Pegeen

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-¿Mamá no viene con nosotros? -Preguntó Aure.

-Esta vez no -contestó -esta vez no va a venir con nosotras -le dijo, la verdad, no se le daba bien llevar este tipo de problemas -seguro que ahora esta con papá.

Su hermana la miró y sonrió.

-Soy pequeña pero ya se que no los volveremos a ver -Nyx la miró, pobre, se la veía triste -si está con papá estará bien -sonrió, su risa la animó.

-Vamos, tenemos un gran camino que recorrer -Cojió a Aure de la mano y la guió hacia el camino.

Justo en aquel momento un carro apareció al final del camino, venía del pueblo, probablemente este ya estaría en ruinas. Era de madera, más bien humilde. Cuando llegó donde estaban ellas dos aminoró la marcha y se paró. De él tiraban dos mulas. La señora que tiraba de las riendas sacó la cabeza del carro.

-¿Venís del pueblo? -les preguntó, las dos asintieron con la cabeza, casi a la vez -vamos, subid.

Aure corrió hacia el carro, pero Nyx avanzaba un poco temerosa y desconfiada. Siguió a su hermana asta allí. La cojió por la mano antes de que subiera. Tampoco tenían nada que perder así que soltó a su hermana y subieron en él.

Estaba lleno por dentro, había sacos de comida, carne y frutas. También muchos objetos y utensilios. Algunos eran impresionantes, muchos de ellos no los conocía ni los había visto nunca, algunos era de uso ordinario, como las tres cacerolas que colgaban del techo. 

-Ven -le dijo a Nyx -sientate aquí si quieres -señaló con un gesto el banquillo en el que se sentaba para dirigir a las mulas -vamos. ¡qué no muerdo! -rió.

Nyx sonrió y se sentó con la señora. Le parecía una mujer realmente amable i considerada.

-Gracias -dijo Nyx -la verdad, no sabíamos donde ir -la mujer sonrió.

-No pasa nada -repuso con una sonrisa -te comprendo, además tengo una casa grande y familia en Herr, así que cuando he visto el fuego, lo he recogido todo y me he ido del pueblo.

Nyx bajo la cabeza.

-Yo, al ver el fuego, mi casa ya estaba medio en llamas, he cojido a mi hermana y cuando he ido a buscar a mi madre... su habitación ya no se veía entre las llamas -la mujer le puso una mano en el hombro -nos fuimos por el bosque, pero Aure se cansa muy rápido.

-No os preocupeis por nada, yo cuidaré de vosotras, bueno allí en Herr tengo también un par de chicos huerfanos, ¡no pasará nada por dos más! -Nyx sonrió -entonces... si teneis que formar parte de mi gran familia tendréis que decirme como os llamais -rió.

-Yo me llamo Nyx y mi hermana Aure -dijo ella.

-Mi nombre es Pegeen -dijo -tengo dos hijos, Myrth y Ney, también hay una chica adoptada que está viviendo con nosotros, creo que es algo mayor que tu, se llama Astrid.

Por primera vez después del incendio se sentía bien otra vez, le parecía una buena mujer, con la que podía confiar, era simpatica. Llevaba el pelo suelto, era peliroja y sus rizos caían hasta más abajo de sus hombros. Era más bien bajita, pero robusta, inspiraba confianza y dulzura. 

-Y... -Nyx dudó -¿usted sabe como se incendió la ciudad? Que yo sepa, es la primera vez que ha pasado -Pegeen se giró con un gesto brusco y mencionó algo en voz baja. Pensó que decir antes de hablar, como si aquellas palabras que fuera a pronunciar fuesen peligrosas.

-Fue un incendio intencionado -se paró -lo causaron los Zahrkek.

-Y, ¿quién són los Zahrkeks? -preguntó -no había oido nunca ese nombre.

-Mira Nyx, no se si debería contarte esto o no, no es bueno, todos les temen, no les gusta que la gente sepa demasiado sobre ellos y están en todas partes -la miró -¿puedo confiar en ti?

-No se, supongo que si... -Pegeen sonrió.

-Vale, intentaré explicarte la historia. 

Pegeen empezó el relato, de mientras el carro avanzaba por el arenoso y pesado camino al que el sol arrojaba sus rayos en la brillante mañana que acababa de empezar.

El Rayo PartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora