CAP 31

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— mmm— se removio al sentir que alguien se iba de su lado

— shuu, duerme otra vez, solo me estaba despidiendo— Nicólas le da un beso en su frente

— espera— se levanto quedando sentada en la cama— ¿Cuando regresas? Te voy a extrañar mucho

— yo también te extrañare, mi flor— la alzó en sus brazos para que quedara como una bebé en brazos— no sé cuándo volveré, solo se que será un viaje muy extenso, tal vez dos o tres semanas. No tendremos comunicación si necesitas algo puedes llamar a Ben que estará conmigo¿Ok?

— si, amor— dice restregando sus ojos con sus manos

— portate bien, si necesitas dinero o salir, puedes decirle Alberto

— está bien— le dio un beso en la mejilla para luego levantar la cabeza— ¿Cuando me trajiste a la habitación?

— después de que te durmieras, al igual que te bañe y te coloque está pijama— dice soltandola en el procesa en la cama

— ¡No!— volvió alzar sus brazos para volver a hacer cargada. Nicólas lo pensó, pero aún así lo hizo—llevame así hasta la salida ¿Si?— pregunto con inocencia haciendo ojitos grandes y tiernos

— está bien, mi flor— la agarro mucho más fuertes de sus muslos y salió con ella

Nicolás avanzaba despacio por el pasillo, cuidando de no hacer ruido mientras cargaba a Emma. La luz tenue apenas iluminaba el camino hacia la puerta, y ella se acurrucaba aún más en sus brazos, apoyando la cabeza en su hombro. Nicólas sentía el calor de su cuerpo y la respiración tranquila de Emma, que le recordaba lo mucho que le costaría despedirse.

—¿Por qué tienes que irte tan pronto? —susurró ella de repente, sin abrir los ojos.

—Sabes que es importante, mi flor —contestó él con voz suave, bajando la mirada hacia ella—. Pero volveré, te lo prometo.

Emma levantó un poco la cabeza y lo miró con una mezcla de tristeza y cariño.

—¿Me prometes que te cuidarás? —le pidió, casi en un murmullo.

—Te lo prometo, amor. Me cuidaré… y regresaré en cuanto pueda —dijo él, intentando sonreírle para tranquilizarla.

Al llegar a la puerta, Nicólas se inclinó para que Emma pudiera ponerse de pie, pero ella no lo soltó de inmediato. Con una pequeña sonrisa, lo miró a los ojos y tomó su mano, entrelazando sus dedos con los de él.

—Te voy a extrañar… más de lo que imaginas —dijo Emma, mordiendo su labio mientras lo miraba intensamente—. No sé cómo voy a aguantar estas semanas sin ti.

Nicolás suspiró, acariciándole la mejilla.

—Yo también te extrañaré, pero piensa en cuánto más dulce será el reencuentro, mi flor. En cuanto vuelva, no dejaré que te alejes de mí ni un solo segundo —prometió, inclinándose para besar su frente una última vez.

—¿De verdad? —preguntó ella con una sonrisa tímida, sosteniendo su mano con fuerza.

—Te lo juro. Serás mi sombra —contestó Nicólas, riendo suavemente mientras le daba un apretón en la mano.

Ella asintió, suspirando y soltando su mano poco a poco, permitiendo que él diera un paso hacia atrás. Lo observó mientras se alejaba, y justo cuando estaba por perderlo de vista, murmuró en voz baja:

—Vuelve pronto… te necesito.

Él giró la cabeza, sonriéndole una última vez antes de desaparecer en la penumbra, y ella se quedó en la puerta, con el corazón latiendo fuerte y la promesa de su regreso como único consuelo.

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