El dolor no era algo nuevo para Jong. Ni físico, ni sentimental. Pero aun así, dolía. Y de qué manera. Sin embargo, le habían hecho daño tantas veces, que sabía apartar el dolor, ignorarlo. Pensaba día y noche en lo idiota que había sido, había intentado de mil maneras endurecer su corazón para que nada más penetrara en él. Pero había descubierto que había sido un blando, un confiando, y por ello ahora le tocaba pagar, como tantas veces había hecho. Jong abía aislar el dolor, pero no hacerlo desaparecer. Y no ayudaba que el origen del dolor estuviera junto a él cada mañana, despertándose a su lado y haciendo que ese sentimiento triste apareciera desde el momento en que empezaba el día. No ayudaba ver su cara en cada rincón de su hogar, el único sitio donde uno puede estar seguro de que no sentirá ningún mal. Y tampoco ayudaba verlo dormir, junto a él, haciendo que cada noche, al dormirse, sus sueños fueran cobijo para aquel que tanto daño le hizo. Se sentía como un niño estúpido, que había entregado lo más valioso que tenía para que lo cogieran y lo patearan como un vulgar objeto.
¿Tenía él algo de malo para que todo aquel que se convertía en el centro de su vida, acabara también con ella? ¿Era culpa suya? Se quitaba esos pensamientos de la cabeza, pues él no era ningún mártir. Alejó todo lo que le hacía daño a un lado. Lo borraba de su mente, e intentaba ocultarlo en su pecho. Y así, puede que tal vez no olvidara, pero al menos no tampoco recordaba.
Para Dre, su vida había mejorado un poquito, para después volver a empeorar. Recordaba a la perfección el refrán que decía Cuanto más alto se vuela, más fuerte es la caída. Y era justamente como se sentía en aquel momento, como si se hubiera estrellado contra el suelo con una fuerza sobrehumana. Ni si quiera sabía por qué se sentía así. Se consolaba pensando que era porque se le había acabado una de las diversiones que tenía... Pero sabía que no era eso. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué pensaba día y noche en su hermanastro? De esa forma tan poco decente y tan poco adecuada... Iba a acabar enloqueciendo. Solo le quedaban cuatro meses para cumplir la mayoría de edad, solo debía aguantar ese tiempo para poder salir de aquel lugar. Pero hasta entonces no sabía cómo librarse de ese dolor que sentía al respirar, ese dolor que se clavaba en su pecho y esas comeduras de cabeza que le invadían a cada minuto. Se sentía extrañamente triste, la fuerza que siempre había tenido se estaba empezando a evaporar. La culpa la tenía el estúpido de Jongkyu. ¿Por qué había tenido que decirle aquellas cosas? Lo peor de todo, era esa mezcla de enfado, dolor... y júbilo, que sentía cada vez que las recordaba. Jong sentía algo por él, pequeño o grande, profundo o leve, pero era algo. Y eso le hacía sentir tantas cosas al mismo tiempo que no sabía qué pensar sobre ello. La primera capa estaba llena de resquemor, enfado e ira, y era la única que se dejó ver al exterior. La había dejado salir toda en cuanto Jong pronunció aquellas palabras, sabiendo que le harían daño. Pero en ese momento, pensaba que las merecía, el moreno era un imbécil por creer que Dre podría sentir lo mismo por él, y aunque lo sintiera jamás podría ser.
¿Era que tenía alguna clase de retraso? Ya no solo era el hecho de que ambos eran hombres. Dre no era gay, de eso estaba seguro. Pero lo peor de todo, era que eran familia. No podía estar pensando realmente eso. Los tres primeros días después de aquella noche, Dre se mostraba tosco con Jong. No le dirigía la palabra, aunque Jong tampoco lo hacía. Y mientras Dre se dedicaba a mirarle con el ceño fruncido, el moreno no le había dirigido una mísera mirada. Lo peor era estar solos, pocas veces ocurría, pero si así era, Jong siempre salía de casa. Dre ignoraba si lo hacía por una verdadera razón o simplemente por no estar en la misma sala junto a él. De lo que no podía huir ninguno, era del hecho de dormir en la misma habitación. Jong cenaba y se iba a la cama, y se excusaba diciendo que había tenido un largo día en el trabajo. Nadie se lo refutaba. Dre esperaba lo suficiente para irse él a dormir, ignorando si Jong ya estaría dormido o no. A la mañana siguiente, ya no estaba, y no se volvían a encontrar hasta la tarde, si coincidían. Todo había vuelto a ser exactamente como cuando Dre había llegado. Pero a diferencia de aquella vez, Jong no le ignoraba por odio, al menos no lo parecía, simplemente con indiferencia. Y a diferencia de la otra vez, Dre no podía mantenerse indiferente, y la capa de enfado comenzó a desvanecerse, quedando únicamente de manera superficial, y llegó una nueva, más interior, que le hacía sentirse como una mierda. Aquella duró más tiempo, y le hacía ser incapaz de mirar a Jong a la cara. El castaño pasaba los días fuera, con Chanel para olvidar toda la miseria que estaba viviendo solo, y así correr si sentía que llegaba a sus límites. Porque ahora ya nada estaba bien. No era como al principio, que su mente y corazón pedían a gritos ir a casa porque era el único lugar donde volvería a ser feliz. No, Dre ni siquiera pensaba en su otra vida, solo pensaba en una cosa, día a día, noche tras noche, y eso le volvía a cabrear. No se sentía él mismo desde hacía una semana. Joonsang era el único que se había percatado de la diferencia en la actitud de los dos hermanos. Puede que Hyunki también lo hiciera pero, ¿qué iba a decir él? Sanghu, en cambio, solo parecía prestar atención a la relación de los dos cuando estos peleaban. Pero ya no existían las peleas del principio, ni tampoco la extraña cordialidad que parecía haber aparecido en el último mes. Y Joonsang miraba con extrañeza la cabeza baja de Jong, y la mirada incómoda de Dre. En cierta ocasión que estaba con ambos a solas fregando los platos, manifestó su curiosidad.
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RUN BABY RUN
RomanceDre sabe muchas cosas. Sabe resolver cualquier ecuación, sabe explicar la teoría de cuerdas y sabe cómo hacer adecuadamente un torniquete. También sabe que estudiará medicina, sabe que su equipo de baloncesto no ganará ese año la liga y sabe que no...