-¡Hay alguien ahí! –gritó Crozat –¡dijiste que no estaría vigilada por la parte trasera!
-¿Qué hacemos? –dijo Krez.
-¿Vosotros? –respondió Crozat –no vais a entrar ahí, es muy peligroso, os quedáis aquí.
-¡Pero no podemos quedarnos aquí parados mientras vosotros entráis en la montaña! –miró a Astrid –¡Astrid, di algo!
-Os quedáis aquí –dijo –estoy de acuerdo con él, no voy a arriesgar vuestras vidas, y menos la tuya –aquí se acabo la conversación, nadie se atrevió a añadir nada más.
-¿Qué hacemos con aquellos de ahí? –preguntó Milton.
-Es nuestro pase de entrada, los atacamos y les robamos la llave. Aún podría salir mejor de lo que esperábamos.
Los cuatro salieron de entre los dejando a Krez, Nyx y a los tres hermanos escondidos en el bosque. Las dos figuras que se encontraban sentadas en la hierba no parecían darse cuenta de que cuatro personas se aproximaban a ellos. Una de las dos personas estaba estirada en el suelo y la otra se encontraba sentada a su lado. Solo se dieron cuenta de la presencia de los cuatro chicos de la resistencia cuando los tuvieron a menos de tres metros. El hombre que estaba sentando levantó la cabeza y se levantó sorprendido. Corrió hacia Astrid y la abrazó. Crozat parecía perplejo, confundido. ¿Quiénes eran aquellas dos personas?
-Este es mi padre, Jesst –presentó Astrid a los demás y vio que Krez y loschicos habían salido de entre los árboles y se encontraban allí con ellos.
-Tanto gusto –dijo Krez. El vio entonces la otra figura que estaba tendida a sus pies, era Peegen –No –corrió hasta quedarse arrodillado a su lado. Todos se acercaron a donde se encontraba el cuerpo de la mujer.
-Está muy débil. Una flecha le alcanzó el estomago mientras intentábamos escapar, ha perdido mucha sangre, no he podido hacer nada –dijo muy serio.
Peegen abrió los ojos y miró a Astrid que estaba sentada a su lado. Le sonrió.
-Cariño… Cuídate… -dijo con un hilo de voz. Le costaba respirar. Astrid lloró, Krez no la había visto nunca llorar –Se fuerte… Se que eres fuerte… que nos salvaras… que detendrás la epidemia… y que tu puedes con todo…-hizo una pausa y cerró los ojos –te quiero… -susurró. Y calló por siempre.
Después de un momento de silencio, Crozat habló:
-¿Qué es eso de la epidemia? –Jesst explicó al grupo todo lo que había visto y oído en la sala de ceremonias aquella misma noche.
-Eso es terrible –dijo Astrid –tenemos que detenerlo, ese gas no debe salir de la montaña.
-Tengo un plan. Astrid, te necesito a ti -dijo –tu no hueles. Entraremos. Tenemos que encontrar el gas.
Astrid asintió.
-¿Nosotros que se supone que hacemos? –dijo Crozat antes de que Astrid y Jesst se marcharan.
-Hay mucha gente ahí dentro que no es Zahrkek, prisioneros en las celdas –Jesst –Necesitamos que salgan de la montaña lo más rápido posible –dijo -¿Podréis? –Crozat asintió y todos comprendieron cuales eran las intenciones que tenía el padre de Astrid: iba a soltar el gas dentro de la montaña.
Astrid y su padre entraron otra vez por el arco que él había abierto al salir.
Al entrar se acercaron a la sala de ceremonias, pero allí ya no había nadie. Todo el mundo había marchado ya y seguramente se encontraran en los pisos superiores.
-¿Sabes donde están los frascos? –preguntó Astrid. Jesst negó con la cabeza.
-No tengo ni idea –respondió entrando en la sala de ceremonias.
-Pues vamos bien…
-Quizás deberíamos empezar a mirar por esas habitaciones –Jesst señaló las dos puertas que se encontraban a ambos lados de la tarima –es de donde los sacaron la otra vez.
Astrid asintió y los dos se encaminaron a la tarima.
-¿Derecha o izquierda? –preguntó Astrid.
-Derecha –contestó Jesst.
-Yo miraré en la izquierda de mientras, así ganaremos tiempo –Jesst asintió y se separaron.
Jesst entró por la puerta derecha. La puerta estaba abierta. Detrás de ella había una habitación no muy grande, parecía más bien un pequeño almacén.
-La otra puerta lleva a las cocinas –informó Astrid entrando en la sala en la que se encontraba Jesst –salen unas escaleras que bajan hasta allí, no parece que haya nadie.
-Ayúdame a buscar
-¿A buscar qué? –dijo una voz femenina desde la puerta. Se hoyó una risita y padre e hija se giraron rápidamente y sobresaltados para encontrarse cara a cara con Arydeen que sonreía apoyada en el marco de la puerta con un frasco de vidrio colgado de una cuerda que llevaba atada al cuello.
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El Rayo Partido
AdventureKrez es un chico que vive en las calles de Clott. Años atrás un desconocido asesinó a sus padres y quemo su casa. Ahora que saben que está vivo han vuelto a por él. Él escapará de la ciudad en la que ha vivido toda su vida y empezará su historia. De...