Capítulo 38

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Comenzó a sentir esa sensación de saber que estaba dormido aun estándolo. A través de sus párpados podía ver que la habitación ya estaba iluminada por los rayos de sol. Y que rayos de sol, propios de Busan en junio. Parecían incluso de medio día. Se sentía descansado, incluso notó que sonreía un poco al pensar lo feliz que era uno después de dormir las horas necesarias del tirón. Y en una cama, no sobre una mesa, un asiento de autobús o los bancos metálicos de una estación. Estaba en una cama, con su colchón, sus sábanas, su almohada. No era tan suave y mullida como la suya, pero no sería él el que pusiera pegas a aquella noche. Entonces estiró una mano hacia su derecha. Vacío. Abrió los ojos levemente. Estaba solo en la cama, y el hueco amplio de Dre estaba ausentado. Dre, extrañamente se había levantado antes que él, aunque claro, el castaño no necesitaba dormir tanto como él. Agradeció que le hubieran dejado descansar, realmente lo necesitaba. Como mínimo, había dormido doce horas. Dejó escapar el aire de sus pulmones, y sin levantarse una pizca, estiró sus brazos y se pasó la mano por el pelo. Después pasó una mano por su cara para desperezarse, y cuando toda esa pereza se había disipado, lo notó. Una presencia, clara y escalofriante, que no había sido percibida por ningún ruido, sino simplemente porque la sentía. Alguien mirándole. No estaba solo en la habitación, y el aura hostil se notaba en ella. No era Dre, ni Yonggi el que estaba allí con él. Giró su cabeza por fin, y miró hacia la habitación. Estaba justo en frente de la cama, sentado pacientemente con esa sonrisa de psicópata, con los brazos cruzados, quieto como un león apunto de coger a su presa, mirándole con intensidad y un odio palpable. Lee.

—¡Bú! —dijo con una voz siniestra, consiguiendo lo que se proponía.

La cara de Jong estaba totalmente descompuesta. No abrió la boca, tenía clavada la vista en Lee. Con su mano derecha, sin importarle que el trajeado estuviera delante de él, buscó el arma que tenía junto a la cama.

—Ah, ah —dijo Lee negando con la cabeza— ¿Buscas esto? —preguntó mostrándole a Jong su pistola. Lee sonrió al ver la reacción de Jong—. También he cogido las demás, así que no te molestes...

El corazón de Jong comenzó a bombear a toda velocidad cuando se planteó esa pregunta en su mente, por miedo a saber la respuesta.

—¿Dónde está Dre? —preguntó siendo lo que más le importaba en aquel momento.

—¿Quién es ese? —inquirió de pronto Lee— ¡Ah! ¿El chico desnudo que estaba contigo en la cama? —se burló Lee, Jong entrecerró los ojos y apretó los dientes. Que mono... ¿Esa es tu primera pregunta? ¿Qué dónde está el yankee?

—¿Dónde está? —insistió Jong.

—Muerto.

El corazón de Jong se detuvo entonces.

—Mientes —dijo Jong deseando que así fuera.

Lee ladeó una sonrisa.

—Cierto, miento. Pero no porque yo no quiera... Estuve a esto de meterle una bala por la boca... —dijo colocando sus dedos casi juntos enseñándole la medida a Jong, y después señalando un corte que tenía en la cara—. Es muy mal hablado ese chico tuyo... Nada respetuoso... Lástima que no me dejaran matarlo... Por ahora... Luego me divertiré con él —dijo con una sonrisa perversa.

¿Tenían a Dre? ¿Eso le estaba diciendo?

—Cómo le pongas un dedo encima... —dijo Jong entre dientes con los ojos encendidos llenos de furia.

—¿Qué harás? —bufó Lee—. Has perdido, Park. Tus amenazas ya no valen nada... Y como no seas obediente y un buen chico, haré una llamada y el yankee sufrirá las consecuencias. ¿Lo has entendido?

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