CAP 5

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¿"Bienvenida al infierno"? ¿Qué significaba eso?

Cuando el "jefe", como le llaman, se fue, unos tipos me agarraron y me llevaron a un lugar. Era sencillo, pero para nada agradable. Me ataron con unas cadenas y luego se fueron. Me dejaron ahí sin saber por cuánto tiempo, hasta que la puerta se abrió y pude ver a una chica.

Se paró frente a mí y me miró de arriba a abajo.

— Me habían dicho que había llegado una chica muy linda y sexy, incluso así te apodaron, pero al verte puedo decir que eres horrenda

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— Me habían dicho que había llegado una chica muy linda y sexy, incluso así te apodaron, pero al verte puedo decir que eres horrenda. — No le presté atención, solo me quedé callada. — Lástima que estarás muerta dentro de poco.

— ¿De qué hablas?

— ¿Que de qué hablo? ¿Por qué crees que estás aquí?

Mis nervios estaban al máximo.

— No entiendo nada.

— Te explico: me acabo de enterar que a Nick lo iban a matar, y tú serías el pago por eso.

— No entiendo nada.

— Sí, claro. Seguro ya lo sabías todo. ¡A mi chico lo iban a matar!

— ¿Tu chico?

— Sí.

— P... pues tu chico estaba en un prostíbulo.

— Y... yo... sí, lo sé. Era para un negocio. Sabes qué, mejor me voy. Solo venía a ver qué tan linda eras, según los súbditos, y estos tarados no tienen buena vista. — Dijo eso último y salió, dejándome sola.

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Por otro lado...

— No lo sé, Nicolás...

— ¡Me iban a matar!

— Lo sé, pero... ¿y si la chica no tenía nada que ver o no sabía nada?

— ¡Eso estaba planeado, lo sé! No soy el puto rey de este mundo por nada.

— Pero... ¿y si la chica tal vez sea inocente?

— ¿Qué chica? — Una tercera voz se hizo presente.

— Hola, Valeria.

— Hola, Dress. Hola, hermanito.

— Hola, mi niña. ¿Qué haces por aquí?

— Vine a preguntar algo, pero ya lo confirmé.

— ¿De qué hablas?

— Todos tus súbditos hablan de una chica linda y sexy, incluso la apodaron "La inocencia del infierno".

— ¿La inocencia del infierno? Qué ridículos.

— ¿La matarás?

— ¿Para qué quieres saber?

— Quiero verla.

— ¿Para qué!? — gritó, y Valeria dio un salto del susto.

— Ey, no le grites — dijo Andrés, defendiendo al pequeño cuerpo presente.

— Lo siento, Vale.

— Solo quiero verla, para ver si es tan linda como dicen.

— Me iban a matar y ella sería el pago. Seguro que ella sabía todo esto.

— ¿Y si no?

— ¡Mierda! Andrés, tú y ella son iguales. — exclamó, un poco molesto por la situación.

¿Será que sí era inocente? Realmente, cuando vio a la chica, le dio ternura y unas ganas de cuidarla. Se veía que la chica sufría internamente, y por alguna razón, cuando ella le suplicó que la sacara de ahí, le dolió. ¿Por qué? No tenía ni puta idea, pero algo que había aprendido en este mundo es a nunca dejarte llevar por tus emociones.

— Hermanito, tranquilo.

— Si quieres, ve a verla antes de que la mate.

— Está bien. — Cuando su hermana se fue, llegó Danna.

— Hola, guapo — se acercó a él, dándole un beso en la mejilla y masajeándole los hombros.

— Danna, no estoy para tus cosas, estoy muy ocupado.

— Estás muy tenso, ¿no quieres que te ayude?

— Por si no se dan cuenta, sigo aquí. — Dijo Andrés.

— Pues vete.

— Por si no sabías, estábamos haciendo algo.

— Estaban. Mejor ve a cogerte a una puta.

— ¿A una como tú?

— Eres un idiota. ¿Y tú no le dirás nada? — refiriéndose a Nicolás.

— ¿Qué quieres que le diga? Mejor deja de joder, no estoy para tus juegos de niña.

— Los dos son unos idiotas. — Agarró sus cosas y se fue.

— ¿Cómo la soportas?

— Ni puta idea.

Mafia y Debilidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora