Entre la espesura de unos arbustos, cubiertos por ramas secas y hojas temblorosas por el viento, se encontraban ocultos Jungkook y Taehyung. Sus cuerpos respiraban con dificultad, aún temblorosos tras haber escapado de las garras del cazador. El silencio del bosque era inquietante, como si la naturaleza misma contuviera el aliento.
Las heridas en las piernas de Taehyung no parecían profundas a simple vista, pero cada intento por moverlas era una punzada aguda que lo obligaba a morderse el labio para no quejarse. Jungkook sospechaba que el asesino lo había hecho a propósito; no matarlo, no todavía... sino lastimarlo justo lo suficiente para dejarlo atrás. Convertirlo en la presa más lenta.
Pese a todo, la sangre no brotaba con fuerza. Era poca, pero constante. Eso ya era un alivio.
Jungkook, sin perder tiempo, se quitó su polar delgado. Rasgó con cuidado tiras de tela y las envolvió con firmeza alrededor de las heridas del rizado, haciendo lo posible por detener la hemorragia. La improvisación no era perfecta, pero al menos serviría por ahora.Taehyung lo observó en silencio durante unos segundos, sus ojos brillando con una mezcla de gratitud y desconcierto.
—Gracias por esto, Jungkook —dijo al fin, su voz baja, cargada de sinceridad— sé que no era tu obligación ayudarme, ni mucho menos quedarte aquí conmigo...
—No era mi obligación —repitió el azabache, mirándolo directo a los ojos— pero quise hacerlo.
Una simple frase, pero en sus palabras había una decisión silenciosa, un compromiso que iba más allá de la lógica o el deber.
—Gracias —repitió Taehyung, esta vez acercándose más.
Lo abrazó.
Fue un gesto impulsivo, quizá, pero cargado de alivio. Su cuerpo se aferró al de Jungkook con suavidad, buscando consuelo, refugio... o algo más que ni él mismo podía nombrar.
Jungkook se quedó quieto por un segundo, sorprendido. Pero pronto respondió al gesto, rodeándolo con los brazos, estrechándolo contra su pecho. Sintió el calor del rizado, su respiración agitada contra su cuello. Por un momento, no quiso soltarlo.
Pero lo hizo. A regañadientes.
El silencio volvió, denso, solo interrumpido por el crujir de las hojas. Aguardaban. Seguían esperando a Jimin.
Y lo que no sabían, era que Jimin... ya no podía regresar.
Pasaron los minutos. Tal vez horas. La espera se volvió insostenible.
Jungkook empezó a caminar en círculos, intranquilo. Su mirada buscaba entre los árboles alguna señal, algún movimiento. Nada.
—Jungkook —susurró Taehyung con cautela— Si quieres, podemos salir a buscar a Jimin.
—Sí —respondió el azabache al instante— ya debió volver. Algo no está bien... Ese maldito seguramente lo atrapó —añadió, llevándose una uña a la boca y mordiéndola con fuerza.
—Siento decirlo, pero... lo más probable es que sí.
—Lo tengo claro —dijo entre dientes, y sin esperar más, comenzó a moverse para salir de su escondite.
Taehyung lo siguió de inmediato, a pesar de que cada paso le arrancaba una mueca de dolor. No quería quedarse solo. No podía.
Fuera del refugio improvisado, el bosque se abría en un escenario de incertidumbre. No había rastros. Ni del cazador, ni de Jimin.
—Lo más lógico sería ir por allá —dijo Taehyung, señalando hacia la derecha, donde la maleza se abría, dejando ver una zona con árboles más espaciados.

ESTÁS LEYENDO
Cacería [Kookv]
Mistério / SuspenseUn día, un joven de cabello azabache decide hacer trekking con su grupo de amigos, aventurándose en un bosque desconocido. En el camino, se cruzan con dos jóvenes que también se dirigen hacia allí. Pero lo que nadie sabe es que, una vez que pones un...