CAP 30 1/2 🔞

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Contenido🔞
Solo para menores de edad

Era un jodido cuarto rojo como el de 50 sombras de grey.

Era un jodido cuarto rojo como el de 50 sombras de grey

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Emma se volvió y lo vio- ¿Q... qué significa esto? -preguntó con un gran nerviosismo.

- Tienes miedo de lo que puedo llegar a hacerte, ¿cierto? -en su mirada se podía ver una cierta melancolía-. Mi flor... lo siento... No sé qué estaba pensando, mejor vámonos.

Emma lo observó por un momento, notando la tristeza en sus ojos, y en lugar de apartarse, se acercó un poco más, su corazón latiendo rápido.

-No quiero irme... -dijo en voz baja, sorprendida por sus propias palabras. Se atrevió a levantar la mirada, tratando de leer lo que él sentía realmente. La tensión era palpable, y una mezcla de miedo y deseo parecía envolverlos.

Él frunció el ceño, con una mezcla de sorpresa y algo más. -¿Estás segura, Emma? No tienes que hacer esto solo por mí.

Emma negó con la cabeza y, con una pequeña sonrisa, sostuvo su mano. -No... quiero estar aquí... contigo -le dice mientras jala de su brazo para adentrarse más en la habitación.

-No sabes lo que dices; estar aquí significa que me darás el uso total de tu cuerpo, que yo lo maltrataré a mi antojo, que haré lo que sea con él -concluyó, soltándose del agarre.

Emma sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo al escucharlo, pero no dio un paso atrás. En cambio, se acercó nuevamente, con una firmeza en sus ojos que él no había visto antes.

-Sé lo que digo -respondió, su voz temblando apenas, pero con una resolución que la sorprendió hasta a ella misma-. Confío en ti, y si estoy aquí es porque quiero estar.

Él la observó en silencio, con una mezcla de deseo y lucha interna, como si intentara convencer a ambos de alejarse. Pero Emma no retrocedió y, en lugar de eso, se atrevió a tocar su rostro suavemente, sintiendo la calidez de su piel.

-Emma... -susurró él, mirándola profundamente, y durante unos segundos, parecía que se debatía entre alejarse o quedarse-. No quiero hacerte daño... No sabes lo que podrías estar pidiendo.

Ella sonrió ligeramente, tomando su mano de nuevo. -Entonces demuéstrame lo que pido.

-Eres una tentación peligrosa -murmuró, su voz baja y profunda-. Pero si es esto lo que quieres... no te detendré, pero, ¿estás segura? -preguntó una vez más, en voz baja, dándole una última oportunidad de alejarse.

-Sí, lo estoy -terminó de decir y no hubo vuelta atrás.

La verdad, Emma no sabe en qué momento estaba acostada boca abajo.

-A partir de ahora solo seguirán mis órdenes y no podrás tutearme -terminó de decir para alejarse de la cama en busca de algo.

-¿Entonces cómo podré llamarlo? -los nervios que había sentido hace rato ya no existían; ahora ella realmente le estaba poniendo esta actitud de él.

-Mmm, te dejaré elegir entre, señor, amo y jefe -finaliza de hablar para empezar a colocar una correa en el cuello-. Esto es para que no te muevas mucho, mi amor. Cada vez que te muevas mucho, la correa te apretará más -dice para darle un beso en los labios y luego ella asiente, algo que a Nicolás no le gustó y proporcionó una nalgada-. Palabras, quiero palabras.

-Sí, señor.

-Muy bien, pequeña, así me gusta -concluyó para, a continuación, darle la vuelta-. Te quitaré la ropa.

-Sí, señor -Nicolás le había quitado totalmente la ropa, dejándola sin nada.

-Quiero escucharte totalmente, no quiero que reprimas ningún sonido -afirma mientras se quita la ropa.

-Sí, mi señor.

Cuando Nicolás estaba totalmente desnudo, fue a una gaveta donde sacó una venda.

-Esto te gustará, mi amor -le colocó la venda color negra en los ojos.

-¿Para qué es esto, señor? -pregunta la chica con cierta duda en su ser.

-Según la venda, sirve para que la experiencia se sienta mucho mejor y excitante -dice mientras proporciona una nalgada en el pomposo culo de la chica-. Date la vuelta, cariño. -Emma se dio la vuelta e inmediatamente sus pechos fueron atacados por los labios del chico, el cual le daba pequeños y húmedos besos-. Sentirás algo frío.

-Est... ¡Oh! ¡Mierda!... ¿Qué... qué es eso? -pregunta mientras siente el líquido frío corriendo por sus pechos.

Nicolás quitó el hielo de su boca-. Es un hielo -fue lo único que dijo para seguir en su labor.

Nicolás siguió en esa labor hasta que el hielo se derritió completamente, y rápidamente atacó sus labios, besando, lamiendo, chupando. Y Emma estaba realmente feliz, excitada y recibiendo todas las tentaciones con gusto.

Mafia y Debilidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora