CAP 27 🔞

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La unión del angel y el diablo

Contenido🔞
Solo para mejores de edad


-Nick, quiero... quiero que me hagas el amor -dice con un tono relajado, pero dudoso a su vez.

-¿Estás segura, mi reina? -dice mientras reparte besos cálidos por su cara.

-Sí, quiero que me hagas sentir bien y segura. Quiero pertenecerte y que tú me pertenezcas -dice empezando a acariciar los brazos del contrario.

Nicolás la miró a los ojos con ternura, sus manos acariciando suavemente su rostro. Había una mezcla de emoción y cuidado en su mirada, una promesa silenciosa de estar ahí para ella, de hacerla sentir amada y protegida.

-Voy a hacerte sentir segura, mi reina -susurró, sin apartar la vista de sus ojos. Cada palabra estaba llena de sinceridad, queriendo transmitirle que no había prisa, que todo lo harían a su ritmo-. Quiero que sepas que siempre estaré a tu lado -le dijo, sus labios rozando su frente-, que no hay nada más importante para mí que tu felicidad.

Los ojos de Emma brillaban, pero no era el mismo brillo de siempre; este tenía lujuria y deseo, al igual que amor y calidez. Y Nicolás juraría que mataría por ella y daría su vida entera por verla así.

El pelinegro empezó a dar besos cálidos por toda su cara, empezando por la frente, luego por su nariz y, para concluir, en sus labios, donde al principio dio un tierno beso que después se convirtió en uno fogoso, donde se demostraban sus deseos más íntimos. Tuvieron que parar por falta de oxígeno, pero Nicolás no perdió tiempo y rápidamente despojó de su ropa a la pequeña chica debajo de él, dejándola con solo su ropa interior.

-Te ves tan sexy con esto -dijo, jalando la goma de su ropa interior- que podría venirme de una vez.

-So... solo cuídame, ¿sí? -dice con nerviosismo.

-Lo haré, mi reina, porque, a pesar de que sea el mismo diablo, tú eres mi ángel, mi dulzura, mi reina, mi debilidad -concluye, y empieza a quitar la ropa restante dejándola totalmente desnuda-. Eres el ser más divino del mundo, y al que se atreva a tocarte lo mataré con mis propias manos -exclamó, empezando a meter un dedo en el interior de la pequeña chica.

-Gra... gracias p... por tus... palabras, mi mafia... favorita -dice mientras su respiración empieza a sentirse más forzada.

Y es que Nicolás la estaba estimulando; él sabía que la chica era virgen, pero a pesar de que a él le encantaba el sexo fuerte, este no era el momento; su bella y delicada flor no merecía más sufrimiento y menos que viniera de su parte.

-Mi flor, si te lastimo, solo dímelo -sugirió, empezando a mover con más rapidez sus dedos dentro de ella, metiendo un segundo dedo.

Inmediatamente, por toda la habitación se escucharon jadeos delicados, y en ese momento Nicolás creyó que moriría con tan delicados jadeos que daba la chica.

Por su parte, Emma estaba muriendo con esos dedos dentro de ella. A pesar de que el chico que estaba encima era mucho más grande (Nicolás mide 1.85 y Emma 1.60), no la estaba aplastando ni tratando mal. Emma cerró sus ojos, pero continuó; en eso, sintió como esos dos dedos salían de su interior, y antes de realizar una queja sintió algo más grueso y venoso.

-Bebé, ahora entraré en ti; al principio te dolerá, y esperaré a que tu dolor desaparezca para moverme -dijo con la voz más delicada posible para no asustar a Emma.

-Es... está bien -dice Emma mientras siente cómo él va entrando en ella.

Emma se sentía extraña, completa; no tenía una forma de describirlo, pero se sentía deseada y amada. Después de un rato, Emma hizo un pequeño movimiento y Nicolás rápidamente entendió.

Empezó a moverse de forma lenta, pero asertiva, haciendo que Emma agarrara con fuerzas las sábanas blancas de la cama. Luego fue subiendo de intensidad, dando justo en su punto dulce.

-¡Ah!... Mmm, Nick -jadeó con mucho deseo.

-Eso, pequeña mocosa, gime, gime mi nombre -le dijo sin querer, pero pronto se dio cuenta de lo que dijo-. Perdón, mi flor, por lo que acabo de decir -dice mientras se mueve lentamente.

-N... no, me... gustó, s... síguelo diciendo -dice Emma echando su cabeza hacia atrás, ya que Nicolás había atacado sus senos-. Mmm, sí... me encanta.

Nicolás siguió en lo suyo, hasta que se vino dentro de Emma.

Y esa noche, esa misma noche el ángel más delicado y el diablo más peligroso se unieron, entregando su cuerpo y alma, uniéndose en uno solo, como el destino se los tenía preparados. Esa noche, la oscuridad parecía contener un brillo secreto, como si el mismo universo hubiera sellado un pacto ancestral. El ángel, con su fragilidad serena, irradiaba una luz que se reflejaba en los ojos sombríos del diablo. Mientras tanto, él, con su intensidad implacable, parecía envuelto en sombras profundas, llevándola a una tentación inevitable.

Descubrieron que la luz y la oscuridad solo eran reflejos de un mismo fuego que solo ellos poseían, porque uno era el complemento del otro. Emma era un ángel que podía contener la oscuridad del diablo; Nicolás era el diablo que protegía al ángel, el que la cuidaría por toda su vida.

Mafia y Debilidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora