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Después de una semana de tranquilidad, Jungkook ahora se encontraba nuevamente en el sótano pero obviamente no para ser castigado sino para aprender.

Desde el último castigo que había recibido no pasó nada nuevo, solo vio a Taehyung cuidando de él, curándole las heridas de la espalda todos los días, incluso a veces salía a cazar pero volvía rápido para estar con él. En ningún momento lo llevó al sótano para que viera personas muertas o cosas de ese estilo, gran parte de él estaba agradecido con esas acciones; el humor de Kim era más tranquilo pero tampoco se podía confiar mucho porque de pronto podría cambiar todo, como ahora.

Jungkook en estos momentos al encontrarse allí abajo en ese sótano donde siempre se desataban sus miedos, se daba cuenta que esta vez era un poco diferente porque su respiración no estaba alterada, su corazón trabajaba de forma tranquila y no sentía su cuerpo helado como otras veces.

Sabía que nada bueno estaba pasando con él al tener esa reacción, se supone que debe tener miedo así como cada vez que está allí abajo, que debería oponerse y estar sintiendo miedo pero nada de eso estaba pasando.

Y es que en realidad cada día que pasaba en esa casa era un día más de resignación, un día más donde estaba aceptando su destino.

Aunque el mayor culpable de su cambio era Taehyung, cada vez que estaba con ese chico deseaba cumplirle sus caprichos, cuando salía lo extrañaba tanto y se atrevía a pedir que volviera pronto; anhelaba tenerlo con él a cada rato, tenerlo entre sus brazos fundiéndose en su cuerpo.

Desde que está con él no hay otra cosa que ronde su cabeza, ahora es el único dueño de sus pensamientos y ya nada puede hacer contra eso. Tal vez si desde un principio él hubiera puesto un alto a las provocaciones del chico, ahora no estaría en esta situación.

—Vamos Jungkook, ponte luego el delantal— habló Kim sacándolo finalmente de sus pensamientos — no tengo todo el día.

—Yo no te pedí que me trajeras, así que te esperas— respondió el azabache, mucho más seguro y sin ese miedo que tenía siempre.

Taehyung no supo más que reír ante la respuesta, ese chico se le estaba poniendo un tanto rebelde, ¿y él se quejaba ante los cambios? Claramente no porque sentía que él mismo había cambiado un poquito, ya no estaba a cada rato amenazando a Jeon y bueno desde el último inconveniente intentaba no enojarse con facilidad.

—Ya, estoy listo— informó Jeon, dejándose ver con el delantal y guantes puestos.

¿Estaba usando eso para torturar? La respuesta era que sí, Taehyung le había dicho que ya había pasado mucho tiempo desde que tocó a la primera víctima, por el mismo motivo lo tenía ahí abajo en ese momento.

Jungkook quería que ese día nunca llegará pero para su mala suerte Kim no se olvidaba de nada, aunque lo que sí lo sorprendió fue que no se alteró cuando lo llevaban al sótano; en vez de preocuparse por tener que torturar se había empezado a preocupar de sus emociones, ¿Dónde estaban? ¿Por qué no hacían acto de presencia? En ese momento las necesitaba, deseaba sentir que seguía siendo el mismo Jungkook de antes pero parece que no era así.

—La primera vez te dejé elegir el objeto que utilizarías pero ahora me toca a mí— dijo Taehyung mientras revisaba entre todas sus herramientas.

El rizado quería que ese día Jungkook sacara mucha sangre, no quería algo tan simple como la primera vez, por eso mismo entre todo lo que tenía terminó eligiendo una motosierra.

—Esta será perfecta para ti— volvió a decir Kim, mostrándole la motosierra y dejándola nuevamente en la mesa.

—Nunca he usado una de esas— dice Jungkook frunciendo su ceño —¿y por qué tengo que hacer esto?

Cacería [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora