El doctor llegó lo más rápido que pudo. Nicolás tenía los sentimientos a flor de piel, estaba preocupado, se sentía culpable, estaba enojado consigo mismo. ¿Y si estaba muerta? ¿Y si se había hecho daño por su culpa? No lo podía resistir.
— Doctor, dígame, ¿qué tiene? — estaba con la respiración entrecortada, sus ojos llenos de preocupación.
— Tengo que hacerle unos exámenes para saber con exactitud, pero despertará, no está muerta.
— Quiero que me traiga los exámenes hoy mismo, ¿me escuchó? Si no quiere que su familia pague las consecuencias —lo vio con sus típicos ojos negros, ojos que podían matar al que fuera.
— Sí... sí, señor. L... los tendré listos en media hora —dijo el doctor con gran preocupación.
El doctor asintió tembloroso y salió de la habitación a toda prisa, dejando a Nicolás solo junto a Emma. Él se quedó de pie, mirándola con una mezcla de angustia y autodesprecio. Sus ojos la recorrían, buscando algún signo de mejoría, alguna señal que le diera consuelo.
Se acercó lentamente, sus manos temblaban al tomar una de las manos frías de Emma entre las suyas. El recuerdo de sus últimas palabras hacia ella volvía una y otra vez, como un eco cruel que no lograba acallar.
— Emma… —susurró, su voz quebrada—, no quise lastimarte… Yo… fui un estúpido.
Minutos después, Ben entró silenciosamente, dejando en una pequeña mesa los resultados preliminares que el doctor había alcanzado a preparar en ese corto tiempo. Nicolás los tomó con manos temblorosas, revisando cada línea mientras su mente luchaba por entender el informe. Al principio, pensó que los datos eran solo una mezcla de términos médicos, pero al fijarse bien en uno de los apartados, algo lo detuvo en seco. "Posible embarazo". Sus ojos se agrandaron al leerlo, y por un momento el aire pareció escaparse de sus pulmones. ¿Emma estaba embarazada?
El médico regresó, apenas tocando la puerta antes de entrar de nuevo.
— Señor, estos son solo resultados preliminares. Creo que… Emma está sufriendo una especie de colapso emocional severo, combinado con agotamiento extremo. Su cuerpo simplemente... se rindió por la presión —explicó el médico, bajando la mirada para evitar la mirada intensa de Nicolás—. Además, los exámenes indican que está embarazada.
Nicolás sintió un nudo en el estómago. Nunca había imaginado que ella pudiera estar pasando por algo tan grande. El miedo se apoderó de él al instante.
— ¿Qué podemos hacer para ayudarla? —preguntó Nicolás, su tono entre súplica y amenaza. Su mente ya no estaba completamente en control, los sentimientos de culpa y preocupación lo estaban ahogando.
— Necesita reposo, pero también apoyo emocional —el doctor continuó cautelosamente—. Ella necesita a alguien que le ayude a cargar con la presión que lleva encima, especialmente ahora que está embarazada. El estrés podría poner en riesgo tanto su salud como la del bebé.
El golpe fue tan fuerte que Nicolás apenas pudo asimilarlo. Sabía que esas palabras iban dirigidas a él. Su propia mente no lograba procesar lo que estaba sucediendo. ¿Cómo había llegado a este punto? Él había sido el causante de esa presión, de ese dolor.
Sin decir nada más, hizo un leve gesto, indicándole al doctor que podía retirarse, y se volvió hacia Emma. La miraba con una nueva sensación de vulnerabilidad, como si todo su mundo hubiera cambiado en un instante.
— Te juro que no voy a dejarte sola en esto… —le prometió en un susurro, con la voz rota por la culpa y el arrepentimiento—. Haré lo que sea para que te recuperes, Emma. Y cuidaré de ti, y de nuestro bebé.
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Mafia y Debilidad
Teen FictionUna chica que, lamentablemente, creció en un mundo de mierda. Al cumplir los 17, sus padres la metieron en un lugar de mala muerte. Ella pensaba que era lo peor que le podría haber pasado en la vida, pero el destino no tenía ese plan...Un chico de 2...