La puerta se abrió. Ya venían por él. Abrió los ojos, tuvo en un primer momento la vista nublada, pero en seguida reconoció a Milk.
—Es la hora, Dre —sintió que cortaba la brida que unía sus muñecas y le quitaba el cinta adhesiva de la boca.
Con el mismo cuchillo, cortó el forro de la chaqueta sacando el material.
—Milk... No sé si podré aguantar —dijo masajeándose las muñecas y sintiéndose desfallecer.
—Has aguantado hasta ahora, no puedes echarte atrás —le animó Milk al tiempo que cogía la aguja para inyectarle la tubocurarina.
—Es que... creo que me estoy desangrando —dijo Dre casi sin aliento.
—No Dre, estás bien —dijo, cogió el frasco y metió en la jeringa la cantidad que el castaño le dijo.
Miró el brazo de Dre, buscando la vena.
—Trae yo lo haré —le dijo Dre, cogiendo la aguja.
—Pero date prisa, vendrán por ti en cualquier momento.
Milk se dispuso a colocar lo demás.
Se sentía mareado, pero intentaba concentrarse totalmente en buscar su vena.
—¿Y Jong? —quiso saber Dre.
—Ya me he ocupado de él —contestó Milk para alivio de Dre.
—¿Está bien?
Milk suspiró, al tiempo que colocaba el mecanismo en el torso de Dre.
—Dre, todo saldrá bien —dijo guardando las cosas, y colocando otra brida a Dre—. Nos vemos en un momento —dijo el chico saliendo de allí a toda prisa.
Dre no sentía la tubocurarina, pero sabía que haría efecto en apenas diez minutos, por lo que le dijo a Milk que se la inyectara cuando quedara ese tiempo para su muerte, y a Jong igual. Y así fue. En apenas un minuto vinieron por él, le cubrieron la cabeza y le condujeron hasta donde sería el número final. Cuando le tuvieron arrodillado, le quitaron aquel oscuro saco de la cara. Lo primero que vio tras librarse de aquella oscuridad, fue su rostro. Tenía a Jong frente a él, horrorizado por lo que debía ser su cara, pero el moreno tampoco estaba como para tirar cohetes.
—Dre... Dre... —le llamó
Escuchaba de nuevo su voz. Qué lejos parecía entonces cuando le tenía a tan solo unos centímetros de su cara, le acariciaba y le confesaba que le quería. Qué lejos había quedado después de esas destructivas veinticuatro horas, que solo habían empeorado al no estar con Jong.
—Jong... —contestó él.
—Lo siento tanto —dijo Jong entonces.
Dre negó levemente con la cabeza.
—No lo sientas —le dijo Dre con una voz débil, antes de sonreír un poco más—. Todo estará bien.
Miró con desagrado a Moon que comenzaba a hablar con su pedante voz ante todo el público. Vio a Milk, y se sintió esperanzado.
—Moon, deja de hacerle perder el tiempo a todo el mundo, y hazlo de una vez —dijo Dre impaciente, comenzando a notar los primeros síntomas de la tubocurarina. En cualquier momento caería al suelo, inmóvil, y su pecho dejaría de moverse para que pudiera fingir la muerte.
—¿Quieres que te arranque otro diente de cuajo? —preguntó entonces. Dre apretó los labios, conteniendo una inmensidad de insultos para aquel hombre. Moon le dio varios toquecitos a Dre en las mejillas, como los que se le dan a un perro por su buen comportamiento—. Calladito estás más guapo.

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RUN BABY RUN
RomanceDre sabe muchas cosas. Sabe resolver cualquier ecuación, sabe explicar la teoría de cuerdas y sabe cómo hacer adecuadamente un torniquete. También sabe que estudiará medicina, sabe que su equipo de baloncesto no ganará ese año la liga y sabe que no...