RUN BABY RUN

Capítulo 8

Dre se levantó con un humor terrible aquella mañana. El día anterior había empezado siendo el primer buen día que había tenido en Corea. Había estado toda la tarde relajado y riendo a causa del humo de aquel delicioso cigarro. Además oa pasó con Chanel, la cual le divertía mucho. Le recordaba en exceso a Lena, y eso le hacía sentirse un poco como en casa. Aun sintiendo los efectos de felicidad y calma, llegó a casa. Jong estaba allí, y a partir de ahí, el día solo fue a peor. Dre volvió a ponerse de mal humor, siempre le miraba con aquella prepotencia y suficiencia, como si Dre se tratara de un pequeño insecto al que podría aplastar cuando quisiera. Pero cuando se encontraron en el baño, y Dre comenzó a desnudarse, por primera vez desde que conoció a Jong, le vio con una mirada indefensa ante él, como si Dre tuviera el control por un segundo y hubiera podido manejarle a su antojo. Sin embargo, aquello duró demasiado poco, Jong en seguida volvió a su ser agresivo y amenazante. En la cena ni se dirigieron la mirada, aunque para Sanghu y Joonsang era un avance, al menos ya no se gritaban. Después de cenar, todos se prepararon para acostarse. Jong aprovechó para salir y fumarse un cigarro, a su abuelo no le gustaba que lo hiciera dentro. Cuando volvió a entrar se dirigió a su habitación. Allí ya estaba Dre, con una camiseta básica y unos pantalones de chándal, con su ordenador en el regazo y tecleando sin parar. Ni si quiera levantó la vista cuando Jong entró en la habitación. Acomodó su cama junto al armario, alejándola lo máximo posible de la de Dre, el cual no pareció ofenderse ya que seguía golpeando las teclas sin prestarle la más mínima atención. Se deslizó entonces la camiseta y los vaqueros, estaba de espaldas a Dre, por lo que no pudo ver como éste levantó por un segundo la mirada de su ordenador para observarle, apartándola en seguida. Jong se puso unos pantalones cómodos y se metió en la cama. Dre seguía con su ordenador, haciendo que con cada golpe de tecla, Jong se alterara más. Así no se podía dormir. Aquel idiota irritante lo hacía aposta.

¿Quería provocar que se enfadara o qué? Se incorporó y le miró con severidad.

—Apágalo —le ordenó Jong. Dre no le contestó, le ignoró totalmente. Aquello le enervó más— ¿Estás sordo? Apágalo, ahora — repitió rotundidad.

—No me da la gana —contestó, sin levantar la vista de la pantalla.

A Jong se le oscureció la mirada. Se levantó y se colocó de pie frente a Dre, mirándole desde arriba.

—Lo vas a apagar, por las buenas o por las malas.

Dre levantó la vista por primera vez.

—Creo haberte dicho, que yo no recibo órdenes tuyas —contestó antes de volver la atención al ordenador.

—Muy bien...

Sin aviso, cerró con fuerza el ordenador de Dre, casi pillándole los dedos.

—¡Eh! — exclamó Dre, pero no le dio tiempo a decir más. Jong le arrancó el ordenador de las manos. Abrió la ventana tras Dre y lanzó el portátil a la mojada calle. El americano se levantó y miró horrorizado como su ordenador se estrellaba contra el suelo. Sin pensárselo dos veces, Dre salió al pasillo, se puso las primeras zapatillas que encontró en la entrada y salió hacia la calle. Llegó hasta la parte de atrás. Allí estaba su portátil hecho añicos, su medio para ver a sus amigos cada día. De lo poco que le dejaba ver la vida a la que quería volver, y las personas con las que quería regresar. Se agachó para recogerlo. La pantalla ya no estaba unida al teclado, se habían perdido varias teclas, y la pantalla estaba rajada.

—Vaya, no se habrá roto, ¿verdad? —preguntó con fingida voz de preocupación y una sonrisa triunfante Jong desde la ventana.

Dre levantó la vista y lo miró con una ira que jamás le había dirigido a nadie.