Luz de sol

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Astrid y el resto se encontraban en otra encrucijada. Ya era la tercera que pasaban y estaban empezando a desesperar.  Hacía dos días que correteaban perdidos por los túneles subterráneos.

-¿Y ahora a dónde vamos? -preguntó Myrth -volvemos a estar perdidos como antes.

-¡Tu cállate! que todo a sido culpa tuya. Si Peegen hubiera estado aquí, hubiera sabido qué hacer.

Desde que se habían separado, Astrid había estado muy distante con Myrth, por su culpa los Zahrkeks los habían oído. Ahora estaban perdidos y el grupo dividido. Nyx, Krez y Peegen por una parte y Astrid, Mirth, Ney y Plok por la otra. 

Myrth se sentía realmente mal. Se apartó a un lado del túnel y se sentó allí solo. Una lagrima cayó de su ojo derecho. Se quedó allí encogido en una esquina, con la cabeza sobre las rodillas, en silencio, mientras Astrid y el resto decidían qué hacer.

-Creo que los hemos despistado, llevamos mucho rato andando -dijo Ney -quizá deberíamos parar aquí a descansar -dijo bostezando.

-No, no podemos, los Zahrkeks tienen un gran sentido del olfato y tienen mucha resistencia. No podemos parar porque si ellos están detrás nuestro no pararán hasta encontrarnos.

 -Entendido. Pero entonces ¿por qué túnel tenemos que ir? -respondió. Astrid se quedo unos segundos pensando

-Vale. No tengo ni idea de cuál es el camino correcto. Creo que lo único que debemos hacer es no  pararnos, si no será más fácil que nos puedan rastrear -Astrid miró a Plok

- Plok, escoge un túnel -Éste señaló el túnel que había más a la derecha y todos desfilaron por él sin decir nada. Hacía un poco de subida y pensaron que era posible que aquel túnel les llevara hasta la superficie pero, al cabo de poco rato volvieron a descender y se apagaron sus ánimos.

El  corredor descendía mucho y hubo un momento en que pensaron en volver hacia atrás, aunque al final decidieron no cambiar su rumbo y seguir adelante.

Aquel pasadizo desembocaba en otra sala circular más pequeña que la anterior en la que habían estado. En ésta solo había dos pasillos que salían de ella, por el que habían entrado y otro que se encontraba justamente en el lado opuesto de la estancia.

-¡No! -gritó Astrid, todos se giraron para ver que era lo que ocurría, esta sujetaba la antorcha en una mano.

-¿Qué es lo que sucede? -preguntó Myrth.

Astrid suspiró.

-Es nuestra última antorcha -contestó con la cabeza baja -cuando se consuma no se que es lo que vamos a hacer. No podremos seguir andando a oscuras.

Astrid se sentó, con su única luz en la mano, el resto se sentó a su alrededor. Con aquella luz se apagaban los últimos reductos de esperanza que les quedaban para salir del túnel. La luz de vitrio  estaba en manos de Pegeen, si se la hubiera quedado ella... Solo esperaba que le fuera útil. Si ya les había costado seguir adelante con luz, no podían ni imaginar lo difícil que les sería continuar sin ella, a ciegas. Se veían atrapados en aquel lugar, a oscuras, solos. Permanecían en silencio al rededor de la antorcha que se apagaba. Se miraron entre ellos un momento, justo antes de que la débil luz se consumiera. 

Y se apagó sumiéndolos en la oscuridad... ¿oscuridad?

-Ney... -dijo Myrth entrecortadamente -a... a... aun te veo.

-Y yo a ti... -respondió. Ney echó un vistazo alrededor -os veo a todos... 

-pero eso es imposible... ¿no se había apagado la luz? -preguntó el otro gemelo -Ney ¿estamos en el cielo?

-No tontos -dijo Astrid feliz -¡la luz se filtra de algún modo! -sonrió -¡la luz del sol!

-Y eso significa... -dijo Ney.

-¡si! -lo cortó Astrid- ¡que hay una salida cerca! Vamos, hay que buscarla.

Todos se dispersaron y corrieron hacia el túnel que se encontraba en el lado opuesto de la sala circular.

-La luz proviene del pasadizo -gritó Myrth -¡vamos allá! 

El pasadizo resultó ser una pequeña sala lateral que se comunicaba con la principal a través de un arco de piedra blanca. Los pilares de éste eran circulares y estaban decorados con motivos florales. Nadie se paró a contemplarlos, el grupo pasó corriendo a través del arco y se encontró en la salita que tenía, empotrada en la pared, una escalera de mano que subía hasta la superficie. La luz del sol iluminaba la escalera, se filtraba por la obertura circular por la que ésta bajaba hasta el túnel. 

El Rayo PartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora