Capítulo 20

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Sintió un escalofrío al sentir una brisa en sus brazos desnudos. Fue abriendo poco a poco sus ojos, la habitación estaba iluminada por la luz de la mañana. Dre supo al instante que no estaba en su cama, sobre todo por el olor, pues aquel lugar apestaba como la habitación de una estrella del rock: alcohol, sexo y droga. Abrió los ojos como platos al recordar que hacía en aquella cama. A su lado no había nadie. Se incorporó un poco y vio que estaba desnudo.

—Buenos días —escuchó a su lado.

Jong estaba junto a la ventana fumándose un cigarro, vestido únicamente con sus pantalones. Ahora entendió por dónde había entrado ese aire helado. Dre no correspondió su saludo.

—¿Dónde está mi ropa? —preguntó.

—Donde la dejaras ayer.

—Donde la tiraste ayer —corrigió Dre.

Jong ladeó una sonrisa y se llevó de nuevo el cigarro a la boca. Dre miró junto al suelo su ropa interior y sus pantalones. Fue hacia ellos tapándose con la sábana y se apresuró a ponérselos. No se molestó en abrocharlos, se levantó directamente y se dirigió hacia Jong.

—Dame uno —dijo señalando con la cabeza el cigarrillo del moreno.

—¿Tú fumas? —inquirió Jong extrañado pero aun así tendiéndole lo que pedía.

—Tabaco no, normalmente —contestó tomándolo y llevándoselo a la boca—. Pero ahora lo necesito.

Jong entendía perfectamente por qué lo necesitaba. Él se había levantado de la cama exactamente con la misma necesidad. No podía soportar quedarse en la cama con Dre por dos razones. Una porque tenía la cabeza llena de cuestiones y eso solo le haría pensar más, y dos, porque sentía que si estaba en la cama con él un segundo más tendría que hacerle suyo de nuevo. Dre se dejó encender el cigarro por Jong y ambos se quedaron junto a la ventana, pensativos, cada uno inmerso en su mente. Jong se preguntaba que pasaría por la cabeza del castaño. Su expresión le preocupaba, lo que menos deseaba era que se arrepintiera por lo que había sucedido. Estaba tan callado y serio para ser Dre...

—¿Te arrepientes? —preguntó Jong sin pensarlo demasiado.

Dre no le miró, se quedó ahí observando las horribles vistas de Milk.

—No —dijo al fin—. Me lo pasé bien —dijo para asombro y gusto de Jong. Dre se giró para mirarle— ¿Tú te arrepientes?

—¿Yo? —preguntó y bufó ante lo tonta que era esa pregunta. El hecho de que fueran familia política y hombres, sinceramente, ya le daba igual—. Para nada.

—Sí, que pregunta tan estúpida —soltó Dre dando otra calada.

—¿Por qué?

—Soy joven, guapo y sexy. ¿Quién se arrepentiría de acostarse conmigo?—preguntó Dre, volviendo a ser el tonto de siempre.

—Es verdad, lo eres —dijo Jong para sorpresa del aludido—. Pero solo cuando cierras la boca.

La sonrisa pícara de Jong apareció. Dre puso los ojos en blanco, ya le extrañaba que Jong se sincerara de esa manera, porque obviamente lo pensaba, no podía ocultárselo después de lo de ayer. Ni él podría ocultarle a Jong que todo él era una absoluta perdición para su cuerpo. Jamás hubiera hecho lo que hizo de no ser porque Jong realmente le hacía perder la razón. Jong tiró el pitillo por la ventana y se dirigió a la cama. Se tumbó boca arriba, y a Dre le dio la sensación de que quería provocarle. Lo que no sabía Jong era que no necesitaba ninguna artimaña para ello, Dre se derretiría por Jong aunque llevara un disfraz de sumo. Porque no era solo su cuerpo lo que le provocara, ni siquiera esas facciones perfectas. Era todo él. ¿Podía ser alguien dulce y desagradable al mismo tiempo? ¿Engreído y humilde? ¿Bueno y malo? Porque eso era lo que le parecía Jong, el frío y el calor al mismo tiempo. Un total enigma, y Dre era un imán para algo así. Se acercó a él, y se tumbó a su lado con lentitud.

RUN BABY RUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora