblor que no se le escapaba.
—No tienes derecho a hablarme así —gruñí, acercándome a ella, sintiendo cómo la tensión aumentaba entre nosotros—. Te necesito, y tú sigues rechazándome.
Me acerqué más, sintiendo la rabia vibrar en cada fibra de mi ser.
—No eres más que un monstruo, Damiano. Lo que hiciste con Lunamar... no puedo creer que seas capaz de eso —dijo, su voz llena de desprecio.
Sus palabras hicieron eco en mi mente, pero me negué a dejar que su odio me afectara.
—¡Cállate! —exploté, y en un movimiento rápido, la tomé del brazo y la empujé contra la pared. La miré a los ojos, buscando cualquier indicio de debilidad—. ¿Crees que puedes asustarme con tus palabras?
Ella me miró con desafío, pero había una chispa de miedo que me hizo sentir poderoso.
—No tienes idea de lo que soy capaz —susurré, acercándome, dejando que mi aliento cálido la rozara. Con una mano, la mantuve sujeta, y con la otra, acaricié su mejilla con desdén—. Tu resistencia solo me incita a hacer más.
—Eres un monstruo, Damiano. No me toques —gritó, intentando apartarse, pero la adrenalina y el control que tenía sobre ella me embriagaban.
Solté una risa burlona.
—Y tú no eres más que una niña asustada —respondí, disfrutando de su lucha—. Siempre te haces la fuerte, pero al final, solo eres un juguete que puedo romper cuando quiera.
Sofía levantó la mano, y en un instante de locura, me dio una bofetada. El impacto fue sorprendente, y un fuego intenso brotó dentro de mí.
—No me toques, maldito —me gritó.
La rabia se apoderó de mí. La golpeé, sintiendo cómo el poder se desplazaba hacia mí, llenando el vacío que Lunamar había dejado.
—Te lo advierto, Sofía —dije, acercándome aún más, mi voz transformándose en un susurro helado—. No me desafíes. No tienes idea de cómo esto puede acabar.
El dolor en su rostro y la lucha en sus ojos solo alimentaron mi sed de control. La quería en mi poder, completamente sometida a mi voluntad.
—Nunca seré tu juguete —respondió, aunque su voz ahora temblaba, la desesperación asomando en su mirada.
No podía dejarla escapar, no mientras aún pudiera usarla para liberar mi ira. Esta noche, iba a recordarle quién mandaba, y no iba a detenerme hasta que comprendiera que ella me pertenecía.
Mi mundo se había convertido en un caos, y Sofía iba a ser mi refugio, aunque tuviera que someterla para lograrlo
Aquí tienes el flashback de Damiano recordando cuando recibió la cabeza de Lunamar, integrado en la narrativa:
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THE PRICE OF DESIRE
Romance: "El precio del deseo es una historia oscura y apasionada que explora los límites del poder, la ambición y el deseo. Una narrativa intensa y emocional que revela secretos y mentiras, y desafía las reglas y los límites." "Una historia de amor y oscu...