CAP 11

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Después de ese día, Nicólas y yo seguimos distanciados incluso pude ver cómo Danna entraba en su cuarto y sonidos referentes a gemidos se escuchaban ahí.

¿Me dolía? Si, pero no tenía de otra, solo era un reen más, últimamente me había hecho amiga de Ben uno de los subordinados. Era muy agradable incluso podría decirse que era mi amigo

— ¿Cómo te va hoy? —preguntó Ben, sentándose a mi lado en el jardín.

— Supongo que bien —respondí, aunque mi tono revelaba lo contrario.

Él me miró con sus ojos cálidos, llenos de una empatía silenciosa.

— No tienes que fingir conmigo, ya sabes —dijo suavemente—. Si quieres hablar, aquí estoy.

Solté un suspiro, agradeciendo su disposición sin necesidad de decirlo en voz alta. Ben no era del tipo que forzaba una conversación, pero su sola compañía me hacía sentir un poco más ligera.

— Últimamente… me siento atrapada aquí, como si no supiera qué hacer —admití, mirando el cielo. Ben asintió, sin interrumpirme—.

— No debería ser así —murmuró Ben, con un tono tan suave que casi no lo escuché.

Lo miré, y algo en sus ojos me hizo sentir una conexión profunda. No había juicio, solo comprensión. Con él, no sentía la presión de ocultar lo que pasaba por mi mente, y esa libertad me resultaba extrañamente reconfortante.

— Al menos tengo a alguien con quien hablar —añadí, dándole una sonrisa genuina—. Gracias por eso, Ben.

Él sonrió de vuelta, esa sonrisa tranquila que siempre tenía, y se quedó conmigo, sin necesidad de llenar el silencio con palabras. Sabía que con él podía encontrar algo que, aunque no podía borrar mi dolor, al menos me ayudaba a sobrellevarlo.

Estábamos el silencio viendo las flores y el hermoso jardín cuando una chico varonil apareció al frente de nosotros.

— señor— se levanta Ben haciendo un reverencia y yo me quedé aún sentada

— los necesito a los dos en la sala de reuniones— dijo con un tono firme.

— ¿puedo saber para qué que?— dije abrumada de estar encerrada

— es sobre el caso de tus padres— dijo en un tono frío para luego irse

La atmósfera tranquila que habíamos compartido se desvaneció de inmediato con la aparición del chico varonil. La firmeza en su tono hizo que mi corazón se acelerara, y la mención de mis padres me llenó de un desasosiego que no había sentido en días.

Ben se puso de pie rápidamente, pero yo seguía sentada, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. El comentario sobre el "caso de mis padres" resonaba en mi mente, trayendo consigo recuerdos y emociones que había intentado mantener a raya.

— ¿Sobre mis padres? —repetí, un nudo formándose en mi garganta. Nunca había hablado mucho de ellos, y el dolor de su pérdida siempre estaba ahí, latente.

Ben, al notar mi inquietud, se agachó un poco para mirarme a los ojos.

— Tal vez sea solo una actualización, algo que deban discutir. No te preocupes demasiado —me dijo, intentando calmarme con su voz suave—. Vamos, te acompañaré.

Con un suspiro resignado, me levanté. A pesar de su intento de tranquilizarme, no podía evitar sentirme ansiosa. A medida que caminábamos hacia la sala de reuniones, la incertidumbre crecía en mí.

Al entrar en la sala, el ambiente era tenso.

— Gracias por venir —dijo, dirigiéndose a ambos—. Lamento interrumpir su tiempo libre, pero hay asuntos urgentes que necesitamos discutir sobre el caso de sus padres.

Me senté en una de las sillas, sintiendo cómo el peso de la situación caía sobre mí. Ben se posicionó a mi lado, mostrándose solidario y atento.

— Hemos recibido nueva información —continuó el hombre, su tono aún frío—. Algo que puede cambiar el rumbo de la investigación.

Mis manos temblaban ligeramente mientras intentaba asimilar sus palabras. Lo último que quería era volver a abrir viejas heridas, pero el deseo de conocer la verdad era más fuerte.

— ¿Qué tipo de información? —pregunté, forzándome a mantener la voz firme.

El hombre tomó un respiro profundo, como si preparara un discurso que ya había ensayado.

— Hemos conseguido pistas que sugieren que tus padres no están solos en esto— dicto con un tono frío

Realmente se veía guapo y sexy de esa manera, eso hacia que una chispa se prendiera en mi.

Mafia y Debilidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora