Drizella Barker es una chica que vive en Reseda, sus padres y sus hermanos se fueron a vivir a las colinas, ya que los padres han montado una buena empresa y ahora se les considera ricos, no quieren seguir en Reseda, por lo que le manda a su hija c...
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POR la noche Drizella tenía la Medalla al Valor en sus manos y estaba frente a la puerta de los LaRusso, había salido sin siquiera avisar a Miguel, y el también merecía entregarla por lo que lo llamó por teléfono.
—Miguel, voy a entregar la medalla al valor, ¿vienes conmigo?—le preguntó Drizella.
—Claro, pero tendría que pillar la bici.—dijo Miguel.—Estaría en 5.
—Ahí te veo.—dijo Drizella y colgó el teléfono.
Vio la luz del dojo de la casa, por lo que se acercó.
—¿Qué te ha gustado más hoy? ¿El frío o el calor?—escuchó a Robby preguntar.
—Los dos tienen sus cosas buenas y malas.—contestó Sam.—Pero, si tuviera que elegir diría...temperatura ambiente.—ambos rieron.
—Eso no era una opción.—me dijo Robby riéndose.
—¿Y a ti cual?
Drizella se asomó para ver y vio a Robby acercarse a Sam.
—El calor.—contestó y llevo una mano al cachete de Sam.
—Íbamos a esperar.—le dijo Sam.
El corazón de Drizella se estaba rompiendo en pedazos lentamente.
—Pues claro.—dijo Robby y finalmente la besó.
Drizella apretó el puño, se hizo daño con la medalla.
Antes de que la viesen salió de allí y los ojos se le llenaron de lágrimas.
Puede que ahí se diese cuenta, que le gustaba Keene, pero estaba enojada, no lo aceptaría.
Llegó Miguel con la mientras que los dos chicos se pasaron a la casa LaRusso.
—Drizella, perdón por tardar.—dijo Miguel acercándose.
—Toma.—dijo Drizella entregándole la medalla de mala gana.—Halcón tiene razón, en todo lo que dijo.—dijo Drizella con los ojos llorosos y dejó caer su skate y se fue a casa.
Migue tocó la puerta molesto y abrió Keene.
—Ya entiendo porque se fue.—dijo Miguel molesto.
—¿Qué haces tú aquí?—le preguntó Robby molesto.
—No he venido a pelear.—dijo Miguel serio.—Drizella quería devolver algo, pero no creo que la hayáis tratado bien, por lo que la entrego yo.—dijo y dejo ver la medalla.