Damiano Gómez
No puedo creerlo. Marcela se ha escapado. Después de todo lo que he hecho para mantenerla bajo control, ha decidido desobedecerme. Lo supe desde el principio; ella siempre fue una rebelde, demasiado emocional, demasiado… débil. No tiene el temple necesario para sobrevivir en este mundo. Viktor, ese imbécil, seguro que está detrás de esto. Pero no voy a permitir que me desafíen así.
Marcela nunca ha entendido lo que se necesita para sobrevivir. Para ella, todo se reduce a sus emociones, a sus caprichos. Yo he hecho sacrificios. He escalado hasta la cima, no para cuidarla, sino para hacer lo que se debe hacer, para tomar las decisiones difíciles que otros no pueden. Si eso significa sacrificarla a Franco, que así sea. Es un trato, y en mi mundo, los tratos se cumplen.
Maldita sea. Necesito hablar con Franco antes de que las cosas se descontrolen. Si Marcela cree que puede escapar, está equivocada. Franco no será tan indulgente como yo. Él la querrá y, si la encuentra primero, será peor.
Levanto el teléfono y marco el número. Franco no tarda en contestar. Su tono siempre es el mismo, frío, calculador. Como debe ser.
—Damiano —dice, y puedo sentir su irritación incluso antes de que hablemos en detalle.
No me molesto en andarme con rodeos. No es mi estilo.
—Marcela ha desaparecido. Se ha escapado.
El silencio que sigue solo agrava la tensión. Sé que Franco no está sorprendido. Seguro que lo esperaba, pero no me importa lo que piense.
—¿Y qué esperas que haga yo? —responde, con esa burla en su voz que siempre me ha sacado de quicio. Como si fuera culpa mía. Como si Marcela no hubiera arruinado todo.
Claro que lo arruinó. Desde que nació, fue un estorbo. Algo que no encajaba en mi vida. Siempre he hecho lo necesario, y si ella no lo entiende, es su problema. Pero no voy a dejar que esto me afecte. Marcela es solo una pieza en el tablero, y Franco lo sabe. Pero si piensa que puede presionarme...
—Esto no cambia nada —digo, con el tono firme que siempre uso cuando hablo de negocios—. Te dije que Marcela sería tuya. Lo será. Solo necesito tiempo para localizarla. Viktor no puede protegerla para siempre.
La risa de Franco se corta de golpe, y su tono se endurece.
—Viktor la protegerá con su vida. Sabes eso tan bien como yo. Pero escucha, Damiano. Si no puedes traerme a tu hija, lo haré yo. Y cuando eso suceda, no habrá segundas oportunidades.
Siento el frío subir por mi espalda, pero lo disimulo. No le daré la satisfacción de pensar que me ha intimidado.
—La encontraré —digo, apretando los dientes—. Y te la entregaré personalmente.
Cuelgo el teléfono y me quedo un momento en silencio. Maldita sea, Marcela. Siempre tienes que hacer las cosas más difíciles de lo necesario. Esto no debería ser tan complicado. Si simplemente hubieras hecho lo que te dije, todo esto ya habría terminado.
Pero ahora… ahora tendré que ir más allá. Ya no hay vuelta atrás. Y lo que Marcela no entiende es que, si Franco la encuentra antes que yo, no habrá manera de protegerla. No puedo permitir que eso ocurra.
Porque en este juego, los débiles pierden. Y yo no tengo la intención de perder.
El día se alarga mientras continuamos nuestra búsqueda. He desplegado a todos los hombres de Franco y mis propios recursos del FBI para rastrear cada rincón. Pero Marcela y Viktor se nos escapan una y otra vez. Es como si se desvanecieran en el aire, siempre un paso adelante, burlando nuestras operaciones con una precisión que me irrita profundamente.
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THE PRICE OF DESIRE
Romance: "El precio del deseo es una historia oscura y apasionada que explora los límites del poder, la ambición y el deseo. Una narrativa intensa y emocional que revela secretos y mentiras, y desafía las reglas y los límites." "Una historia de amor y oscu...