Capítulo 35

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Caminó por el One Shot lentamente. Sus piernas querían correr pero no quería delatar sus prisas. Miró su reloj, el vuelo de Dre salía en una hora. En cuanto estuvo fuera, se subió a su moto y salió disparado de allí. Una cosa tenía clara, no pensaba llevar a Dre ante Moon jamás. No había una solución fácil para aquello, estaba contra las cuerdas. Sus opciones eran claras, pero ninguna perfecta. Marcharse en ese momento que podía. No estaba pensando demasiado en ello, solo quería ir deprisa al aeropuerto, decirle adiós a Dre, y ya pensaría en su siguiente paso. Pero debía marcharse lejos, no podría acercarse a su familia, pues ahora estaba en el punto de mira. Aparcó la moto frente a la casa de Milk y se apresuró a entrar. Subía las escaleras de dos en dos, abrió la puerta y la cerró de un portazo. Por suerte tenía la mochila que había hecho cuando salió de su casa. Fue hasta la habitación, la cogió y la puso sobre la cama. Había en ella ropa suficiente, y su cartera. Abrió el armario y cogió cosas que pensaba que le serían útiles. Salió de la habitación aprisa. Abrió la nevera y buscó en el congelador, el bobo de Milk solía guardar allí el dinero. Cogió lo necesario y se apresuró a meterlo también en su bolsa. Entonces miró al techo. Se subió a la cama, y palpó las baldosas del techo. "Lo guardo en un hueco del techo. Por si acaso." Había dicho Milk en una ocasión. Jong siguió paseando su mano, hasta que dio con la adecuada. Empujó de ella encontrando el dicho hueco. Metió el brazo buscando a tientas. Sus dedos dieron con algo. Lo agarró y tiró de él. Era una bolsa, negra. Jong la tiró a la cama y se bajó de ella. Abrió la cremallera.

—Gracias, Milk —dijo viendo la cantidad de armas que su amigo había recaudado.

No cogió armas grandes, se limitó a coger tres pistolas. Dos que metió en la mochila, junto a varios cargadores y balas, y otra que cargó y se metió en la parte trasera del pantalón. Volvió a dejar la bolsa donde estaba, y colocó la placa del techo. Vio el peluche en la cama... No dudó en cogerlo y guardarlo también. No podía marcharse sin él. Miró de nuevo su reloj, aún le daba tiempo. En su móvil pudo ver la infinidad de llamadas perdidas que tenía del castaño. Debía embarcar en menos de una hora, si salía ya, le daba tiempo a ir. Salió de la habitación, cuando escuchó que llamaron a la puerta. Se quedó ahí clavado sin hacer ningún ruido, mirando la puerta con pánico.

—¿Park? Soy tu querido amigo Rex. Abre la puerta, ¿quieres? —dijo la voz de Rex.

Jong dio un paso hacia atrás, intentando hacer el menor ruido posible. Llevó su mano al arma que llevaba en la espalda mientras daba otro paso.

—¿No quieres abrir? Vamos, Park, ábrenos. Somos amigos, ¿no? —seguía Rex desde fuera.

Jong llegó hasta la habitación. Entornó la puerta y se colocó tras ella con el arma preparada. A continuación, escuchó un fuerte golpe. Habían tirado abajo la puerta. Agudizó el oído para saber cuántos eran, sus movimientos y el lugar en el que estaban. Podía asegurar que había dos, pero era difícil de predecir.

—¿Dónde os escondéis? —escuchó decir a Rex.

¿Escondéis?, se preguntó Jong. Debían pensar que estaba allí con Dre, y por ello se habían descubierto. No iba a haber ningún pacto, se dijo Jong, no había ninguna tregua. Los que habían sido sus compañeros, ahora eran sus enemigos. Escuchó la madera del suelo crujir señalando sus pasos, se dirigían hacia él. Jong miró alrededor de la habitación. La ventana estaba demasiado alta. La única salida era la puerta principal. Miró en frente suya la caja de trastos que tenía Milk en su habitación. Debía salir de allí como fuese. Acercó con su pie la caja, y le dio una patada para lanzarla fuera. Dos disparos se escucharon, y la caja fue agujereada por la parte frontal. Ya sabía dónde estaban. Jong cogió aire y asomó su arma para disparar. Lanzó dos disparos antes de volver a esconderse tras la puerta. Escuchó un jadeó, y alguien se derrumbó en el suelo. Le había dado a uno.

RUN BABY RUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora