Abrió la puerta de su casa, sabiendo que Dre no se esperaría su llegada. No se daba cuenta de que estaba sonriendo cuando entró. Pero su sonrisa se esfumó al escuchar unas risas que procedían de su habitación. Era él. ¿Se estaba riendo? Jong apretó los dientes. Estaban siendo unas vacaciones para imbécil, pensó enfadado. Apretó los dientes y se dirigió hacia su habitación. Y allí estaba él, muriéndose de la risa, ni siquiera se percató de la presencia de Jong. Le miraba con furia, estaba en su habitación desternillándose como si nada.
—Vaya, te lo pasas bien aquí solo ¿eh? —dijo con más rabia y menos chulería de la que quería.
Dre dejó de reír y miró a su derecha. Allí estaba Jong mirándole con esa expresión de odio que le dedicaba siempre. ¿Qué hacía allí tan temprano?, se preguntó con fastidio Dre.
—¿Te sorprende que esté aquí? —soltó Jong como si le hubiera leído la mente—. Porque por si no lo sabes, esta es mi casa. Y tú no eres más que un okupa asqueroso.
Al dar un paso en la entrada de la habitación, Jong pisó uno de los papeles que había dejado tirados por el suelo. Los ojos de Dre quedaron fijos en su pie, no podía dejar que Jong viera de qué se trataban o su plan se iría a la basura. Lo único que quería era apartar todas esas hojas de la vista de Jong. Pero estaban esparcidas por toda la habitación. Si Jong las veía se meterían en problemas, sin embargo, no podía simplemente lanzarse a cogerlas. Entonces, Dre compuso una inocente sonrisa.
—Tienes razón —dijo de pronto poniéndose de pie. Jong le miró sorprendido. ¿Que tenía razón?—. Solo soy un okupa y estoy aquí desordenando tu habitación... —dijo señalando todo el desorden, se pasó la mano por el pelo fingiendo estar avergonzado—. Lo siento, lo recogeré en seguida.
Dre se puso de inmediato a coger todos los papeles. Jong frunció el ceño. Ahí había gato encerrado. Dre se agachó para coger el papel que pisaba el coreano. Tiró de él pero Jong no levantó el pie. Tanta docilidad, era demasiado extraña.
—¿Qué estás tramando?
Volvió a tirar del papel, pero el idiota seguía con el pie clavado en el suelo.
—¿Yo? Nada. ¿Puedes levantar el pie para que pueda seguir recogiendo?
Sonó tan amable, que incluso a Dre le sonó falso. Y ocurrió. Los ojos del moreno se trasladaron al papel. Se acuclilló y levantó el pie para tomarlo.
—¿Esto?
Y como una bala, Dre lo tomó primero y se puso en pie de inmediato.
—Déjame ver—pidió Jong con la voz llena de sospecha.
Los hombros de Dre se encogieron.
—Son solo apuntes de instituto...
—¿Sí? —inquirió enarcando una ceja—. Pues déjame verlos
—¿Para qué? Si no los entenderías. —se burló Dre sin poder evitarlo.
Jong frunció el ceño.
—Creo que aún no te has dado cuenta de que el único graduado aquí soy yo. ¡Dámelos!
Dre chocó contra la pared. Ya se estaba hartando.
—¿Quién te crees tú para darme a mi órdenes? —le espetó Dre plantándole cara.
—El dueño de esta casa donde casualmente te estoy dejando quedarte. Porque como tú bien lo has dicho... no eres más que un okupa.
—¡Já! ¿Realmente te has tragado eso? ¿De verdad crees que algún día yo podría dejarme acobardar por ti?
Jong le aprisionó contra la pared. No pudo evitar sonreír, qué poco le conocía...
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RUN BABY RUN
RomantikDre sabe muchas cosas. Sabe resolver cualquier ecuación, sabe explicar la teoría de cuerdas y sabe cómo hacer adecuadamente un torniquete. También sabe que estudiará medicina, sabe que su equipo de baloncesto no ganará ese año la liga y sabe que no...