Cap 20

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Valeska

En las profundidades de Oblivion, el lugar al que Viktor me ha enviado, la oscuridad es casi tangible. Las paredes de este lugar parecen susurrar los ecos de mis pensamientos más oscuros. La única fuente de luz es la tenue lámpara en la esquina de la celda, que apenas ilumina el pequeño rincón en el que estoy confinada.

La rabia me consume cada día. La presencia de Marcela en mi vida ha sido una constante espina en mi costado. Me repite en la mente, un recordatorio de lo que me ha sido arrebatado. El odio hacia ella se ha convertido en una obsesión. Cada pensamiento, cada imagen, es un recordatorio de cómo ella ha tomado lo que consideraba mío. Su simple existencia en la vida de Viktor me atormenta, me quita la paz que alguna vez tuve. No puedo entender cómo alguien como ella puede tenerlo todo, mientras yo estoy aquí, atrapada en esta prisión, marginada y olvidada.

Y el amor no correspondido de Viktor es una herida abierta que nunca sana. Me ha dado tanto, y sin embargo, me ha quitado todo al mismo tiempo. Cada vez que lo miro, cada vez que pienso en él, siento una mezcla de amor y odio. Él es el único que ha sido capaz de despertar en mí un deseo tan profundo, una pasión tan intensa, y al mismo tiempo, es el único que puede ignorar esa pasión. Mi amor por él es una agonía constante, un fuego que arde sin consumirse, una esperanza que nunca se materializa.

En este lugar, la furia y el dolor se mezclan, haciendo que cada momento sea una lucha. A veces, en mi mente, construyo escenarios donde mi ira y mi amor encuentran una salida, donde Viktor y yo estamos juntos y Marcela no está en la ecuación. Pero esos sueños se desvanecen en el mismo instante en que me doy cuenta de la realidad.

Cada rincón de mi celda, cada sombra que me rodea, me recuerda la traición, el desamor y la impotencia. A pesar de todo, no puedo dejar de pensar en Viktor. Mi deseo por él es una prisión de su propia forma. Aun así, lo que más me duele es que, en esta desesperada espera, solo puedo imaginar lo que nunca será, mientras mi odio hacia Marcela crece más fuerte con cada día que paso aquí.

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Franco

En la elegante sala de mi mansión, mientras el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, me encontraba sentado en mi despacho, rodeado por la opulencia que mi posición como rey de la mafia italiana había construido. Aunque el lujo y el poder eran mis aliados, había una inquietud que no podía ignorar: la necesidad de tener a las mujeres adecuadas a mi lado para consolidar mi control y asegurar mi legado.

Lunamar y Damiano Gómez, el ministro del FBI, estaban presentes para discutir temas cruciales que afectaban nuestras operaciones y objetivos. La tensión en el aire era palpable, y la conversación estaba cargada de temas delicados.

—Lunamar, Damiano —comencé, mi voz grave y controlada—. Como saben, el objetivo principal es consolidar nuestro poder y asegurar que nuestras familias y recursos estén bien protegidos. Parte de eso involucra asegurar que las mujeres adecuadas estén en los lugares adecuados.

Lunamar, siempre tan elegante y fría, me miró con una mezcla de desdén y interés. Su odio hacia Marcela era evidente, pero eso no me preocupaba en este momento. Lo que me preocupaba era la necesidad de reemplazar a Valeska con alguien que pudiera cumplir un papel más significativo.

—No puedo depender de Valeska para estos asuntos —continué—. La verdad es que su edad y su posición ya no encajan con lo que necesito. Aunque fue útil en su momento, ya no tiene la capacidad para influir como antes.

Lunamar arqueó una ceja, y Damiano observó con una expresión neutral, aunque sus ojos reflejaban una comprensión profunda de la dinámica de poder.

—¿Y qué piensas hacer con Valeska? —preguntó Lunamar, su tono despectivo apenas disimulado.

THE PRICE OF DESIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora