Un beso lento que, poco a poco, fue subiendo de nivel. Nicolás estaba poniendo toda su fuerza de voluntad en ese instante; si hubiese sido otra chica, ya se la habría llevado a la cama, pero con Emma no. Quería cuidarla y protegerla desde el primer momento en que la vio. No quería dañarla, ni hacerle daño, pero en el mundo en el que él vivía, nada estaba asegurado.
El beso seguía subiendo de intensidad, su mano ya descansaba en la cintura de la chica, y estaba a punto de avanzar, pero no sin su consentimiento, así que decidió separarse.
—Lo... lo siento —dijo Nicolás en un susurro, pero aun así Emma lo pudo escuchar.
—¿Por cuál de las dos cosas pides perdón? —dijo en un tono serio, aunque sus piernas temblaban y sentía la humedad en su entrepierna.
—Pido perdón por todo. No estuvo bien que te besara, ni que Danna me besara —dijo con ojos que demostraban una inocencia y un brillo impresionantes.
—Sabes, Danna dijo algo como que ella era tu chica. Si realmente pasa algo entre ustedes, yo... yo me puedo apartar —dijo en un hilo de voz, demostrando que eso le dolía más de lo que quisiera admitir.
—¡No! ¿Qué mierdas dices? No tengo nada con Danna, ella y yo es solo sexo. Además, debes entenderme, soy hombre y, a veces, tengo necesidades —dijo con firmeza, aunque en un tono algo calmado.
—¿Me estás diciendo que, por tener necesidades y ser hombre, estarás con Danna o con cualquier chica?
—¡No! No quise decir eso —dijo apresuradamente, intentando que la pequeña figura frente a él entendiera.
—¿Entonces? —dijo cruzándose de brazos.
—Solo quise decir que es solo sexo y ya, no hay nada más. Es solo para calmar mis deseos —dijo rápidamente.
—Está bien, puedes irte. Voy a dormir —dijo, y se dirigió a la cama, pero fue detenida por una risa.
—¿Estás bromeando, cierto? —dijo con tono molesto—. Te acabo de pedir disculpas, incluso me humillé, ¡y a ti te importó un carajo! —gritó lo último.
—Sí, buenas noches —dijo mientras se acostaba en su cama.
Nicolás, al ver esto, salió rápidamente de la habitación, cerrándola con un portazo.
Habían pasado dos días desde aquella discusión que tuvieron Emma y Nicolás. Este último estaba realmente molesto: su mercancía había sido robada, lo que le hizo perder millones de dólares, y sumado a la discusión con Emma, no era su semana. En esos momentos, el hombre estaba estresado, aunque un poco preocupado, ya que de la habitación de Emma no salía ni un ruido, y la chica no comía; esto le estaba dando dolores en la sien. No quería entrar, ya que conocía su temperamento y podía hacerla sentir mal, y no quería eso. Pero todo tiene un límite, y ese fue.—Señor, la señorita Emma rechazó la comida de la señorita Valeria y dijo que no quería saber de nadie —informó un subordinado con la bandeja de comida en sus manos.
—¡Esta mujer me da serios dolores de cabeza! —se levantó de su silla giratoria y fue rápidamente hasta la puerta de la habitación de la chica.
Tocó la puerta con fuerza, pero no recibió respuesta. La abrió sin esperar más, encontrándose a Emma sentada en la cama, su rostro pálido y ojeroso. Se levantó apenas vio que Nicolás había entrado, cruzando los brazos como si intentara protegerse.
—¿Qué quieres? —preguntó Emma con voz apagada, sin siquiera mirarlo a los ojos.
—¿¡Por qué carajos no quieres comer!? —dijo realmente enojado.
—¿Por qué te importa, Nicolás? —replicó con amargura—. Quizás deberías ir con Danna y dejarme en paz. Ella, al menos, parece cumplir tus... "necesidades".
—¡Emma, por favor! —exclamó con voz gruesa—. No es así, nunca quise que pensaras eso. Lo que dije fue... fue un error. Sí, Danna y yo hemos tenido algo, pero no significa nada. Contigo es diferente.
Ella lo miró con incredulidad, dando un paso atrás.
—Dices que soy diferente, pero parece que tus acciones dicen lo contrario —su voz tembló al final, y sus inseguridades se hicieron evidentes en la mirada que le dirigió—. No soy suficiente para ti, Nicolás. No puedo competir con Danna o con ninguna otra.
—Nunca he querido que compitas —dijo, tratando de acercarse un poco más.
—¿¡No ves!? ¡Danna viene de una buena familia, nunca estuvo en un lugar de mala muerte, nunca tuvo que ver y vivir lo que yo viví! ¡Sus papás la quieren! ¡A los míos ni les importé, y los que me adoptaron me trataron como una prostituta! —dijo, empezando a llorar, con la voz realmente quebrada—. ¡Soy un asco!
—No digas estupideces —se acercó y la abrazó—. Eres realmente valiente. Danna no habría aguantado todo lo que tú has pasado. Calma, mi flor —dijo mientras le daba un beso en la frente.
Ese apodo, tan bello, y la forma en que Nicolás la trató hicieron que se sintiera la cosa más hermosa y delicada del mundo.
—Gracias —dijo, aferrándose más al abrazo.
Un abrazo que Nicolás reemplazó con un beso, un tierno beso que, nuevamente, subió de nivel, volviéndose fogoso y elevando la temperatura de ambos. Nicolás no pudo resistirse y empezó a subir la camisa de la chica, pero...
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Mafia y Debilidad
Teen FictionUna chica que, lamentablemente, creció en un mundo de mierda. Al cumplir los 17, sus padres la metieron en un lugar de mala muerte. Ella pensaba que era lo peor que le podría haber pasado en la vida, pero el destino no tenía ese plan...Un chico de 2...