Capítulo 18

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Una sombra apareció ante su pupitre de clase. Era la hora casi la hora de salir, y Dre levantó la mirada de su cuaderno para ver de quién se trataba.

—Oppa, te he preparado algo —le dijo una chica llamada Sohee, de pelo castaño largo.

Tenía esa forma adorable y a la vez sexy de moverse. Era de las chicas que peor había tratado a Eunchan. Y ahora además tenía que aguantar como ella y sus amigas pretendían a Dre en sus narices.

—¿Qué es? —preguntó Dre destapando la caja decorada con adornos adorables y encontrando unas bolitas de colores.

—Gyeongdans —respondió ella con una sonrisa.

El chico las había probado en una ocasión. Era pastel de arroz rebozado en diferentes dulces.

—Aun no me he comido la caja de kimbap que me distes ayer —respondió algo grosero.

Chanel sonrió sin disimular. No era que le gustara que Dre fuera grosero con nadie, pero sin quererlo se sentía apoyada con ese pequeño gesto. Era justo lo contrario que solía hacer Y-Shin.

—Oh oppa, esto te gustaran más. Come mucho, ¿sí?

Sin añadir nada más, se marchó hacia su mesa, donde estaban sus amigas susurrando con risas. Dre miró la comida sin comprender.

—¿Por qué esa necesidad de traerme todos los días comida? ¿Me ven muy flaco o qué? —se quejaba al tiempo que dejaba la caja a un lado.

Su amigo era un occidental tonto, pero Chanie sabía perfectamente por qué le mimaban tanto. Antes se ponía roja de furia porque ella no sabía cocinar, era un total desastre. Nunca le gustaba esa forma de comportarse que tenían allí las mujeres, ella jamás cocinaría para un hombre, y una parte de ella no podía evitar estar un poco celosa por la atención que le dedicaban a su amigo. Pero lo cierto, era que ya no le importaban casi aquellas chiquilladas. Siempre pensaba así, al verse comiendo todos los días sola, pero ahora tenía a Dre, que desde luego todas aquellas cosas le eran indiferentes. No pudo evitar sonreír pensando en lo agradecida que estaba de contar con él.

—Creo que empiezo a darme cuenta de por qué les gustas... —comentó Chanel.

—¿Por qué? ¿Está empezando a hacerte efecto también a ti? —inquirió Dre con una socarrona sonrisa.

—Eres un desagradable y un borde —concluyó Chanel ignorándole.

El chico frunció el ceño.

—Eso no es verdad. Es solo que no entendiendo a qué viene tanta comida.

—Les gustas. ¿No has notado como les cambia la voz cuando se dirigen a ti?

Los ojos de Dre brillaron entonces con suspicacia.

—Qué curioso... Es exactamente lo que a ti te pasa con Jong.

Chanel frunció el ceño. La campana sonó anunciando el fin de las clases.

—Eso es mentira.

—Tu voz sube casi tres notas —continuó Dre recogiendo sus cosas.

—Cállate.

—No te preocupes por mí, oppa. Sé cuidarme sola —la imitó con una voz aguada y repelente.

Se calló de golpe al recibir un manotazo en la espalda.

—Tonto.

Lejos de replicar, Dre se carcajeó.

—Lo he imitado tal cual sonó.

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