días juntos.

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AL día siguiente, Miguel estaba en un arnés enganchado al techo para que Johnny hiciese fuerza, estaba de pie pero la fuerza la había Johnny

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AL día siguiente, Miguel estaba en un arnés enganchado al techo para que Johnny hiciese fuerza, estaba de pie pero la fuerza la había Johnny.

—¿Estás preparado?—le preguntó Johnny.

—Es que todo esto es una ridiculez.—dijo Miguel cansado.

—¿Cómo que una ridiculez?—le preguntó Johnny.

—¡Parezco un bebé enorme!—se quejó Miguel.

—Con lo que lloriqueas y sin andar sí que pareces un bebé.—le dijo Johnny.

—¿Y no podemos hacerlo con más mala leche?—le preguntó Miguel.

—¿Mueves un pie en un concierto y ya quieres entrenar con mala leche?—le preguntó Drizella sentada en la encimera de la cocina, estaba frente a Miguel.

—Tienes las piernas atontadas. ¿Listo para aguantarte?—le pregunto Johnny.

—Sí.

—Vale.—asintió Johnny.—Uno, dos...tres...¡Ya!

Cuando soltó la cuerda Miguel cayó al suelo de inmediato.

—Vale. Esta vez has caído mejor.—le dijo Johnny.—Un descanso.

Johnny sacó una cerveza de la nevera.

—¿Sabe algo? Mi madre habla mucho de usted.—dijo Miguel arrastrándose por el suelo para sentarse en el suelo.

—¿Ah sí?—le preguntó Johnny.

—Le agradece que me llevara al concierto.—contestó Miguel.—Y a Drizella por pagar la operación.

—¿Algo más?

—No.—negó Miguel y miró el ordenador encendido.—¿Escribe una novela?—preguntó al ver el mensaje tan largo que había.

—No. Es un mensaje de FaceBook.—negó Johnny sentándose en el sofá y Drizella se sentó en el sillón detrás de Miguel.

—Sensei, Miguel tiene razón, parece una novela.—le dijo Drizella.—¿Para quien es?

—Es para...—empezó a decir Johnny.—Una chica del instituto.

—Ah.—dijo Miguel.

—A Ali.

—¿A Ali? ¿Ah, sí? ¿A Ali?—preguntó Miguel sorprendido y Johnny asintió.—Que pasada.—rió Miguel.

—No le mandará esto, ¿verdad?—le preguntó Drizella y vio la cara de Johnny.—No puede mandarle este mensaje.

—¿Por qué no?—le preguntó Johnny.

—Porque tiene 80 páginas.—dijo Drizella frunciendo el ceño.

—Y todo en mayúsculas.—añadió Miguel.

—Tengo que contarle 25 años de mi vida, ¿de acuerdo?—recalcó Johnny y movió el ordenador para verlo el.

YOUTIFUL - Robby Keene.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora