Chan se desplomó en el asfalto. El charco de sangre que había a su alrededor se agrandó. Jong tenía la vista puesta en el cadáver, y no podía apartarla. Había matado a alguien. Daba igual quién fuera, lo había hecho. Había hecho sufrir a muchas almas, pero jamás había desterrado a una del mundo. Lee hizo una señal a Rex para que soltara a Milk, que logró mantenerse en pie a pesar del disparo que había recibido. Lee sonreía, muy satisfecho con lo que acababa de pasar.
—Muy bien, Park. Ahora, ya eres todo un hombre —soltó acercándose a Jong con esa sonrisa—. No hace falta que me des las gracias.
Acababa de terminar la frase, cuando Jong se abalanzó sobre él, y le agarró del cuello de la chaqueta.
—¿Te hace gracia? Porque ya que he disparado una vez puedo seguir haciéndolo... —le dijo Jong entre dientes y su arma pegada al pecho del trajeado.
Lee solo pudo abrir los ojos como platos.
—¡Park, suéltale! —gritó Rex, pero Jong no le escuchó, tenía toda su atención en aquel gilipollas que le había obligado a hacer algo que no quería.
—¿Qué pasa? ¿Ya no quieres que dispare más? —dijo introduciendo aún más el arma. Lee no podía vocalizar palabra.
—¡Park, para de una jodida vez! ¡Tenemos que irnos de aquí cuanto antes! ¡Y curar ese pie a Milk! —le espetó Yun intentando apartarle de Lee, pero Jong solo reaccionó a sus últimas palabras. Milk. Apretó los labios. Aquel cabrón había disparado sin miramientos a su amigo. Se hubiera quedado horas apuntando a Lee hasta que llorara y suplicara, pero Milk era mucho más importante que aquel idiota. Jong apartó su arma al fin del pecho de Lee, mientras seguía fulminándole con la mirada.
—Cabrón hijo de puta... —dijo con asco mientras se apartaba de él.
En cuanto Lee tuvo el arma fuera, y estuvo lejos de su trayectoria, volvió a la carga.
—¡¿Quién te crees que eres para...?! —comenzó a decir fuera de sí.
—¡Vale ya! —gritó Yun colocándose en medio del camino de Lee—. Tenemos que deshacernos de los cadáveres y largarnos —se apresuró a decir señalando todos los rastros que habían dejado.
Los ojos de Lee siguieron lo que señalaba Yun. Era cierto, tenían que largarse de allí cuanto antes, e informar a Moon de todo lo que había ocurrido aquella noche... Bueno todo no, pensó. No le diría ni una palabra sobre lo que había obligado hacer a su querido protegido. Y esperaba que los demás tampoco abrieran la boca, que seguramente no lo harían, ya que Yun y Rex siempre seguían sus órdenes, y Milk y Jong tenían muchas cosas que Lee no soportaba, pero no eran ningunos chivatos que fueran a lloriquearle a Moon. Levantó la vista hacia Jong un poco más apaciguado. Él le miraba con repugnancia antes de darse la vuelta y dirigirse a Milk.
—Vamos Milk, antes de que te quedes sin pie —dijo de malas maneras amarrándole del brazo para pasárselo por sus hombros.
—Jong... Estoy bien —aseguró apartando el agarre—. Yun y Banna me llevarán. Vete a casa —dijo Milk con voz compresiva, ya que sabía que Jong tenía que seguir con la tapadera del restaurante, no podía estar fuera a aquellas horas, o su abuelo comenzaría a preguntarse dónde se metía.
Jong le miró por un momento con culpabilidad, cosa que se veía pocas veces en él.
Cuando metieron a Milk en el coche, y Yun le aseguró que se quedaría con él, respiró más tranquilo. Lee abrió la puerta del coche dónde Rex ya le esperaba como dentro.
—Supongo que no te importará irte caminando.
Por supuesto, no era una sugerencia. Pero Jong tampoco quería compartir un segundo más de tiempo en compañía de aquel psicópata.
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RUN BABY RUN
RomanceDre sabe muchas cosas. Sabe resolver cualquier ecuación, sabe explicar la teoría de cuerdas y sabe cómo hacer adecuadamente un torniquete. También sabe que estudiará medicina, sabe que su equipo de baloncesto no ganará ese año la liga y sabe que no...