CAP 28

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Emma se estaba levantando de la cama cuando sintió unos brazos apretando su cintura.

— mmm, duerme otra vez— dice mientras jala de la cintura haciendo que Emma se acueste nuevamente

— buen día baby— dijo dándole un beso en sus labios

—¿Como te sientes?— dice mientras tiene los ojos aún cerrados

— me siento un poco adolorida, pero estoy bien nada que no se pase con una pastilla— dije para que no se preocupara

— pastilla...mierda— Nicólas se levantó de inmediato— no use condón, te tengo que comprar la jodida pastilla— dice mientras se pone un pants

— cariño calma, no es como que en mi primera vez quedaré embarazada— dice mientras se levanta totalmente desnuda y se acerca a el

— no sabemos eso mi flor, lo mejor será que te la tomes— exclamó asustado

— es que me da miedo— dijo con toda sinceridad

— mi flor, no pasará nada— dice agarrándole las manos

— no quiero, de verdad no quiero tomarmela— dijo para irse del lugar y encerrarse en el baño

Emma se encerró en el baño y se sentó en el borde de la tina, sintiendo el frío del mármol bajo sus pies. El miedo la invadía, no por la situación en sí, sino por la idea de que su cuerpo pudiera verse alterado por una decisión que no sentía del todo suya. Podía escuchar a Nicolás tocando suavemente la puerta, tratando de calmarla.

—Mi flor, por favor, hablemos—dijo él con voz serena, pero desesperada.

—No es solo la pastilla—respondió Emma, tratando de contener las lágrimas—Es que... esto es todo tan nuevo. No me siento lista para manejar algo así.

Nicolás suspiró desde el otro lado de la puerta. Entendía que ella se sentía abrumada. Después de unos segundos, decidió sentarse en el suelo, apoyando su espalda contra la puerta del baño.

—Lo siento, Emma—murmuró—. No debí haber reaccionado así, no quiero que sientas que te estoy presionando.

El silencio se hizo presente, roto solo por la respiración de Emma que comenzaba a tranquilizarse. Finalmente, abrió la puerta lentamente, encontrando a Nicolás sentado allí, con una expresión de genuina preocupación.

—No es tu culpa—dijo Emma, agachándose para estar a su altura—. Estoy asustada, pero no quiero que esto arruine lo que tenemos.

Nicolás asintió y le acarició suavemente la mejilla.

—No dejaré que eso pase—le prometió—. A partir de ahora  Tomaremos la decisión juntos, ¿de acuerdo? Sin presión. Sea lo que sea que pase.

Emma sintió un alivio al escuchar esas palabras. Sabía que no sería fácil, pero al menos estaba segura de que no tendría que enfrentarlo sola.



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