RUN BABY RUN

Capítulo 4

En la hora de la comida, después de estar casi diez minutos eligiendo que comer de aquella cafetería, se sentó en una mesa. Mientras intentaba comer su arroz (que raro), y su bol de japchae, un plato que ya le había preparado su padrastro en San Diego, ojeaba libros para documentarse sobre Corea. Antes de llegar pensaba que sabía bastante sobre el lugar, pero quitando el idioma, que lo dominaba a la perfección, no sabía casi nada de los demás. No quería ni pensar en la cara de tonto que se le había quedado cuando Joonsang le había dicho que allí la edad se contaba de forma diferente. Se informó también sobre Seúl, sus distritos, algunos lugares a los que poder acudir, ya que tenía que pasar el rato en aquellos meses. Había estado pensando y era mejor no encariñarse con nadie. Cuanto menos hablara con aquella gente mejor. Se largaría de allí en menos de un año, y volvería con sus amigos a su casa. Pero era difícil, ya se le habían acercado varias personas, no era desagradable con ellas pero mantenía una pequeña conversación y seguía su camino. Había visto que la escuela tenía una biblioteca, no era gran cosa, pero algo era algo. Se notaba que aquel instituto no tenía casi presupuesto y que aquella gente no era precisamente de la clase alta, a veces pensaba que no llegaban ni a clase media. De cualquier manera, aquella biblioteca le serviría para pasar el rato, puede que también saliera a correr más tarde. Cualquier cosa menos estar en aquella casa, cuanto menos pasara allí mejor. Solo tendría que estar allí por las noches, que además aprovecharía para hablar con sus amigos. Terminó de comer y recogió sus cosas. Salió de la cafetería y se dirigió a clase. Fueron dos horas amenas, ya que era doble sesión de cálculo, y le encantaba. Era tan simple como respirar para él, razón pura. Aunque la profesora tenía que detenerse en ocasiones por los más rezagados e ineptos, y entonces perdía la concentración. Miraba la ventana distraído cuando sintió una mirada penetrante en la nuca. Se giró repentinamente, pero todos miraban al frente. Cuando la clase terminó salió fuera a buscar el tablón de anuncios, puede que allí encontrara información de algún lugar en el cual entretenerse, eso de que Seúl no tuviera playa, y no hiciera normalmente calor le irritaba. Llevaba tres libros en la mano, y ojeaba la contraportada de uno cuando chocó con alguien haciendo que se le cayeran todos los libros al suelo. Subió la miraba para ver de quien se trataba y se encontró con aquel tipo de su clase, Yoon, el cual descubrió que llamaban Y-Shin.

—Podrías mirar por donde vas —le espetó Dre.

—Lo siento, no te había visto — contestó Y-Shin.

Sin embargo, no sonó como una disculpa, era más, puso aquella sonrisa siniestra que a Dre no le gustaba nada. Le ignoró y se agachó a coger sus libros. Iba a alcanzar el primero cuando Y-Shin le propinó una fuerte patada al libro alejándolo de su alcance. Dre le miró.

—¿Se puede saber qué coño te pasa? —dijo malhumorado. Pero el tío ni le contestó y seguía poniendo esa estúpida sonrisa.

Se giró para alcanzar el libro que había pateado. Lo agarró, pero no pudo levantarlo, un pie lo aprisionaba con fuerza. Volvió a levantar la vista encontrando a su amigo, Seungwoo. Éste no sonreía, en cambio, fruncía el ceño. ¿De qué puñetas iba aquella gente? Resopló con fuerza intentando conservar toda la paciencia que podía.

—¿Te importaría no pisar mi libro? —le preguntó con tono sarcásticamente amable. Entonces levantó el pie y Dre se relajó un poco. Sin embargo, de pronto sintió una fuerte presión en la mano.

—¿Prefieres que pise esto? —preguntó Seungwoo ladeando la cabeza mientras le pisaba con fuerza los dedos de la mano.

Dre dio un gruñido de dolor e impresión. Sacudió la pierna de Seungwoo y pudo liberar su mano. Apretó el puño mirándose los dedos de la mano, enrojecidos y doloridos. Se levantó de golpe.