Drizella Barker es una chica que vive en Reseda, sus padres y sus hermanos se fueron a vivir a las colinas, ya que los padres han montado una buena empresa y ahora se les considera ricos, no quieren seguir en Reseda, por lo que le manda a su hija c...
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LOS COBRAS celebraban su victoria en un restaurante. Aunque el ganador no parecía estar muy contento.
Drizella estaba con él pero se salió fuera a llamar a Katie por teléfono.
No obtuvo respuesta.
—¡Hola! Soy Katie Copper, no puedo contestar el teléfono, pero deja un mensaje y te llamaré más tarde.—sonó la alegre voz de Katie.
—Katt, sé que hace mucho tiempo que no te llamaba así, pero, quería pedirte perdón por la patada, yo...—empezó a decir Drizella y suspiró.—Perdí el control. Llámame cuando puedas, ¿vale? Y...te quiero.—confesó Drizella y colgó el móvil.
Nunca le decía a la gente que le quería. No solía sentir mucho que es que le quieran, pero Katie le ha enseñado a querer.
Drizella se sentó junto con Miguel, eran dos chicos que estaban mal por alguien que querían, y necesitaban compañía, aunque sea para estar el silencio.
—Supongo que pensaréis que hace un equipo tras ganar el campeonato.—dijo Aisha grabándose con su celular.—La respuesta es...¡nachos de la victoria!—anuncio enfocando la comida y juntaron sus vasos victoreando.—Queríamos algo más fuerte peor no ha colado el carné falso de Halcón.—dijo enfocándose a ella misma.
—Eh, pero ¿qué hablas? Mis padres te siguen, tía.—le recordó Halcón.
—Ay, perdón, señores Moskowitzh.—dijo volviendo la mirada a la cámara.—Da igual. ¡Hasta la próxima! Sin piedad, perras.—dijo y terminó de grabar para sentarse a mi lado.
—Tiene gracia esto de celebrar la victoria.—dijo Demetri y tomó un nacho.
—Sí, aunque no tengas nada que ver con ella.—le dijo Halcón quitándole el nacho y se lo comió el.
—Bueno, puede ser la fiesta atrasada de la competición de código que ganamos en los campamentos de programación.—le dijo Demetri.—¿Te acuerdas?—le preguntó y Halcón puso mala cara.—Demetri e Eli. Hermanos binarios.—cantó mientras simulaba un robot y las chicas se rieron.
—Oye, vale ya de friakadas.—le dijo Halcón en un susurro.
—¿Y Miguel? Se le enfriarán las alitas.—dijo Moon al ver que no estaba.—¿Y Drizella? Sus alitas también están aquí.
Los vieron sentados en una mesa y Aisha y Halcón se acercaron.
—¡Serpientes! ¿Qué hacéis?—le preguntó Halcón acercándose y se sentaron en una pequeña mesa.
—¿Así celebras que quedas el primero?—le preguntó Aisha.
—Me ha bloqueado.—dijo Miguel desanimado.
—Katie no me contesta.—añadió Drizella desanimada.
—¿Qué pasa cuando te bloquean? Contraatacas.—dijo Halcón.—Pero está vez sin darle a nadie.—bromeó y Aisha le puso mala cara.—¿Muy reciente?—preguntó y esta asintió.—Lo que digo es que no te rindas.
