—Duerme conmigo —le había dicho Jong.
Dre no dudó en deslizarse de su cama a la de su hermano. El moreno les cubrió con el grueso edredón y Dre le abrazó sin demora. El castaño no podría dormir sin antes besar hasta el agotamiento a Jong. Le besó, le acarició para después susurrarle al oído. Sus cuerpos sudaban mientras se movían, ambos jadeaban en silencio. Estuvieron así, hasta altas horas de la noche, hasta que cuerpo les pedía dormir y sus mentes soñar. Dre maldijo al sueño, pues quería aprovechar cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo en besar a Jong, pues en cuatro meses, tendría que decirle adiós.
No mucho más tarde, Jong se despertó con el sonido de su reloj. Miró a su lado, donde Dre estaba profundamente dormido boca abajo. Era tan dulce cuando dormía que no parecía el mismo toca narices que era cuando estaba despierto. Jong se acercó a su oído.
—Dre, despierta —le susurró. Dre se removió ante el sonido.
—¿Qué hora es? —preguntó sin tan siquiera abrir los ojos.
—Es pronto, pero deberías irte a tu cama. Yo tengo que ir a clase —dijo antes de darle un beso en la espalda. Dre abrió los ojos por primera vez en aquel día.
—No vayas —le pidió Dre. El moreno rió ante la idea.
—Debo ir —contestó empujando a Dre hacia su cama.
El castaño se dejó arrastrar, pero extrañamente para ser él, ya no tenía sueño.
—Vas todos los días. Por un día que te quedes, no va a pasarte nada malo—le dijo incorporándose.
—Yo no eludo mis responsabilidades como tú —contestó Jong abriendo el armario. Dre ignoró su comentario y observó como Jong cogía las prendas de su uniforme. Se desvistió y comenzó a ponérselo. Dre volvió a tumbarse sin perder de vista ningún movimiento de Jong. Se colocó el brazo detrás de la cabeza.
—Me gusta cómo te queda el uniforme —comentó.
Jong levantó la vista de los dedos que tenía sobre la corbata y miró a Dre. Sonrió y siguió con lo que estaba.
—Deberías vestirte, si no quieres llegar tarde —dijo Jong cuando hubo anudado su corbata.
—Creo que yo si me quedaré... —contestó Dre bostezando. Jong le frunció el ceño.
—Suspenderás.
—Yo puedo aprobar un examen hasta con los ojos cerrados —fardó Dre con una sonrisa de suficiencia.
—Haz lo que quieras —dijo poniéndose la chaqueta del uniforme sobre la blanca camisa—. Yo voy a llevar a Hyunki al colegio.
—¿Y luego vuelves? —quiso saber Dre.
—Luego iré a clase —contestó Jong abriendo la puerta y saliendo por ella. Dre resopló y se tapó con el edredón. Volvía a estar de buen humor ahora que las cosas llevaban otro rumbo. No pasaron ni diez minutos cuando escuchó la puerta principal cerrarse. Se levantó y se estiró. Si Jong no iba a quedarse, entonces iría al instituto. Tenía ganas de contarle a alguien lo que había ocurrido, pero no podía decírselo a nadie. Aun así no le importaría llevar su buen humor para molestar a Seungwoo, o comprobar si Y-Shin ya estaba de vuelta. Cogió su uniforme y comenzó a vestirse. Fue hacia la cocina, únicamente vestido con el pantalón y la camisa desabrochada. Se tomó una taza del café que había dejado hecho Joonsang antes de irse, y se fue directo al baño. Después arreglarse el pelo, y de dejárselo como más le gustaba, volvió a su habitación. Había agarrado la corbata para anudársela al cuello, cuando escuchó la puerta. Dre se giró, y vio ante él a Jong. Dre sonrió socarronamente al moreno.

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RUN BABY RUN
Lãng mạnDre sabe muchas cosas. Sabe resolver cualquier ecuación, sabe explicar la teoría de cuerdas y sabe cómo hacer adecuadamente un torniquete. También sabe que estudiará medicina, sabe que su equipo de baloncesto no ganará ese año la liga y sabe que no...