Drizella Barker es una chica que vive en Reseda, sus padres y sus hermanos se fueron a vivir a las colinas, ya que los padres han montado una buena empresa y ahora se les considera ricos, no quieren seguir en Reseda, por lo que le manda a su hija c...
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—¡PARA el último combate de cuartos de final tenemos un enfrentamiento entre serpientes: Cobra Kai contra Cobra Kai.
De Robby se ocuparía el sensei Kreese y de Kenny, Silver.
Drizella acababa de llegar y se puso con su equipo.
Saludaron y se pusieron en guardia.
Kenny marcó primero. Y Kreese notó que Robby no quería pegar, sólo hacia el amago de pegarle.
—Tiempo muerto.—dijo Kreese y llamó a Robby, quien se acercó a su sensei.—¿Estás peleando con tu amigo o con tu rival? Creía que querías ser un campeón.
Robby se limitó a asentir y volvieron al centro.
Drizella noto como la mirada de Robby cambiaba, no le trasmitía mucha confianza.
Empezaron el combate y Robby marcó a la primera.
Empezaron de nuevo y forcejeando un poco Robby marco de nuevo.
Pero a la siguiente Robby no se puso en guardia.
Kenny iba a golpear lanzándose sobre el pero sólo se hizo a un lado.
Le pegó un puñetazo y Ribby se agachó, y al levantarse con la fuerza que Kenny quería hacer lo impulsó a otro lado con un puño no muy fuerte.
—No puntúa. Seguid.
Kenny hizo las combinaciones que Luna le enseñó pero a Robby le dio una patada en la espalda baja y Kenny cayó al suelo.
—Sigan luchando.
Robby se puso en guardia y le hizo un ademán a Kenny para que se acerque.
Robby pegó una patada con giro el el aire dándole en la nariz tirándolo al suelo, no hubo aplausos, sólo sonidos de asombro.
—¡Ganador!—anunció levantando el brazo de Robby.—¿Estás bien?—le preguntó a Kenny y solo se fue corriendo.
Robby iba a ir tras el pero Tory lo detuvo. Cosa que hizo que Drizella apretase los puños.
—Dejan que se calme.—le dijo Tory y noto a Robby extraño.—Robby, ¿estás bien?
—Sí.—asintió.
Eran las semifinales.
Miguel contra Halcón.
Hirieron su choque amistoso antes de empezar.
Miguel quiso hacer una patada en el aire pero gritó de dolor y cayó al suelo.
La espalda.
—¡Sensei!—gritó Miguel con todas sus fuerzas.
Llegaron los sanitarios y se lo llevaron.
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