CAP 6

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Lágrimas, lágrimas salían de mis ojos. Estaba atrapada en un torbellino de emociones: nervios, preocupación, miedo. El peor sentimiento del mundo me envolvía, y me sentía completamente aterrorizada. Esto realmente era lo peor que podía sucederme. Mi mente se hundía en pensamientos oscuros cuando la puerta se abrió, revelando a una chica de mi estatura, con cabello rizado y pelirrojo. Parecía demasiado adorable para lo que yo sabía que estaba por suceder.

— Hola —dijo, con una sonrisa suave.

— H-hola —respondí tímidamente, mi voz quebrada por el llanto.

— No llores. No me gusta ver a la gente llorar, a menos que lo merezcan.

— Pienso lo mismo —dije, tratando de contener más lágrimas.

— De verdad... ¿sabías que matarían a mi hermano?

— No, no lo sabía, te lo juro —dije desesperada, sintiendo que mi garganta se cerraba.

— Entonces, ¿qué hacías ahí?

— Mis papás son los dueños...

— O sea que... ¿te prostituyen?

— ¿No eres muy joven para saber eso? —pregunté, un poco sorprendida.

— ¿Cuántos años tienes?

— Diecisiete... ¿y tú?

— Igual, así que si tú sabes de eso, ¿por qué yo no?

— Créeme, si fuera por mí, preferiría no saber nada de esto.

— ¿Tan mal es? —preguntó, su voz teñida de curiosidad y cierta empatía.

— Es peor de lo que imaginas. Veo cómo las mujeres son usadas como juguetes, y a mis padres no les importa nada, solo el dinero. Desde que me adoptaron, he vivido un infierno. El maltrato físico y mental ha sido constante. Aunque suene simple, es vivir en el mismísimo infierno, y ahora... moriré en manos del diablo.

— Mi hermano no es tan malo —dijo ella, como si intentara convencerme y convencerse a sí misma—. Y, sabes... te creo. Puedo ver en tus ojos por qué te llaman "La inocencia de la mafia".

— Nadie me llama así.

— Todos en la casa lo hacen —respondió, encogiéndose de hombros.

— Wow... me halagan, supongo. Pero de nada sirve si moriré.

— No morirás. Mi hermano investigará bien las cosas, por eso estás aquí. Créeme, si te fueran a matar, ya estarías muerta o en otra habitación.

— Pero... la chica que vino me dijo que me matarían.

— Es lo más probable —admitió, pero luego añadió rápidamente—. Pero sé que mi hermano investigará bien. Es cierto que parece el mismo diablo, pero respeta a las mujeres, y siempre se asegura de saber la verdad antes de hacer algo irreversible. Si eres inocente, no te hará nada.

Su confianza en las palabras de su hermano me dio una pequeña chispa de esperanza, pero la oscuridad de la situación seguía pesando demasiado en mi corazón. Estaba atrapada, y lo único que podía hacer era esperar.

La chica se quedó en silencio por un momento, observándome con una mezcla de curiosidad y compasión. Era difícil de creer que alguien como ella, tan joven y aparentemente dulce, estuviera tan familiarizada con este mundo oscuro y cruel. Pero su mirada tenía una dureza que solo alguien que ha visto demasiadas cosas a una edad temprana podría tener.

— Sé que es difícil confiar en alguien ahora —dijo, rompiendo el silencio—. Pero en este lugar, las cosas no siempre son lo que parecen. Mi hermano puede parecer aterrador, pero a veces sus métodos son necesarios para mantener el control. Este mundo es un caos, y la única manera de sobrevivir es siendo más fuerte que el caos.

— ¿Cómo puedes vivir así? —pregunté, casi sin darme cuenta. Mis pensamientos se convirtieron en palabras antes de que pudiera detenerme.

— No es como si tuviera otra opción —respondió con una sonrisa triste—. Nací en esto. Todo lo que sé, lo aprendí aquí. He visto cosas que nunca debería haber visto, y he vivido cosas que nunca debí de vivir pero al final del día... es la vida que me tocó.

Sentí un nudo en la garganta. Había pensado que mi vida era difícil, pero esta chica, con su apariencia inocente, había vivido cosas que yo ni siquiera podía imaginar.

— ¿Y tú? —preguntó, cambiando el tema rápidamente—. ¿Cómo terminaste aquí?

— Fue decisión de mis padres. Ellos controlan todo —dije, con la voz más firme de lo que esperaba—. Yo nunca quise estar aquí, ni involucrarme en esto. Solo quería escapar, pero cada vez que lo intentaba, me atrapaban. Mis padres... ellos me ven como una herramienta más para su negocio. No soy su hija, solo soy otra forma de ganar dinero.

— Eso suena horrible.

— Lo es. Pero lo peor de todo es que no tengo adónde ir. No tengo a nadie más.

— Tienes razón en algo —dijo ella, inclinándose un poco más cerca—. Este mundo no perdona a los débiles, ni a los inocentes. Pero a veces, los que parecen ser más vulnerables son los que pueden sorprenderte. No todo está perdido para ti.

— ¿Y qué se supone que haga? —pregunté, desesperada—. Si él decide que soy culpable, no importa lo que yo diga. Moriré de todos modos.

— Mi hermano no es estúpido —respondió ella—. Si realmente eres inocente, él lo sabrá. Lo importante es que no te dejes consumir por el miedo. En este mundo, el miedo es lo que te destruye más rápido que cualquier otra cosa.

Su determinación me impactó. Ella no era como yo. No estaba rota ni resignada. A pesar de todo lo que había visto, todavía tenía una especie de esperanza, o al menos una fe en que podía sobrevivir, incluso en el caos. Y de alguna manera, sus palabras comenzaron a calmar mi mente.

— Tal vez... tal vez tengas razón —dije en voz baja—. Pero es difícil no tener miedo cuando sientes que tu vida está a punto de terminar.

— Lo entiendo —respondió ella suavemente—. Pero hasta que eso suceda, hasta que te enfrentes a mi hermano, no te rindas. Todavía hay una oportunidad.

Me quedé callada, tratando de procesar lo que acababa de decirme. Mi situación seguía siendo aterradora, pero por primera vez en lo que parecía una eternidad, sentí un pequeño destello de esperanza. Aunque todo indicaba que el final estaba cerca, tal vez aún había una posibilidad, por pequeña que fuera, de salir con vida.



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