38 Final

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Después de lo ocurrido en el bosque, Namjoon apenas contaba con unas pocas evidencias. La casa, consumida por las llamas, se redujo a cenizas junto con todos los secretos que albergaba. Nada quedó en pie. Solo restos carbonizados de lo que alguna vez fue un refugio, ahora silenciado por el fuego.

A unos metros de allí, encontraron un pozo colmado de cuerpos calcinados. Un cementerio improvisado. Tal vez, con suerte, podrían identificar a algunos por las dentaduras que aún quedaban en ciertos cráneos, pero el panorama era desolador.

También hallaron vehículos ocultos en distintos puntos del bosque, escondidos con astucia. Pero todo esfuerzo era en vano. Los hermanos habían sido meticulosos. Borraron huellas, quemaron rastros, deshicieron cada indicio de su existencia. Y lo lograron.

Sin embargo, había una pregunta que Namjoon no dejaba de repetirse una y otra vez, ¿Dónde se metieron esas tres personas que huyeron el día del ataque?

Los habían buscado. Incluso un perro rastreador intentó seguir su rastro, pero fue inútil. Se habían cubierto con tanto cuidado que ni siquiera el olfato del animal logró seguirles el paso.

Mandó avisos a autoridades en regiones cercanas, incluyendo la gran ciudad al otro lado de la montaña. Pero nadie había visto nada. Ningún herido había llegado al hospital. Ningún testigo. Ningún movimiento extraño.

Nada.

Era como si se hubieran desvanecido, tragados por la tierra. Y lo peor es que no conocía sus rostros. No podía crear bocetos, ni difundir retratos. Ni siquiera sabía a quién buscar.

Esa impotencia lo carcomía en silencio.

Tras la persecución, apenas le quedaban quince hombres con vida, contando a los heridos. El resto, no había tenido tanta suerte. Namjoon lamentó profundamente cada una de esas muertes. Pero más aún, lamentaba no haber capturado a los verdaderos responsables. No haberles visto el rostro. No haberlos hecho pagar.

En cuanto a Hoseok, a pesar del disparo en la pierna, logró seguir adelante. La cicatriz quedaría como un recuerdo imborrable de aquella pesadilla, pero al menos, podía respirar tranquilo. Uno de los criminales había muerto. Eso le bastaba para dormir un poco más en paz.

Regresó a su trabajo, a su vida de antes, aferrándose a la rutina. Mantuvo su amistad con Seokjin y cada tanto, en el silencio de sus pensamientos, recordaba a los amigos que había perdido. Siempre los llevaría consigo.

Namjoon, por su parte, decidió no rendirse. Continuaría su carrera como policía, fortalecido por lo vivido. Sabía que los que escaparon no podrían esconderse para siempre. Algún día bajarían la guardia. Cometerían un error.

Y ese día, él estaría ahí.

Listo para atraparlos.

Tres semanas después del ataque

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Tres semanas después del ataque

En una casa oculta entre los pliegues de la gran ciudad, vivían ahora los chicos. Aquel mismo día en que huyeron, Yoongi los llevó hasta ese lugar. Desde entonces no habían salido. Ese sitio, ajeno y silencioso, se había convertido en su nuevo hogar.

Cacería [Kookv]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora