El espacio mental azulado era, en lo que cabe ahora, lo más tranquilo y sereno que podías encontrar.
Mientras el caos reinaba en el mundo exterior, destruyendo cualquier atisbo de normalidad, este pequeño refugio creado por Bill era lo único que te mantenía en calma. Aquí, no había distorsiones ni anomalías que alteraran tu percepción; solo un vacío azul, suave y envolvente, donde el demonio triangular y tú podían hablar y pasar el tiempo.
Era extraño cómo, entre el caos absoluto del Raromageddon, habías encontrado paz en la presencia de alguien como Bill.
No era solo la serenidad del espacio mental, sino también la sensación de que, en algún nivel, Bill encontraba un placer extraño en estar contigo, en compartir estos momentos de relativa calma. Aquí, lejos de los gritos y los horrores que él mismo había desatado, podías ver una faceta más... personal, si es que esa palabra podía describir a un ser como él.
Sentados en una mesa flotante, que parecía materializarse a partir de la nada, tenías una taza de té cósmico frente a ti, mientras Bill flotaba a tu lado, sentado en una silla flotante, observando con su ojo el tablero de ajedrez interdimensional que ambos habían comenzado.
Las piezas del tablero no eran simples reyes y peones; en su lugar, había formas que parecían cambiar de dimensiones y colores a cada segundo. Cada movimiento que hacías alteraba algo en el tablero, pero también algo más, algo que no podías ver.—Tienes una estrategia interesante— comentó Bill con tono burlón mientras se inclinaba un poco, estudiando tu última jugada—. Pero, querida, sabes que no puedes vencerme en esto, ¿verdad?
Sonreíste, mirando el tablero.
—No siempre se trata de ganar, Bill— contestaste con calma, tomando un sorbo del té—. A veces se trata de disfrutar el proceso.
Bill rió, creando un eco distorcionado. Luego, se acercó un poco más, flotando por encima de ti, envolviéndote como una sombra suave.
—Siempre con las respuestas inteligentes— dijo, aunque sin el usual tono sarcástico—. Es lo que me gusta de ti, ¿sabes? Tienes una forma de ver las cosas... diferente. No como esos otros humanos predecibles y aburridos.
Levantaste la mirada, notando que su tono no tenía la habitual carga de burla.
Había algo genuino en lo que decía, aunque no fuera del todo fácil de comprender viniendo de un ser como Bill Cipher. En algún rincón de tu mente, sabías que él no era alguien que soltara halagos a la ligera.
—¿Es por eso que me traes aquí? —preguntaste, dejando la taza sobre la mesa y mirándolo con curiosidad—. Este lugar es... diferente a todo lo demás. No hay caos, no hay destrucción. Solo... esto.
Bill giró lentamente a tu alrededor, enfocándose en ti de una manera que era casi intensa.
—Digamos que aquí las reglas son diferentes— dijo con voz baja y más suave que de costumbre—. Aquí no hay necesidad de romper nada. Este es un espacio para nosotros... sin interferencias.
Esa última parte te hizo arquear una ceja.
El siempre ruidoso y caótico Bill parecía encontrar algo especial en este espacio que había creado solo para ustedes dos.
¿Era posible que alguien tan inclinado al desorden pudiera disfrutar de una tranquilidad como esta?
—Es curioso— dijiste, bajando la vista al tablero—. De todos los lugares y cosas que podrías hacer, eliges crear esto.
Bill rió suavemente, pero no de una manera burlona.
—Como ya te dije, no siempre se trata de destruir universos— dijo con una leve inclinación—. A veces... se trata de conservar las cosas que realmente valen la pena.
—¿Y se supone que yo soy una de esas cosas?—. Preguntaste, moviendo una pieza del ajedrez.
Bill dejó escapar una risa suave, flotando más cerca de ti mientras su ojo se enfocaba completamente en tu rostro. Su figura triangular giró lentamente sobre sí misma, como si estuviera considerando la profundidad de tu pregunta.
—Oh, querida, no te subestimes— respondió con su tono enigmático, pero no burlón—. Eres mucho más que una simple "cosa". Tienes algo... especial, algo que ni siquiera todos mis conocimientos del universo pueden replicar. Cómo dije, no eres como los demás humanos.
La pieza que moviste se desintegró al llegar a su destino en el tablero de ajedrez, transformándose en un destello de colores y luego desapareciendo por completo.
Bill observó el cambio sin inmutarse, como si estuviera acostumbrado a las reglas inconstantes del juego interdimensional.
—¿Qué te hace decir eso?— preguntaste, alzando una ceja, sin quitarle la vista de encima.
Bill se inclinó un poco más hacia ti.
—Porque a pesar de todo, de lo que soy, de lo que he hecho...— comenzó, con una sinceridad que no habías escuchado antes—, sigues aquí. No te escapas, no intentas huir. Me entiendes de una forma en la que nadie más podría. Y esa...— hizo una pausa, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras—... es una cualidad que vale la pena conservar.
El demonio, que normalmente parecía encantado con el caos y la destrucción, ahora hablaba como alguien que valoraba el orden, aunque fuera en este pequeño rincón mental que compartían.
—Así que sí— concluyó, flotando de nuevo hacia el tablero, para luego, tomar una pieza—. Si alguna vez he encontrado algo que valga la pena conservar en este universo tan patético... eres tú.
El silencio que siguió a esas palabras fue distinto. Había una intensidad en el ambiente, una sensación de que algo más profundo se estaba construyendo entre los dos.
¿Sería posible que, en medio del caos, Bill encontrara algo de humanidad en esa conexión?
Quizá, por primera vez, se sintió vulnerable al admitir que necesitaba conservar algo... o alguien.
Ya con esto, movió la pieza que había tomado, ganando el juego sin que te dieras siquiera cuenta.
—No estás jugando justo— dijiste finalmente, rompiendo el silencio con una ligera sonrisa, tratando de aligerar la tensión.
Bill sonrió, si es que su forma geométrica pudiera hacerlo, y añadió:
—¿Acaso alguna vez lo hago?
ESTÁS LEYENDO
𝙂𝙍𝘼𝙑𝙄𝙏𝙔 𝙁𝘼𝙇𝙇𝙎 ๏ภє-รђ๏Շร
Fanfiction👁️⃤ 𝘖𝘯𝘦-𝘚𝘩𝘰𝘵𝘴, 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘢𝘴, 𝘏𝘦𝘢𝘥𝘤𝘢𝘯𝘰𝘯𝘴 𝘦 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢𝘴 con los personajes de la serie: «🇬 🇷 🇦 🇻 🇮 🇹 🇾 🇫 🇦 🇱 🇱 🇸 » (2012) ©Derechos de personajes a Alex Hirsch