Capítulo 32

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- O sea que de un día para el otro tomaste tu equipaje, a mi hermana que apenas es mayor de edad y la trajiste a Los Ángeles para combatir una red de mafiosos para salvar a tu amigo de la infancia. ¿Sabes lo mal que suena eso? - preguntó Jenna perdiendo cada vez más la paciencia.

Después de que nos fueron a buscar a la estación de policía comenzamos nuestra explicación en un vasto café de la ciudad, que por ser las once de la noche estaba prácticamente desierto.

Cillian apoyó su mano en la espalda de Jenna para calmarla.

- No tengo toda la culpa de esto. - contestó Melvin, molesto de que toda la culpa recayera en él como si fuera un niño.

- Por supuesto que la tienes cuando eres el mayor en esta situación. Tienes quince años más que Beth, ¿A quien se le va a ocurrir tantas locuras más que a ti? - contestó tajante Cillian.

Negué, tomando responsabilidad.

- Melvin no me obligó a venir, yo acepté porque... - suspiré.

- No te preocupes - me interrumpió Melvin molesto - Por mas que digas lo que digas él va a estar convencido de que yo te secuestré o algo así.

Jenna detuvo una posible pelea- Por Dios lo que falta es que esta situación se convierta en una discusión de hermanos. Los hechos son hechos, y tú - me señaló - te fuiste de la ciudad sin permiso, dejaste la casa totalmente abandonada y te metiste con las leyes mientras me mentias, si papá y mamá se enteran van a ingresarte en una escuela para señoritas y luego van a matarme, eres mi jodida responsabilidad.

La idea de que mi papá, o peor aún, mi mamá se entere de que esto estaba pasando a sus espaldas era francamente aterradora

- Mientras tanto vamos a tomar un vuelo a Rhode Island y vamos a seguir discutiendo esto allá - habló Cillian.

Tomé aire y miré a Jenna.

- Lo único que quiero decir es que si acepté venir aquí es porque me enteré, de pura casualidad, que Chris estaba involucrado con la hija de esta familia peligrosa.

La cara de mi hermana cayó, y como si todo fuera parte de un guión de una película de Tarantino, la campana del café sonó y por ella entró Chris mirandonos confundidos. Bufé. Por supuesto que Jenna le había contado nuestra situación.

- Lo lamento, vine lo más rápido que pude.

Jenna ni le contestó simplemente lo miró a los ojos con incredulidad.

- ¿Que? ¿Ahora eres parte de la mafia norteamericana? - preguntó en tono entre burlón e indignado. La situación para ella era insólita. - ¿Qué más me perdí en dos miseras semanas en Europa?

- ¿Mafia norteamericana? - preguntó y sus ojos viajaron a nosotros - ¿Siguen con esa estupidez sobre la familia de mi novia?

- No se que prueba necesitas más que el hermano de tu novia queriendo escapar de la ciudad porque no quiere estar involucrado en las mierdas de su padre. - contestó Melvin.

La mirada de Chris se oscureció.

- Tendría que haberte estrangulado cuando trajiste a Beth hasta aquí por nada, pero ahora que por tu culpa estuvo presa tantas horas debería matarte, idiota. - dijo con voz molesta.

Melvin lo miró con incredulidad y se paró de la mesa, poniéndose pecho a pecho con Chris.

- Vamos, hazlo, muéstranos las habilidades de asesinato a sangre fría que seguramente te enseñó tu futuro suegro.

Estaban a punto de empezar una pelea hasta que Cillian se puso en medio de ellos y los separó.

- ¿Están mal de la cabeza? - preguntó enojado - ¿Creen que son dos niños? Hay cosas más importantes que jugar a las espadas chinas.

Chris se dirigió a Jenna - ¿No vas a hacer nada respecto a este sujeto? Está metiéndole ideas en la cabeza a tu hermana.

- Ya basta - pedí entre dientes. Todos me miraron. - Basta de hablar de mi como si fuera una pobre niña influenciada. Jenna, lamento lo que hice, ni siquiera sé por qué oculté esto, pero me hago responsable de haber llegado hasta aquí, si quieres decirle a mamá y papá está bien. Y Chris - lo miré, dolida - sigo pensando que los Ripley son oscuros, no sé si eso involucra a tu novia, así que tampoco culpes a Melvin de esas "ideas" que tengo.

Todos permanecieron en silencio, Chris se alejó de Melvin y Cillian y sus ojos quedaron sobre mí.

Jenna carraspeó - Bien. Suficiente de pelear. Vamos a un lugar donde pasar la noche y mañana tomaremos el primer avión a Rhode Island.

Me cruce de brazos mirando la taza de café vacía. Ya no había vuelta atrás.

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