Me desperté sintiendo la cabeza dándome vueltas y la boca más seca que el desierto. Ni siquiera recordaba cómo había terminado la pijamada con Madison. Me senté en la cama, viendo los rayos de sol colarse por la ventana. Revisé mi celular y vi varios mensajes.
*Madison (2:34 a.m.): "¿Estás viva o qué?"*
*Madison (3:45 a.m.): "Deja de roncar, Max."*
*Madison (4:12 a.m.): "Te fuiste de este mundo, amiga"*Suspiré, dejando el celular a un lado. El cuarto estaba hecho un desastre: envolturas de papas, el frasco de Smirnoff a medio tomar, y pedazos de pizza que parecían haber sido abandonados en algún momento de la noche. Me levanté con dificultad, sintiendo el mareo a cada paso. La puerta del baño estaba entreabierta, así que me metí a darme una ducha. El agua fría me golpeó la piel y casi me sacó de la cruda de inmediato.
Salí envuelta en una toalla, tratando de recordar lo que había pasado. ¿En qué momento me desmayé? Madison había confesado lo de Daniel... ¿y después qué? Sentí un vacío en mi mente. " ¿qué más hablé?" me pregunté mientras me vestía. Me puse una camiseta cualquiera y unos shorts.
Y me volví a tirar en la cama, madison probablemente estaba por ahí comiendo algo o haciéndose desayuno
Volví al cuarto y sacudí a Madison suavemente.
—Madison, levántate, ya es tardísimo —le dije, pero solo recibí un gruñido como respuesta. Ella se giró en el suelo, cubriéndose la cara con la almohada.
—Cinco minutos más... —murmuró con la voz ronca.
—No, niña, ¡son las dos de la tarde! —le respondí, mirando el reloj.
Finalmente, Madison abrió un ojo y me miró con la expresión más confusa del mundo.
—¿Qué hora es? —preguntó, aún medio dormida.
—Las dos de la tarde, loca. Anoche nos pasamos de tragos, ¿no te acuerdas? —le dije, sentándome en el borde de la cama.
Madison se levantó lentamente, aún con cara de resaca.
—Ay, no... qué pena, Max, no me acuerdo de nada después de que nos terminamos la botella —dijo, frotándose los ojos—. ¿Hice algo raro?
Yo me reí y le pasé un vaso de agua.
—Raro no... pero me contaste algo bien picante. No sé si te acuerdas de Daniel.
Madison se quedó en silencio, mirando el vaso en sus manos.
—¿Lo de la discoteca? —preguntó, claramente avergonzada.
—Ajá, lo de la discoteca —le dije riendo—. ¡Me quedé en shock cuando me lo dijiste!
Ella suspiró y se tapó la cara con las manos.
—Ay, no puedo creer que te lo dije... No estaba lista para hablar de eso. ¿Qué más te conté?
—Nada más, tranqui. Solo te dejaste llevar con lo de Daniel. Te prometo que no diré nada —le respondí, tratando de calmarla.
Nos quedamos un rato en silencio, y luego Madison empezó a recoger las cosas del cuarto. Mientras lo hacía, su celular comenzó a sonar. Lo sacó del bolsillo y cuando miró la pantalla, sus ojos se abrieron de par en par.
—¿Qué pasa? —le pregunté, viendo cómo se quedaba congelada con el teléfono en la mano.
—Es... Daniel —dijo, levantando la mirada, con una mezcla de sorpresa y miedo en los ojos.
Yo la miré sin saber qué decir. Solo alcé una ceja, esperando que me contara más.
—No sé si contestar —confesó, mordiéndose el labio.
—Contéstale, niña, no te vas a quedar con la intriga. Además, si te está llamando es por algo importante —la animé.
Madison dudó un segundo, pero al final aceptó y deslizó el dedo por la pantalla para contestar.
—Hola, Daniel... —dijo con una voz suave.
Yo me quedé a un lado, observando cómo cambiaba su expresión mientras hablaba. Ella asentía y decía pequeños "sí", pero no podía escuchar lo que Daniel le estaba diciendo. Entonces, Madison se levantó del suelo y salió del cuarto, cerrando la puerta detrás de ella. Definitivamente, esa llamada no era algo para que yo escuchara.
Me quedé sola en la habitación, con la cabeza dándome vueltas y pensando en lo complicado que se le estaba poniendo todo a mi amiga. De verdad no sabía cómo iba a manejar eso, y mucho menos lo que pasaría cuando la novia de Daniel se enterara.
—Ay, Madison...—susurré, hablando conmigo misma.
Minutos después, escuché a Madison regresar al cuarto. Su cara era un poema; estaba pálida, como si hubiera visto un fantasma.
—¿Qué pasó? —le pregunté de inmediato.
—Me dijo que... quiere hablar en persona. Que tenemos que resolver esto ya —dijo, sentándose en la cama, claramente nerviosa.
—¿Resolver qué? ¿Le vas a decir a su novia? —pregunté, más curiosa que preocupada.
Madison negó con la cabeza.
—No sé... dijo que ya no puede seguir con esto así, que siente algo, pero que está todo muy complicado. —Suspiró, llevándose las manos a la cabeza—. No sé qué hacer, Max.
Yo me quedé en silencio, mirándola, sin saber exactamente qué consejo darle. Todo esto era mucho más complicado de lo que parecía.
—Pues... ¿tú sientes algo por él? —pregunté al final.
Madison me miró con los ojos vidriosos, y supe de inmediato la respuesta.
—Sí, pero... no puedo hacerle esto a su novia. No está bien.
Me acerqué a ella y la abracé fuerte. No sabía qué más decirle en ese momento, solo que estaba allí para apoyarla.
—Tranquila, niña. Sea lo que sea, vamos a salir de esta —le dije, tratando de hacerla sentir mejor.
Madison se recostó en mi hombro, y ambas nos quedamos en silencio, pensando en cómo se había complicado todo tan rápido.
...
Ay madison eras fan de su relación
Por favor no hate a Madison 😔 recuerden que esto es Wattpad y en mis historias siempre hay cacho